viernes, 29 de abril de 2011

LA COSA (EL ENIGMA DE OTRO MUNDO) (1982)

Un grupo de investigación reunido en la Antártida descubre a un ser alienigena que ha sido accidentalmente liberado y es capaz de parasitar cualquier tipo de vida, siendo tremendamente mortal.
El equipo será presa del pánico y la sospecha que genera no saber si alguien está infectado por el parásito, entrando en desconfianzas continuas y locuras transitorias.
Desde el comienzo estamos sometidos a una atmósfera muy adversa e intrigante, ya que el filme es capaz de atraparte y llevarte a ese insólito paraje y convencernos de su singular situación, transmitiendo angustia y sospecha de todo y todos.
El aspecto más importante, en mi opinión, es que es una de esas películas que saben mejor una vez digeridas, no dándonos cuenta de su valía en el instante que la visionamos pero saboreándola horas después descubriendo su indiscutible magia en pantalla. Por lo tanto, una absorbente propuesta que emerge con más fuerza con el peso del tiempo y se sitúa como una pieza fundamental en el cine de ciencia-ficción de todos los tiempos.
El trabajo de Carpenter (sigue siendo su obra preferida) es estupendo, creando un clima muy enigmático y sobrecogedor, que además, está lleno de matices y detalles. La cosa que hace mención el titulo es dificilmente descriptible, adaptándose al cuerpo invadido creando nuevas formas de monstruosidad como si de un virus se tratase. Esa misma adaptabilidad convierte al monstruo alienigena en uno de los más terroríficos que se hayan proyectado en pantalla, produciendo cientos de futuros plagios y copias similares. 
El reparto está en equilibrio con la película, esencialmente nadie destaca por encima de nadie y el protagonismo se reparte bastante, pese a la pincelada de liderazgo por parte del personaje de Kurt Russell, que resulta necesario y convincente. El apartado musical ofrece un punto a favor dotándola de intensidad y calidad, acertando de pleno en cada plano y en cada secuencia (obra del maestro Morricone y no del propio Carpenter, como es costumbre).
En resumidas cuentas, una obra de culto que se agranda a medida que avanza el tiempo, como el buen vino.
El enigmático ser conquistando un nuevo cuerpo

Como nota negativa obligatoria para contrarrestar mi fascinación diría que a veces, esa confusión del equipo investigador se transforma en un peldaño para el espectador, ya que confunde en demasía la trama y distrae nuestros sentidos sobremanera. Un producto pues, para paladares entrenados y con ganas de probar cine de buena cosecha.

 

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