Desde el punto de vista del fan, todos agradecemos muchísimo que algunos coreanos amateurs, sin duda enamorados del manga original, pongan todos los medios a su alcance para trasladar a la pantalla Dragon Ball, aunque su obra quede irremediablemente restringida a un público ciego de fanatismo que cualquier cosa con pelo pincho y nube mágica les parece "digna".
En todo caso, visto que hay poquísimas adaptaciones, sube en el ránking al primer puesto, seguido de su antecesora taiwanesa y muy de lejos, ese engendro innombrable de hollywood que mejor no recordar por no vomitar (pero que pronto abordaré).
Por otro lado, y a nivel rigurosamente cinematográfico, no representa nada más que una cinta de serie Z (nunca mejor dicho) con cuatro cables y dos bocinas para tratar de explicarnos nada durante una insoportable sucesión de minutos que, ¡válgame Dios!, hemos conseguido aguantar. Escenas sin sentido ni criterio, sucesiones de saltos imposibles repetidos hasta el insulto y un reparto que sólo en los minutitos iniciales han sido mínimamente soportables (me quedo con ese cigarrillo de Pooar, ese pedete a la pobre tortuga y esos palillos imposibles que de inverosimiles son hasta graciosas).
Una pelicula que sólo encontró su lugar en determinados círculos coreanos y únicamente en VHS, por lo tanto, una joyita (si se me entiende) el tenerla en formato digital.
Al contener sólo el audio en coreano, y visto que nuestros conocimientos de dicho idioma están al mismo nivel que nuestro esperanto, nos lanzamos a la piscina y la vimos a pelo, sin subtitular ni nada,¿pa qué?
La acción transcurre al principio siguiendo las pautas del argumento original, ya se sabe, Gokuh es un niño salvaje que vive en las montañas de Paozu y que por casualidad se ve envuelto en la búsqueda de las bolas. Imaginamos que intenta comprender la saga de Pilaf, pero se permite varias licencias algo descabelladas.
El personaje de Gokuh está conseguido a medias; voz, pelo y algunas habilidades, pero resulta demasiado plomo cuando acumula 20 minutos de saltitos y acrobacias varias, vamos, un impresentable.
Yamcha y Pooar son tal vez los más bien realizados, dignísimos y graciosos. Son de lo mejorcito de la cinta, sin duda.
Kamesennin, un energúmeno y sobreactuado coreano con peluca de viejales que hará las bizarradas más extrañas del filme.
Bulma, en determinadas secuencias es exacta al manga, pero acusa muy poco protagonismo. Simplemente correcta.
Woolong, tal vez el momento más peculiar del metraje, cuando el señorito con las flores que amenaza el poblado se descubre como el depravado woolong, momentazo freak en toda regla.
Y por supuesto los malos. Un Pilaf casi irreconocible, una Mai que parece un power ranger de los que se transforman y algún que otro saiyan de por medio marca de la casa son en lineas generales la gentuza villana que puebla este filme.
No he corrido una maratón, pero cuentan que a partir del km 30, existe algo llamado "el muro", donde mente y cuerpo entran en una crisis que para superarla hay que tener una gran fuerza de voluntad. Más o menos he sentido eso pasados los primeros 30 minutos de peli y con más de 1 hora aún por delante, mi mente ha entrado en un estado de alarma ante lo que le estaba obligando a ver. Lo más notable y gracioso ya había pasado: Pooar saltando a lo saltimbanqui para caer en la mesa con un Ducados en la boca (impagable), casi ha sido lo mejor, también a destacar el maltrato continuo de Mutenroxi a la pobre tortuga (¿por qué?), a base de tortazos, patadas e incluso un pedo en plena cara después llevarle a cuestas; o los palillos largos como zancos con los que Goku quería cortar un pescado o la Kame House que era un trozo de cartón plano... Una vez hemos entrado en las repetitivas luchas de personaje contra malo con look de malo de PowerRanger y brincos sin ton ni son cámara adelante, cámara marcha atrás, o ver un coche volando gracias a una grua que se podía ver también cuando abría plano... la tortura ha ido creciendo de igual forma que ha ido decreciendo nuestro interés. Deleznable la escena de Kamesesin dando vueltas y más vueltas por el aire sin ningún sentido o su look con coletas. Sin embargo me quedo con el amable intento de fans incondicionales de Dragonball (y de los PowerRangers) para intentar plasmar con un presupuesto y recursos de risa, la obra maestra de Toriyama. Un producto para muy, muy fans con ganas de reírse un rato. Imprescindible verla acompañado para poder comentar escenas dignas de cine "Z", pues el abandono afrontándolo en solitario casi está asegurado. Siendo un poco objetivos, como película no vale nada.
ResponderEliminarNOTA: 3