Como postre de la noche nos vimos esta gamberrada japonesa totalmente gratuita y brutal. Aqui lo único que cuenta es el despróposito y la tortura extrema, sólo queda ver cómo superará la siguiente escena la salvajada de la anterior. Un argumento de parvulario y un desarrollo de enfermos sanguinarios, asi describiria Grotesque.
Un señor, muy atento él cuando quiere, secuestra a martillazos a una pareja de nobles pipiolos que acababan de salir de su primera cita, y se despiertan en sendas camillas atados y listos para ser masturbados para uso y disfruto del enajenado del martillo. Seria adecuado incidir en que él en persona masturba a ambos, uno en frente del otro, para excitarlos y asi, de paso, excitarse él....y no, no hay más preguntas, señoria !!!
El momento -squirting- de la japo (la pornostar Tsugumi Nagazawa) es apabullante, y la eyaculación del enamorado niponcito, a lo John Holmes en sus buenas horas. A partir de ahi, todo va a peor, comienza un supuesto juego tramposo al cual no tienen escapatoria, de cortar pezones, clavarte escrotos o colgarse collares de los dedos del otro. El titulo ya da en el clavo de lo que este filme proyecta, sólo eso, tortura grotesca.
Como buen mad doctor, sana a la pareja protagonista y se vuelve a cebar para prolongar su depravada diversión, pero esta vez, ya nada parece tener sentido.
Intestinos como cuerdas y degollaciones vampiricas son pequeñas pistas de lo que el que tenga suficiente coraje de seguir viéndola, acabará por degustar. Un ejercicio dantesco de tortura gratuita que hará que cambie el concepto de los japoneses y su propuesta de diversión. Todos los extremos son malos, señores.
Intestinos como cuerdas y degollaciones vampiricas son pequeñas pistas de lo que el que tenga suficiente coraje de seguir viéndola, acabará por degustar. Un ejercicio dantesco de tortura gratuita que hará que cambie el concepto de los japoneses y su propuesta de diversión. Todos los extremos son malos, señores.
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