Tae-sik es un hombre silencioso que lleva una vida anónima y oscura trabajando en su pequeña tienda de empeños, casi no tiene relación con nadie a excepción de una niña, vecina suya, que se va a su tienda de tanto en tanto para huir del panorama que tiene allí con una madre drogadicta. Será ésta la que intentando engañar a unos traficantes y tras robar un pequeño cargamento de droga, la esconda en una funda de cámara que empeña en la tienda de Tae-sik, y encienda la mecha de la acción. Con un inicio, que para mí, guarda bastantes paralelismos con la genial “Leon, el profesional”, con un hombre misterioso y solitario, una niña que vive con una situación familiar complicada y busca evadirse de ella y con el robo de droga a unos traficantes por parte de uno de sus padres. Luego asistiremos a un desarrollo mucho más cruel, duro y brutal que en la cinta de Luc Besson.
De igual manera, los traficantes no se quedarán cruzados de brazos y se lanzarán a recuperar la mercancia. Será tras la aparición de estos traficantes en su tienda, cuando empezaremos a descubrir más sobre el calmado Tae-sik (una interpretación espectacular del actor Won-Bin).
A partir de este momento no dejará de sorprendernos con un guión que irá desenvolviéndose con un ritmo trepidante y perfectamente ligado. La puesta en escena y el trabajo tras las cámaras son excepcionales, al nivel de las mejores producciones con que nos está deleitando el cine surcoreano.
Con geniales escenas tanto de lucha como de resolución de tramas (brutal ese maletero de coche abierto tras el accidente donde no vemos el contenido sino la transformación de la cara de Tae-sik). Y una media hora final espectacular, donde tendremos una lucha en una gran sala recordando a “Old boy” en aquella inolvidable lucha con un travelling lateral sin pausa del pasillo. Tras acabar de ver “The man from nowhere”, la sensación que me ha quedado es que me han tenido atrapado durante casi dos horas y que ha valido muchísimo la pena. 
No hay comentarios:
Publicar un comentario