miércoles, 6 de abril de 2011

DIES IRAE (1943)

Tras haber visto "Vampyr" y "La pasión de Juana de Arco", ambas comentadas aquí, le di continuidad a la filmografía de Carl Theodor Dreyer, viendo Dies Irae (el día de la ira), pues las dos anteriores me habían sorprendido e incluso entusiasmado la de Juana.
A pesar de las excelentes referencias de esta película y sin querer decir que no me gustara, he de confesar que no me llegó tanto como las anteriores, quizás porque aún tenía demasiado reciente la inolvidable huella que me dejó La pasión de Juana de Arco y tal vez por la lentitud en algunos tramos, el verla pasada la 1 de la mañana no fuera un acierto. Nos situamos en un pueblo de Dinamarca en el año 1623, en una época que con la denuncia de un par de personas "honorables" acusando a alguien de practicar la brujería ya era suficiente para proceder a la detención, interrogatorio y posterior cumplimiento de la sentencia si se consideraba culpable. El miedo y la vulnerabiliad de ser acusado ya fuera por envidia, recelo, venganza o cualquier otra razón carcomía a las mujeres de cualquier edad. Así arranca la historia, con la orden de detención de una anciana llamada Marta de Herlofs, la cual será interrogada por un jurado estilo la Santa Inquisición y posteriormente torturada hasta arrancarle una confesión (gran método para que todo quedara perfectamente regulado y poder echarla a la hoguera). El mismo párroco que dirige el jurado, el viejo Absalom, años atrás perdonó la vida a la madre de Ana a cambio de pactar que ésta se casara con él, aún siendo mucho más joven. Marte, conocedora de esto le amenaza con denunciar el hecho si no la perdona también, pues, según la ley, la hija de una bruja también debe morir en la hoguera. Absolom decidirá rapidamente que muera quemada sin que esta llegue a denunciarle, salvando su honor y cualquier posibilidad de que Ana acabara en la hoguera.
A partir de aquí, Absolom empezará a sentir remordimientos por entender que ha mentido a Dios en beneficio propio y esto empezará a hundirle en la tristeza. El hecho coincidirá con el regreso a casa de su hijo Martin, de una edad similar a la de Ana, enamorándose y empezando una relación prohibida con ella.
La culpa, el amor, el odio, el miedo, el fanatismo religioso o el mismo mal, serán los elementos sobre los que girará la historia con estos personajes y para más inri, la madre de Absolom, la vieja Meret, quien odia fuertemente a la joven Ana.










Grabada con largos planos sobre escenarios minimalistas y con un acertadísimo toque oscuro y triste, jugando con un magnífico trabajo de iluminación, los actores hacen un gran papel, especialmente el de Marta de Herlofs y Ana, sabiendo expresar todas estas emociones y crear una sensación de agobio y aprisionamiento. Se percibe el miedo a la denuncia, el miedo a lo prohibido, el miedo por mentir a Dios, el miedo a la muerte... sobretodo este último. Una película para amantes de un cine con toques Bergamianos, ya que el trato de estos temas nos puede recordar a sus películas. Una elección difícil, aunque no desaconsejable en absoluto.


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