En Crying Fist viviremos dos historias paralelas, por un lado la de Gang Tae Sik, quien fue medalla de plata de boxeo en los Juegos Asiáticos de Beijing 1990, pero han pasado 10 años desde entonces y tras perder casi todo lo que tenía por la deudas y las malas inversiones, se gana lo justo para sobrevivir prestándose como saco de arena humano en medio de la calle para todo aquel que quiera pegarle a cambio de un poco de dinero, en pleno proceso de divorcio y con un hijo, su vida se irá complicando cada día un poco más, sin que el futuro sea muy prometedor y llegando a rozar el patetismo en algún momento. Por otro lado tendremos a Sang Hwan, un joven hiperviolento (muy al estilo del personaje de Breathless), quien se dedica a trapichear y a ostiar a todo aquel que se entrometa en su camino. Tras cometer varios robos, en uno de ellos será atrapado y condenado a cumplir condena. Allí será un foco de conflictos, ya que no se cortará ni un pelo a la hora de pelearse con otros reclusos sin importarle nada (impactante la escena en que le arranca la oreja a otro). Será esta violencia y energía incontrolada lo que llamará la atención al entrenador de un grupo de boxeo de la cárcel y le obligarán a apuntarse. Por fin Sang Hwan encontrará un modo de canalizar toda esa rabia y como vía de escape para su día a día en prisión. En la ciudad se organiza un Campeonato de boxeo para encontrar nuevas promesas, Gang Tae Sik (interpretado magistralmente por Choi Min-sik, el protagonista de Oldboy), verá aquí la última oportunidad de volver a ser alguien y se lanzará a una cursa contrarreloj para ponerse en forma. De igual manera Sang Hwan se marcará ese torneo como el objetivo número uno de su vida. Una muy buena película que con el trasfondo casi siempre efectivo del boxeo y de las vidas rotas de muchos de sus protagonistas, juega bien sus cartas para entretener sin decaer en ningún momento con esta propuesta. Sobresale la actuación de Choi Min-sik, quien de nuevo sabe dar a su personaje una presencia en pantalla del todo creíble, de quien pudo ser una estrella en su momento, pero que ahora es un don nadie que malvive casi al borde de la indigencia. Las escenas de boxeo están perfectamente rodadas, tanto a nivel de cámara, con unos muy buenos juegos de cambio de plano para alternar diferentes combates, como por la verosimilitud de los mismos, nada de golpes que se quedan a un palmo de la cara de los actores, aquí se ostian y se dan de verdad. Mención especial por uno de los combates que está rodado entero sin cortes ni cambios de planos en uno de los entrenos, un acierto. El guión está bien enlazado y aunque en ciertos puntos se podía haber desarrollado algunos temas que solo se dejan entrever (la rivalidad con un antiguo candidato a haber ido a las Olimpiadas o la parte de las deudas), mantiene un buen pulso durante las más de 2 horas de película. Para todos los amantes del cine de boxeo, seguidores de este gran actor (Choi Min-sik) y todo aquel que busque una oportunidad de ver una historia con los típicos ingredientes del género, pero con ese buen toque asiático del que me reconozco fan.
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