sábado, 31 de marzo de 2012

PSICOSIS (1960)

El primer film de terror rodado por Alfred Hitchcock supuso un antes y un después en la historia del cine y dentro de su filmografía en concreto, pues para según qué personas (Jerry Lewis, por ejemplo), el cineasta británico fue demasiado lejos e incomodó a multitud de espectadores en su estreno.
Tras hacerse con los derechos anónimamente del libro "Psycho", de Robert Bloch, Hitchcock tenía muy claras sus intenciones: realizar una película de bajo presupuesto (ni un millón de dólares), con actores de TV ya conocidos (de su propia serie) y escatimando costes para rentabilizar al máximo su inversión.
La jugada le salió de maravilla y su recaudación superó con creces lo soñado por el londinense, además de lograr consolidarse como un clásico indiscutible del género, exprimido y estudiado al máximo hasta nuestros días.
En sí, sin dejarme llevar por su gloria preconcebida, trataré de ser ecuánime en mi juicio y volcar mis impresiones como si de una película desconocida se tratase, valorándola según mi experiencia con ella.
Marion Crane (Janet Leigh) es una joven y guapa trabajadora de Phoenix que no está viviendo su vida como a ella le gustaría, viéndose a escondidas con Sam a la hora del almuerzo y estancada sin remedio en su cotidianidad.
Un viernes, su jefe le encarga hacer el ingreso bancario de 40.000 atrayentes dólares, lo que despierta en ella el ansia de cambiar de vida y acaba por escaparse con el dinero en busca de Sam. En su trayecto de huida termina hospedándose en un recóndito motel de carretera para cobijarse de la lluvia que le impide conducir en condiciones. Lo que no se esperaba Marion, es que Norman Bates (Anthony Perkins en el papel de su vida), un joven taxidermista que regenta el lugar junto con su madre, acabará convirtiendo su estancia en la peor de sus pesadillas. Posteriormente, un detective privado contratado por sus preocupados allegados "disfrutarán" de las comodidades del hospicio de los Bates, aunque de maneras bien distintas.
Lo que a primera vista parecía un simple film en el amplio grueso del género, acabó por ofrecer una calidad muy superior en todos sus apartados, obligándonos a crear un punto y aparte en ella y dedicándole mucha más atención de la que a priori, cabría esperar. Si bien es cierto que Hitchcock la concibió en blanco y negro para evitar truculencia desmesurada (en color hubiese sido muy gore), el film sigue estando por debajo del nivel de violencia y pornografía visual que describía la novela original, mucho más macabra y horrenda (por ejemplo, en la ducha, ruedan cabezas), lo que incita a pensar que se vio inevitablemente afectada por las condiciones morales de una época.


El ejercicio psicológico del maestro aquí es brutal, dibujando un personaje inicial (que no central) repleto de contrastados detalles visuales casi imperceptibles (Marion lleva la ropa interior blanca de entrada, pero se vuelve negra cuando ha manchado sus manos con el robo) y comportamientos intrigantes, como el escasísimo pestañeo mientras escapa en su coche (aumentando la sensación de extrema preocupación y atención a su alrededor) o incluso los nerviosos movimientos de Norman, claros e incómodos efectos de un psicótico estrés traumático aún sin desvelar.
Su sencillez en el seguimiento de la historia es un arma de doble filo para el espectador, pues consigue encaminarnos a todos como ovejitas hasta esa ducha donde Marion, acompañada del frenético sonido de viento de Bernard Hermann, es acuchillada en la que quizás, sea la escena de terror por excelencia en la historia de este arte.
El sujeto inestable propietario del solitario motel, Norman, pasa de ser un viejo, gordo y calvo en la novela de Bloch a un muchacho atento y servicial (e incluso bien parecido, según se mire) en el film, lo que aumenta nuestra sensación de incredulidad ante los horribles acontecimientos que luego suceden y nos incita a controlar nuestros prejuicios.
Una vez enfocada la trama en su vertiente más "psicópata"(cuando ya se nos desvela algún que otro asesinato), nos vemos atrapados en su atmósfera de tensión, de una precisión y exquisitez como en pocas ocasiones se ha logrado filmar, llevándonos exactamente donde quiere Hitchcock hasta hacernos sentir verdaderos escalofríos internos, olvidándonos de fechas, épocas o actores. Sobrepasa el tiempo y se adueña de nuestros temores, y por esa razón, merece tanto reconocimiento histórico.
Sus fotogramas no tienen desperdicio alguno, desde el mítico "momento ducha" asesinando a Janet Leigh (la madre de Jamie Lee Curtis, por cierto, otra musa del terror, pero esta vez de los ochenta), pasando por las conversaciones de Norman con su malhumorada progenitora o con el detective, hasta el momento final, con esa silla girando enseñándonos a la madre oculta, sin duda, muchos puntos álgidos del mundo del cine.


Por contra, y entendiendo que no son más que pequeñeces en comparación con sus aciertos, hay algunos detalles menos propicios, como el innecesario discurso final del psiquiatra (explicándonos todo lo que hemos visto y neutralizando definitivamente cualquier interpretación del espectador), lo rápido que vemos lo qué sucede en realidad dentro de la casa (antes incluso de que hablen con el sheriff) o el momento final en el sótano, pecando de cierta precipitación y falta de intensidad interpretativa.
Sin duda, ese último discurso formaba parte de las condiciones comerciales de la época (aunque elocuentes, me sobran esas aclaraciones) y seguro que la teatralidad en alguna función del film está así concebida adrede, pero que resultaron pequeñas piedras en el camino de un visionado, que aunque increíble, también tuvo sus diminutos inconvenientes.
Psicosis significó la última película en blanco y negro del espléndido cineasta inglés (cada vez me gusta más este señor), y tal vez, su obra más rentable a la vez que conocida. Uno de esos extraños films que la gran mayoría de personas conoce o sabe de su existencia, pero que no se han sentado a degustarla con la atención que merece.


Nominada a 4 estatuillas en 1960 (director, actriz secundaria, fotografía y dirección artística), no recibió en su día más gloria de la que los académicos de aquellos tiempos supieron digerir, pues se adelantó a su época en muchos aspectos, por el bien del cine.
Su secuela "Psicosis 2: El regreso de Norman Bates" 23 años después,  parece que aún guarda cierto interés que pronto destaparé (ando detrás de ese DVD), hecho que desgraciadamente no prometen poder ofrecernos ni su tercera ni su cuarta parte, sin hablar del calco irrespetuoso que realizara Gus Van Sant en 1998, del todo intolerable.
Así pues, ahí va una delicatessen terrorífica para gourmets, un plato exquisito que consigue agradar unánimemente a público y crítica, y eso, como ya sabéis, nunca es tarea fácil.
Por cierto, y de manera anecdótica me gustaría apuntar que en realidad existe un hospedaje de similares características cerca del lugar, llamado MOTEL BATES y con un muchacho en la puerta igual de amable (que también tiene madre, seguro), así que si andáis cerca, ya sabéis....

viernes, 30 de marzo de 2012

BATMAN: LA PELÍCULA (1966)

Muchos ya nos estamos frotando las manos a medida que se acerca el mes de julio de este año, que será cuando se estrene El caballero oscuro: la leyenda renace, la película que debe cerrar la más que notable trilogía junto a Batman begins (2005) y El caballero oscuro (2008), dirigidas por un inspirado Chris Nolan y en las que Christian Bale da vida a Bruce Wayne y a su alter ego Batman. Una saga que ha sabido hacer renacer el interés por el mítico Super-héroe creado por Bob Kane para la editorial de cómics DC, después de que a mediados de los 90 tocara fondo por culpa de las dos bochornosas entregas dirigidas por el nefasto Joel Schumacher: Batman forever (1995) y Batman & Robin (1997). Fueron malos momentos, un auténtico insulto, un despropósito mayúsculo para todo seguidor del enmascarado y para el público en general, con un look vidioclipero molesto a más no poder, unos guiones penosos y unos trajes que daban vergüenza ajena (¿quién no recuerda con dolor esas armaduras de Batman y Robin con los pezones marcados?). Tampoco se puede decir que los actores que tuvieron la "fortuna" de encarnar a Batman en estas dos películas fueran nada destacable, George Clooney, que por aquel entonces explotaba su faceta de guapetón, y un Val Kilmer que como actor nunca ha sido nada del otro mundo. Tuvieron tan mala acogida por parte del público, la crítica, y lo que es más importante, la taquilla, que acabó significando un parón importante de casi una década en la franquicia. Anteriormente fue Tim Burton el encargado de llevar a buen puerto el proyecto de rodar con actores reales nuevas aventuras de Batman, dirigió dos buenos films en los que destacan su toque personal oscuro y gótico, y una más que interesante historia y ambientación tanto en Batman (1989) como en Batman vuelve (1992); en ambas ocasiones el encargado de ponerse el traje de murciélago fue un correcto todo y que inexpresivo Michael Keaton. Pero aunque muchos piensen que este es el inicio de las andaduras cinematográficas de este personaje, si retrocedemos bastante en el tiempo y nos situamos en el lejano 1966... señoras y señores... niños y niñas... con todos ustedes Adam West como Batman y Burt Ward como Robin!!! En aquel año se empezó a rodar una serie de televisión que estuvo en antena durante 2 años de forma semanal, y que se convirtió en todo un referente, una serie de culto para muchos de nosotros que la vimos en nuestra infancia, y con la que disfrutamos a pesar de su inocencia y toque naif (hay que tener en cuenta que se trataba de una serie que se emitía en horario infantil y que nos encontramos a mitad de los 60).

Escena para la leyenda, el ataque del tiburón y los sprays repelentes de animales marinos...
No cojamos un taxi, llegaremos antes corriendo... con ese falso fondo tras ellos...
Ese mismo año se rodó una película de la que yo personalmente esperaba que siguiera el mismo tono de la serie siendo simplemente un "episodio" largo. Pero tras lo visto en la sesión doble del Phenomena Grindhouse de este pasado miércoles, ofrece mucho más de lo previsto, siendo todo un sorpresón. Si bien el inicio es más o menos serio, en linea con la serie de televisión: en la que nos plantean el secuestro del yate de un millonario por parte de una alianza de los archienemigos de Batman (o sea, el Joker, el Pingüino, Enigma y la sensual Catwoman), buscando agenciarse un nuevo dispositivo que permite deshidratar a las personas y que transporta en su bodega. Como no podía ser de otra forma el dúo fantástico formado por Batman y Robin se prestan al rescate y desde el Bat-helicóptero pretenden subir al barco... y entonces empieza a obrarse la magia... la película se convierte en una auto parodia de la propia serie, en la que actores, guionistas y productores no dudan ni un instante en reírse de todos los clichés presentes en la serie y que son su marca de la casa... empezando por la Bat-escalera de cuerda que en el último peldaño lleva colgado un cartelito en el que se puede leer "bat-escalera" (por si había alguna duda, riéndose del etiquetado presente en todos los gadgets de la Bat-Cueva), a la aparición del tiburón que se aferra a la pierna de un Batman que decide defenderse a mamporro limpio, al más puro estilo de Bud Spencer, todo el público del Cine Urgel explotó en una carcajada conjunta y que a lo largo de la proyección se repitió en múltiples ocasiones... y más cuando hace su aparición el spray repelente de tiburones.

Quizás la mejor escena de la historia de Batman...
Los villanos...
El argumento en sí durante el film es simple, no es otro que el intento de los villanos de deshacerse de Batman y por parte de éste, el intentar detenerlos y recuperar el invento, no hay más. Pero esto es lo de menos, lo mejor es lo amena que se hizo gracias a los múltiples gags que se iban sucediendo una y otra vez: desde los acertijos sin pies ni cabezas e imposibles de resolver  planteados por Enigma, resueltos de forma inmediata y sin ninguna duda por Robin (se notaba que les costaba aguantarse la risa a los propios actores en algunos momentos); o el submarino usado por los villanos con forma de pingüino y propulsado con unas patas que se movían como el típico juguete de niños; el uso de un gato minúsculo para enviar mensajes vía morse por parte de Catwoman mientras Bruce Wayne se la intentaba camelar; el bloqueador de torpedos al que se le acaban las pilas; unos delfines que se sacrifican interceptando torpedos para que nuestros héroes puedan salvarse ("Qué nobleza casi humana la de los delfines. Fue noble por parte del animal interponerse al paso del último torpedo. Dio su vida por la nuestra.") o la escena de Batman intentando deshacerse sin éxito de una bomba ("Hay días en que uno no puede deshacerse de una bomba".... jajajaja), momento de humor absurdo que habría firmado sin ninguna duda el mejor Leslie Nielsen en alguna de sus entregas de Agárralo como puedas... y estos son solo algunos de esos momentos desternillantes que nos regala esta gran película.
Otro punto del que se cachondean es el de las tan obvias y típicas lecciones morales que se daban en las películas, con frases como la que suelta Batman al entrar en una taberna del puerto: "Puede que sean borrachos Robin, pero también son seres humanos..." o cuando sueltan la tópica frase de "Que sirva de lección ante el peligro de jugar con las leyes de la Madre Naturaleza.". Sin palabras...

Se siente Bruce... este será un polvo pendiente toda tu vida...
También hay que destacar que al tratarse de una película se le da más cancha a la vertiente erótico-sexual, siendo Bruce Wayne quien tiene algunas escenas y diálogos subidos de tono en su intento de ligarse a un bellezón ruso, que en varias escenas pone "a tono" a nuestro super-héroe que aquí se muestra más humano que nunca... lo mejor es la cara que se le queda cuando descubre que es Catwoman disfrazada como rusa y que esto va a quedar como polvo pendiente no resuelto... el mejor momento de Adam West!!!


Míticas estas escaladas con las cuerdas tensando las capas para que parezca real...
Durante la película también eché de menos en las escenas de peleas las típicas onomatopeyas dibujadas sobre los fotogramas, y cuando parecía que esto iba a quedar como punto negativo, en la pelea final sobre la cubierta del submarino aparecieron para el deleite del público (una escena en la que el fondo del cielo estaba pintado y se notaban las maderas de la estructura que había detrás de la tela, un poco como cuando Jim Carrey llega al final del decorado de la película El Show de Truman... pues igual pero más cutre...). O la típica escalada con cuerdas por la pared de un edificio, que hace su aparición en la escena final y que sirve para completar el círculo, cuando de forma totalmente innecesaria y gratuita deciden bajar por la ventana en vez de salir tranquilmanente por la puerta...
Una película que vivimos en un ambiente inmejorable y que recomiendo ver con amigos, con ganas de echarse unas risas y divertirse de lo lindo, pues todo lo que tiene de "cutre" lo suple de sobra con un humor irreverente. Seguro que no os defrauda, una joya que merece ser descubierta y valorada en su justa medida.


jueves, 29 de marzo de 2012

PHENOMENA GRINDHOUSE: BATMAN + ASALTO EN LA COMISARIO DEL DISTRITO 13

CLICKAR EN LA IMAGEN PARA IR AL HILO DE LA SESIÓN DEL PHENOMENA
Aun con el recuerdo de la gran acogida que tuvo la sesión de Los Goonies y La Princesa Prometida, sobrepasando incluso las previsiones más optimistas de sus organizadores y batiendo todos los récords en la corta pero intensa trayectoria del Phenomena, todos esperaban con ganas la siguiente sesión doble en el Cine Urgel. Tal fue la avalancha de peticiones y la demanda de entradas, que finalmente se llegaron a hacer 3 pases y cuyas entradas volaban en horas para desesperación de los que no estuvieron al tanto (ojo, que estamos hablando de vender más de 1800 entradas por sesión en cosa de horas, muchos cines pagarían por ello... dejando bien claro que esto es lo que el público demanda). Anoche le tocó el turno a una de esas sesiones de cine trash, pura serie B con las que el  Phenomena Grindhouse nos deleita, y la gamberrada fue mayúscula con dos títulos que no dejaron indiferente a nadie. Por un lado el Batman más descabellado, canalla e irreverente que un servidor haya tenido ocasión de ver; y por otro un título de la mano de un maestro como John Carpenter y que supuso un interesante contrapunto a la anterior con Asalto en la comisaría del distrito 13. La próxima cita será el 22 de abril a las 17h con el estreno del Little Phenomena, que abre un nuevo frente dentro del sello Phenomena, con la intención de promover sesiones familiares rescatando esas sesiones dobles del domingo por la tarde, para que puedan asistir los más pequeños de la casa (con descuentos para los menores de 12 años). Las películas en estos casos se proyectarán dobladas. En la primera contará con dos títulos emblemáticos de nuestra tierna infancia: El secreto de la pirámide donde podremos ver los primeros pasos dados por un jovencísimo Sherlock Holmes y su inseparable Watson, y a continuación Howard, un nuevo héroe, una producción de George Lucas que fracasó estrepitosamente tanto en taquilla como ante la crítica, que no dudó en dejarla por los suelos, pero que guarda un encanto innegable y que el paso del tiempo ha hecho de ella una pequeña película de culto difícil de conseguir, pues si no me equivoco no se ha llegado a editar en formato digital en nuestro país. Animaros a ir con vuestros hijos y que puedan descubrir los títulos que sus padres vieron de pequeños... yo porqué mi niña tiene 2 años, que si no allí estábamos todos...


Abril será un mes de mucha actividad en el cine Urgel y el viernes día 27 habrá otra oportunidad para los que busquen revivir películas emblemáticas, en esta ocasión será con una de las obras de los hermanos Zucker que más nos hicieron reír en los 80 con un humor absurdo: Aterriza como puedas. El otro título que la acompañará será nada más ni nada menos que Grease, para deleite de todos y todas los amantes de los musicales y del amigo Travolta...
Las entradas pueden comprarse por Servicaixa o por Atrapalo... Ya sabéis, a reservarse esas fechas y todos al cine. No vemos!!!

PHENOMENA (28-3-2012): BATMAN + ASALTO EN LA COMISARIO DEL DISTRITO 13

Ayer por fin después de no poder asistir a ninguna de las tres sesiones de Los Gonnies + La Princesa Prometida, me quité la espina y fuimos a la sesión Grindhouse que nos prepararon Nacho y su equipo, y que acabó superando con creces todo lo que me esperaba. La sesión era numerada y eso permitió que la gente se lo tomara con calma, evitando aglomeraciones y colas kilométricas como en otras ocasiones, además el hecho que coincidiera con una noche de fútbol, quizás hizo que la afluencia de público fuera menor y los que nos reunimos en el Cine Urgel estuvimos muy cómodos. La tarde-noche arrancó con Nacho agradeciendo la presencia del público y avanzando una maratón de cine que está prevista que coincida con el Salón del Cómic de Barcelona (el próximo mes de mayo), y en el que se proyectarán tres grandes títulos de la ciencia ficción: Matrix + Almas de metalHardware, programado para matar, promete ser una de esas sesiones históricas y cruzo los dedos para no faltar a la cita. También comentó que se seguirá apostando por el género musical, pues en breve tendrá lugar la sesión doble de Aterriza como puedas + Grease, y un título tan emblemático como The Wall de Pink Floyd, también tendrá cabida aquí en futuras fechas (genial). Unos pequeños problemas técnicos con los lectores de entradas y que al inicio de la proyección la imagen de algún fotograma apareciera boca, abajo obligaron a retrasar un poco el inicio de la sesión; pudimos ver tráilers de los más brutales que recuerdo (por cierto, Nacho en un gesto que le honra nos pidió disculpas a todos y para la siguiente sesión todos los presentes vamos a tener un descuento en la entrada, si es que tratando así al público, ¿quien se atreve a perderse una sesión?). El primero de ellos Los cuatro del apocalipsis de Fulci del 1975, un spaghetti western con todos los peores ingredientes del género, que en poco más 3 minutos y medio arrancó risas en toda la sala. Con un protagonista llamado Chaco con un look plagiando a Sandokan y unos compañeros de reparto (un pistolero, un borracho, una puta barata y un negro loco) que prometían escenas bizarras a lo largo de su metraje. Para que os hagáis una leve idea de lo que estamos hablando, os dejo aquí el tráiler para que lo "disfrutéis"...
  
 

A continuación vino otro título, que tras verlo os prometo que costaba entender de que iba semejante bodrio italiano,otra perla que no se puede dejar escapar para todo amante del cine más trash: El visitante del más allá del año 1979, y que sorprende porque entre su reparto contó con figuras tan emblemáticas como unos veteranísimos John Huston o Sam Peckinpah, que no sé que hacen aquí, ver para creer!!!


 
El tercero fue todo un clásico de mi infancia, Saturno 3 una película que me aterrorizó durante mucho tiempo y que tras ver el tráiler creo que debo recuperar de mi dvdteca y volver a verla para comprobar si el robot protagonista era tan malvado como yo recuerdo. Lo que me sorprendió fue ver que entre su reparto contaba con todo Kirk DouglasHarvey Keitel y una Farrah Fawcett vestida para matar, y que en el año 1979 tuvo 3 nominaciones a los Premios Razzie, incluyendo la de peor película, está decidido, la voy a recuperar en breve y os cuento... 



Después de estos suculentos tráilers, pasamos a la primera película de la noche y que acabó siendo toda una sorpresa, positivamente hablando: Batman de 1966, de la que a priori me había hecho la idea que iba a ser simplemente un episodio largo siguiendo la misma linea argumental de la serie del mismo año, que tuvimos la oportunidad de ver hace unos años por televisión. Sin embargo se reveló como mucho más, una genial autoparodia de sí misma, en la que los actores se reían de todos los clichés típicos de la serie, desde el etiquetado de todos los aparatos del laboratorio de la Bat-Cueva (llegando a etiquetar incluso la Bat-escalera de cuerda, genial), al descifrado por parte de Robin de unos enigmas sin pies ni cabeza sin dudarlo ni un momento (y que arrancó las risas de todos los presentes), escenas un poco subidas de tono donde pudimos ver a un Bruce Wayne más interesado en las mujeres que otra cosa (en la serie esto quedaba descartado) o escenas para el recuerdo como la del tiburón y del repelente para escualos, o cuando Batman corretea por el puerto con una bomba con la mecha encendida y de la que no se puede deshacer por mucho que lo intenta, puro humor absurdo digno del mejor Leslie Nielsen en alguna de las entregas de Agárralo como puedas. Risas continuas, carcajadas a destajo entre todo el público para una obra que se hizo muy llevadera gracias a este tono divertido tan acertado.
Con el cartel de la próxima sesión de fondo...
El segundo plato ya iba por otros derroteros, con todo un John Carpenter en la dirección, en el que fue su segundo film sabíamos que no iba a haber lugar para delicadezas, demostrando claramente su capacidad de crear desde bien joven un título dificilmente clasificable, pero inquietante, terrorífico, a la vez que jugando con ciertos toques humorísticos en algunos de sus diálogos (no olvidaré ese "¿Alguien tiene un cigarrillo?"). Nunca había visto Asalto en la comisaría del distrito 13, por lo que para mí fue todo un descubrimiento que supo ponerme en tensión a la vez que desconcertarme con su planteamineto tan atrevido y desquiciado. Un final de sesión perfecto para una noche memorable, felicitar desde aquí a la organización por haber sabido combinar con tanto acierto dos títulos tan dispares, pero que cuajaron perfectamente. A continuación os dejo las críticas de las películas que vimos, haced un click sobre las carátulas para verlas (de momento la de Batman ya está lista y en breve podréis acceder a la de Carpenter).



martes, 27 de marzo de 2012

EL EXTRAÑO (EL EXTRANJERO) (1946)

Situados una vez acabada La Segunda Guerra Mundial, la comisión de crímenes de la guerra está tras la pista de uno de los nombres claves que idearon el genocidio perpetrado en los campos de exterminio nazis, sin embargo no hay ninguna pista para averiguar el paradero actual de Franz Kindler, quien de forma muy inteligente supo borrar toda pista que pudiera relacionarle con estos hechos y tras la caída del Tercer Reich, sigue en paradero desconocido. De la mano de Wilson (Edward G. Robinson), uno de los agentes de la comisión, deciden poner en marcha un plan desesperado como último recurso para intentar encontrarle: liberar a otro criminal nazi con la esperanza que éste acabe por contactar con su antiguo jefe y así poder detenerle y juzgarle como se merece. De esta forma liberan a Maineken y le siguen la pista primero desde Europa hasta Sudamérica, donde se desplaza para conseguir la dirección actual de Kindler y posteriormente a los Estados Unidos, donde pretende poderle transmitir un mensaje del Alto Mando Alemán (aunque esto no me convenció, al no tener demasiado sentido al ya haber sido derrotados por los aliados). Su llegada a la pequeña ciudad de Harper pone en alerta tanto a su perseguidor como al buscadísimo Kindler, quien no tarda en intuir lo que parece un astuto plan para capturarle y no duda en deshacerse de la única persona que podría identificarle. A partir de este instante empieza un juego del gato y el ratón, donde Kindler busca de forma desesperada permanecer en el anonimato, mientras que Wilson apura sus opciones de desenmascararlo de entre toda una serie de respetados ciudadanos. No voy a ser yo quien descubra las virtudes de todo un Orson Welles, quien tanto en el plano actoral como en el de la dirección fue un monstruo, dejándonos toda una serie de obras que ya forman parte de la leyenda del cine. Títulos emblemáticos como Ciudadano Kane, Sed de mal, El cuarto mandamiento o El proceso, por citar algunas, deberían ser citas ineludibles para todo aquel cinéfilo que se precie.
Pero todo genio tiene sus obras menores, y la que tenemos hoy entre manos sin duda lo es; todo y tratarse de una más que correcta película, notable en algunos de sus aspectos, en otros no es todo lo redonda que se presumía en un inicio y eso ha hecho que se me haya quedado un tanto corta de lo que esperaba de ella. Su arranque es muy prometedor, con la liberación de Maineken y toda una serie de planos en los que se juega con las sombras o ciertos obstáculos que no nos permiten ver la cara de Wilson, encarnado magníficamente por un Edward G. Robinson que siempre fue una garantía en todo tipo de papeles, y del que solo vemos la pipa que fuma (esto promete...). La intriga inicial muy bien llevada en su tercio inicial sabe generar tensión (la escena del bosque, por ejemplo), pero poco a poco va perdiendo fuelle y diluyéndose por culpa de un guión que presenta algunas lagunas que la acaban por lastrar en su desarrollo y resolución (la manía de arreglar relojes sobra, siendo demasiado evidente y simple). El propio Welles siempre renegó de esta obra catalogándola como su peor película, por un lado comentando que no puso demasiadas ganas en su elaboración (se desentendió del todo del guión, que acaba siendo lo principal en una película y el apartado más flojo aquí), así como una queja hacia el montaje final que presentó la productora en el que según decía se habían eliminado escenas claves para entender su desarrollo.




Quizás sea verdad, pero lo que está claro es que si nos ponemos a sacar punta al lápiz y uno se detiene a pensar detenidamente todo lo que va ocurriendo, ve que algunos hechos se suceden sin demasiada lógica o congruencia con lo acontecido anteriormente. ¿Faltan escenas que nos harían cambiar esta percepción? Quien lo sabe, la única realidad es la edición en DVD no contiene ningún extra de "escenas eliminadas" o alguna mención a todo ello, cosa nada sorprendente, pues ya estamos más que acostumbrados a ediciones no sencillas, sino muy pobres en cuanto a sus contenidos adicionales. Por todo ello me sorprende enormemente su nominación a los Oscar en el apartado de mejor guión...
A pesar de todo lo comentado hasta ahora, ni que decir que la película tiene sus aciertos y virtudes, por lo que acaba siendo un más que correcto entretenimiento, se nota que quien está detrás de las cámaras es un artista, desganado tal vez en esta ocasión, pero deja claras muestras de su clase con un buen uso de la cámara, unos picados y contrapicados en la torre del reloj notables, y algunos buenos diálogos como el de la cena o ciertos momentos que saben crear expectación y tensión en el espectador.


Por otro lado los actores están francamente bien, además de Edward G. Robinson, el propio Orson Welles sabe darle la réplica con una actuación que sí está a la altura de su capacidad, haciendo que los momentos que comparten en pantalla estén logrados, aunque uno se da cuenta de que se podía haber sacado mucho más de su duelo.
La temática de la película debe verse como una consecuencia lógica y oportunista del fin de la guerra y el inicio de los Juicios de Nurenberg, en el que los responsables de la barbarie nazi fueron llevados ante los tribunales para responder de sus actos. Así pues es fácilmente entendible que la RKO decidiera encargar este trabajo a Welles, sabedores que todo y siendo un proyecto de bajo presupuesto, el público iba a estar receptivo a films que dieran caña a los nazis con la persecución de los que habían logrado huir de la justicia.
Siendo un título que no está a la altura de su director, sirve perfectamente como una buena distracción, pues sus escuetos 90 minutos no permiten que se nos llegue a hacer larga en ningún momento. Una lástima que Welles no pusiera aquí todo su empeño, pues seguro que habríamos tenido entre manos otra gran obra que sumar a su larga lista.

sábado, 24 de marzo de 2012

NADIE PUEDE VENCERME (1949)

Stoker Thompson (un inspirado Robert Ryan) es un boxeador mediocre que ya ha rebasado los 35 años, como muchos otros siempre pensó que el siguiente combate sería el que le permitiría llegar a lo más alto, sin embargo los años han ido pasando con más pena que gloria, se acerca el final de su carrera y esos planes cada vez quedan más en el pasado, como uno más de esos sueños nunca alcanzados. Lo único que busca ahora es ir ganando algún combate para solventar su precaria situación económica junto a su mujer. Peleando para satisfacción de un público ávido de sangre y emociones fuertes en un triste cuchitril donde se ofrecen tanto espectáculos de boxeo entre púgiles más o menos desconocidos, como algunas veladas en que estos son sustituidos por los aún más lamentables combates de lucha libre. Tan clara es su decadencia, que su propio mánager Tiny, decide pactar a sus espaldas con Little Boy, un mafioso que está intentando lanzar la carrera de Tiger Nelson, un joven prometedor que necesita ganar unos cuantos combates seguidos para empezar a hacerse un nombre dentro de este mundillo, y de paso asegurarse el resultado en las apuestas y sacar una buena tajada. El único problema en este sencillo plan es la cabezonería de Stoker, que si algo tiene es una decisión y profesionalidad fuera de toda duda y al que sería complicado hacer que aceptara amañar el combate.


Convencido de que su estado de forma no le permitirá plantar cara al joven Nelson, su mánager decide no decirle nada confiando que las cosas sigan el curso normal que todo el mundo prevé, pero Stoker ha marcado este combate como una de sus últimas oportunidades, después de que incluso su mujer Julie se haya opuesto abiertamente a que siga boxeando. Con una duración de tan solo 72 minutos, esta película nos muestra en tiempo real poco más de una hora de una velada pugilística en la que nos sumergimos en los entresijos que rodeaban el boxeo a mediados de los años 40. La ambientación es excelente, alejándose del "glamour" presente en el boxeo actual o en otros títulos más modernos alrededor de este deporte. Por su parte Nadie puede vencerme desnuda la realidad de tantísimos boxeadores anónimos que peleaban por unos míseros dólares sin falsearla intentando mostrar como en tantas otras ocasiones una realidad idealizada donde el sueño americano prevalece; a la vez que deja bien patente la corrupción existente con amaños y tongos convenidos por mánagers sin escrúpulos que vendían a sus boxeadores a cambio de sacar un porcentage de los beneficios de las apuestas, así como de mafiosos que no dudaban en aprovecharse o amenazar a quien hiciera falta con tal de salirse con la suya.



Por delante nuestro desfila toda una suerte de púgiles de segunda que llevan la palabra "perdedor" marcada a fuego o personajes claramente marginales (como el ayudante del rincón de Stoker, un tipo desagradable a la vista, a la vez que una alimaña cobarde) que solo se pueden entender en un ambiente como el del boxeo de segunda fila.
El hecho que comentaba que la película muestre en tiempo real desde los prolegómenos de la pelea de Stoker hasta la finalización de la misma, otorga un gran ritmo y credibilidad de unas imágenes que trasmiten mucha fuerza, desde las geniales escenas en el vestuario (más destartalado imposible), donde vemos prepararse a los siguientes que deben subir al ring como los que llegan hechos trizas tras acabar el suyo; o esos personajes del público que piden sangre a gritos, con unos cuantos ejemplos del tipo de calaña que se daba cita en esos locales (el ciego que con cara de sádico escucha como su amigo le describe el sufrimiento de uno u otro y los golpes que reciben, la mujer que exige más violencia y que el árbitro no se meta, el tipo que gesticula imitando los golpes de los púgiles con cara de emoción o el gordo que solo hace que engullir mientras se mete con ambos rivales...).
Las imágenes están muy cuidadas (gran fotografía y uso del blanco y negro), tanto en las escenas de lucha como en el resto de metraje, destacando el travelling inicial en el que la cámara viaja desde el piso de nuestro protagonista hasta la puerta del local de boxeo, o las finales con el estadio ya vacío y esa música estridente de fondo. Si a todo esto le unimos un guión solvente con unos buenos toques de cine negro para ganar interés, como resultado tenemos un perfecto entretenimiento del mejor cine clásico que uno pueda rescatar de un dvdteca. Una ocasión perfecta para todos los amantes del cine de boxeo o del buen cine, sin más, para descubrir uno de los mejores títulos del género de la mano de Robert Wise, y que demuestra que en esa época se realizaban grandes obras con presupuestos muy ajustados (como han cambiado las cosas hoy en día...). Él mismo dirigiría a posteriori otro título clave del pugilismo como es el de Marcado por el odio (1956) contando con una gran actuación de Paul Newman como protagonista.


viernes, 23 de marzo de 2012

DETRÁS DE LAS PAREDES (2011)

El asunto de las casas encantadas suscita siempre en mí una curiosidad irrefrenable. Una sensación de esperanzadora ilusión por ver si se vuelve a repetir una maravilla tipo "El Resplandor", "El exorcista" o incluso "Poltergeist", que convirtieron nuestros hogares en el centro del terror y provocaron pesadillas a millones de espectadores.
El director irlandés Jim Sheridan poseía credenciales de sobra ("Mi pie Izquierdo"(1989), "En el nombre del padre" (1993)) para levantar ciertas expectativas hacía este proyecto, y si además le sumamos la figura del siempre solvente Daniel Craig, el menú estaba servido.
La otra cara de la moneda viene cuando el séquito de guionistas y/o productores (o vete a saber quién) no tienen tanto potencial y desajustan las enormes posibilidades del film hacía derroteros más comerciales, convirtiéndolo en un cúmulo de tópicos "funcionales" y demás limitaciones creativas.
La historia es la siguiente: Will Atenton (Craig) abandona su cargo como director editorial con el fin de dedicarse mucho más a su familia y poder así escribir su propia novela.
Su mujer Libby (Rachel Weisz, que ni fu ni fa) y sus dos encantadoras hijas -sin recochineo- están eufóricas por la tardía decisión de su padre de pasar más tiempo con ellas, coincidiendo además, con la compra de su nueva casa en las afueras de Nueva York.
Pronto descubrirán que esa casa fue el escenario de un horrible crimen 5 años antes, y del que, por supuesto, nadie quiere contar nada, ni tan siquiera su escurridiza vecina (una destrempante Naomi Watts). Los extraños sucesos se van acumulando hasta convertirse en la obsesión de Will, que descubrirá algo con lo que jamás creyó toparse, una fatídica visión distorsionada de su propia realidad. Si bien nos ofrece unos minutos iniciales sostenibles, en realidad es un planteamiento muy gastado en el cine; lo del escritor que se encierra en casa para acabar su novela y que descubre que su nuevo hogar está marcado por un suceso horrible, y por ende, les hace la vida imposible a su familia y lo vuelve loco a él.
Todo parece que iba con el piloto automático hasta que nos regala una sorpresa muy agradable (que tampoco excesivamente original) por el meridiano de la cinta, suficiente como para levantarnos el ánimo y que sigamos con ella hasta el final, el cual podría haber sido bastante más redondo, todo sea dicho.
En esencia, en un film prefabricado y de temporada, con ingredientes solventes (buen director, buen actor principal, fotografía apañada, bien montada...) pero desaprovechadísima, y con un sabor final menos convincente de lo que podría esperarse de ella. Su ausencia de magnitud fílmica hace que la olvidemos pronto, y tras analizarla, descubrimos que le falta espíritu, personalidad y convicción, algo de libertad creativa y sobre todo, atmósfera, que no se consigue en ningún momento.


Si bien puede que sea la película más floja de Sheridan hasta la fecha (y eso que hizo sus pinitos con el insufrible 50 Cent), no merece descalificativo alguno, por lo menos grave, debido a su bienintencionada idea de convertirse en una mezcla entre "Ghost" (hay muchos paralelismos) y la anteriormente mencionada "El Resplandor", salvando las distancias con esta última, evidentemente.
Filmada en Canadá (abaratando costes) y pasando sin pena ni gloria por la taquilla mundial, puedo asegurar que se verá forzosamente arrinconada por el mundillo cinéfilo, que no la repudiará por nada en concreto, pero si la culpará de no ser todo lo buena que podría haber sido por el tándem Sheridan-Craig, aquí simplemente cumpliendo con sus respectivos contratos, sin poner nada de alma.
De hecho, el film propició la relación fuera del set entre Daniel y Rachel, que poco después, se unieron en sagrado matrimonio, hecho que el propio actor de James Bond dejó bien claro en unas declaraciones.
- La película no ha funcionado demasiado bien, pero yo he conocido a mi esposa y por eso ya ha valido la pena -.
Dicho y hecho, confesado por el propio Daniel.


La película es disfrutable siempre y cuando nos sentemos a verla sin esperar nada del otro mundo, con la suficiente paciencia como para saber apreciar un film menor con tintes de terror (da muy poco miedo, tranquilos) y con un desenlace más azucarado del recomendado, lo que valdrá para convencer a los más asustadizos para acercarse a verla y a las más románticas a degustar un producto cercano a Ghost.
Si alguien le puede sacar más jugo a esta historia, tened por seguro que no seré yo.

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