
El director irlandés Jim Sheridan poseía credenciales de sobra ("Mi pie Izquierdo"(1989), "En el nombre del padre" (1993)) para levantar ciertas expectativas hacía este proyecto, y si además le sumamos la figura del siempre solvente Daniel Craig, el menú estaba servido.
La otra cara de la moneda viene cuando el séquito de guionistas y/o productores (o vete a saber quién) no tienen tanto potencial y desajustan las enormes posibilidades del film hacía derroteros más comerciales, convirtiéndolo en un cúmulo de tópicos "funcionales" y demás limitaciones creativas.
La historia es la siguiente: Will Atenton (Craig) abandona su cargo como director editorial con el fin de dedicarse mucho más a su familia y poder así escribir su propia novela.
Su mujer Libby (Rachel Weisz, que ni fu ni fa) y sus dos encantadoras hijas -sin recochineo- están eufóricas por la tardía decisión de su padre de pasar más tiempo con ellas, coincidiendo además, con la compra de su nueva casa en las afueras de Nueva York.


Todo parece que iba con el piloto automático hasta que nos regala una sorpresa muy agradable (que tampoco excesivamente original) por el meridiano de la cinta, suficiente como para levantarnos el ánimo y que sigamos con ella hasta el final, el cual podría haber sido bastante más redondo, todo sea dicho.
En esencia, en un film prefabricado y de temporada, con ingredientes solventes (buen director, buen actor principal, fotografía apañada, bien montada...) pero desaprovechadísima, y con un sabor final menos convincente de lo que podría esperarse de ella. Su ausencia de magnitud fílmica hace que la olvidemos pronto, y tras analizarla, descubrimos que le falta espíritu, personalidad y convicción, algo de libertad creativa y sobre todo, atmósfera, que no se consigue en ningún momento.

Filmada en Canadá (abaratando costes) y pasando sin pena ni gloria por la taquilla mundial, puedo asegurar que se verá forzosamente arrinconada por el mundillo cinéfilo, que no la repudiará por nada en concreto, pero si la culpará de no ser todo lo buena que podría haber sido por el tándem Sheridan-Craig, aquí simplemente cumpliendo con sus respectivos contratos, sin poner nada de alma.
De hecho, el film propició la relación fuera del set entre Daniel y Rachel, que poco después, se unieron en sagrado matrimonio, hecho que el propio actor de James Bond dejó bien claro en unas declaraciones.
- La película no ha funcionado demasiado bien, pero yo he conocido a mi esposa y por eso ya ha valido la pena -.
Dicho y hecho, confesado por el propio Daniel.
La película es disfrutable siempre y cuando nos sentemos a verla sin esperar nada del otro mundo, con la suficiente paciencia como para saber apreciar un film menor con tintes de terror (da muy poco miedo, tranquilos) y con un desenlace más azucarado del recomendado, lo que valdrá para convencer a los más asustadizos para acercarse a verla y a las más románticas a degustar un producto cercano a Ghost.
Si alguien le puede sacar más jugo a esta historia, tened por seguro que no seré yo.
Pues mi impresión es que tras leer tu crítica, la sobrepuntuas bastante. Su nula originalidad, mal final, pocos alicientes, uso de topicazos mil veces vistos dentro del género, actores que están deseando que se acabe el show para poder ingresar el cheque e irse a por otra cosa, más bien pinta de un cinquillo pelado. Lo que si tengo claro es que no la veré, no me genera ninguna expectativa mínimamente interesante.
ResponderEliminarPara mí, el cinquillo pelao es menospreciarla en exceso. No perdamos el norte, es un film decente que no dejará mucha huella, pero está bien realizado y bien interpretado. Sostengo mi valoración, un 6,2 para mí, es lo justo.
ResponderEliminarSinceramente no he la he visto pero me da curiosidad buscarla, principalmente por los buenos actores que tiene, creo que Detrás de las paredes es una buena opción para ver con mi novio o los amigos una tarde de fin de semana.
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