Otra gran cinta de la factoría surcoreana, que desde que me sorprendiera con la magnífica Old boy o con la brutal A bittersweet life, no ha hecho más que año tras año, dejarnos muchas películas con su sello personal que tanto impacta en occidente.
En esta ocasión su punto de partida es la batalla entre diferentes bandas por hacerse con el control de una jugosa zona que está sufriendo grandes cambios y que para todo aquel exento de escrúpulos puede suponer una auténtica mina.
De esta manera me he sumergido a lo largo de sus más de dos horas de duración, gozando cada minuto con una buena historia sobre mafias locales, todo tipo de traiciones que ponen de manifiesto la bajeza de algunos de los personajes de la cinta, muertes por doquier, ajustes de cuentas y peleas violentas como pocas (excelente la lucha en medio de un barrizal terrible armados con palos, bates de baseball y qualquier tipo de objeto contundente), o sea, todos los ingredientes para una buena cinta de género. Pero entremos en materia que ya toca comentaros un poco la historia que tenemos entre manos: aquí nos encontramos con Byung-du, un joven gángster que empieza a trabajar para un clan desde el eslabón más bajo, pero a base de traiciones, engaños, de ejercer de sicario si hace falta, consigue ir subiendo y llegar a ser un miembro importante dentro de ella. En un momento dado, un amigo suyo, director de cine, le pide como favor personal que le cuente algunas experiencias reales de mafiosos para poder hacer una buena película acerca de ese mundillo y de esta manera poder triunfar.
Este se convierte en un punto clave para el futuro de Byung-du, al no salir las cosas como estaban previstas y encontrarse repentinamente en un serio aprieto y un enorme dilema con el que debe lidiar. Como ya hemos visto en otras cintas sobre mafias, los rápidos ascensos al poder o el caer en desgracia, en muchas ocasiones es cuestión de pequeños detalles, y aquí también viviremos este tipo de situaciones, ya que las luchas entre clanes y dentro del propio grupo serán muy importantes en el desarrollo del film. Al más puro estilo coreano, tendremos peleas entre mafiosos con una crudeza y violencia sin el falso glamour de Hollywood con bellas coreografías, pero a cambio tenemos una realidad que impacta tanto visualmente como en el propio estómago, pues no hay piedad. Contando con un guión solvente que permite que su duración sirva para un buen desarrollo de la trama y de los personajes, tal vez su metraje pueda echar para atrás a alguno, y realmente se podría haber explicado lo mismo con 20 minutos menos, haciéndola más dinámica y ligera, pero aún así un notable alto. Por otro lado, cuenta con una buena dirección para dotar de mucha fuerza las imágenes y una notable interpretación de su protagonista, por lo que tenéis todos los ingredientes listos para ser servios y paladeados gustosamente si sois aficionados a este tipo de películas.
En esta ocasión su punto de partida es la batalla entre diferentes bandas por hacerse con el control de una jugosa zona que está sufriendo grandes cambios y que para todo aquel exento de escrúpulos puede suponer una auténtica mina.
De esta manera me he sumergido a lo largo de sus más de dos horas de duración, gozando cada minuto con una buena historia sobre mafias locales, todo tipo de traiciones que ponen de manifiesto la bajeza de algunos de los personajes de la cinta, muertes por doquier, ajustes de cuentas y peleas violentas como pocas (excelente la lucha en medio de un barrizal terrible armados con palos, bates de baseball y qualquier tipo de objeto contundente), o sea, todos los ingredientes para una buena cinta de género. Pero entremos en materia que ya toca comentaros un poco la historia que tenemos entre manos: aquí nos encontramos con Byung-du, un joven gángster que empieza a trabajar para un clan desde el eslabón más bajo, pero a base de traiciones, engaños, de ejercer de sicario si hace falta, consigue ir subiendo y llegar a ser un miembro importante dentro de ella. En un momento dado, un amigo suyo, director de cine, le pide como favor personal que le cuente algunas experiencias reales de mafiosos para poder hacer una buena película acerca de ese mundillo y de esta manera poder triunfar.
Este se convierte en un punto clave para el futuro de Byung-du, al no salir las cosas como estaban previstas y encontrarse repentinamente en un serio aprieto y un enorme dilema con el que debe lidiar. Como ya hemos visto en otras cintas sobre mafias, los rápidos ascensos al poder o el caer en desgracia, en muchas ocasiones es cuestión de pequeños detalles, y aquí también viviremos este tipo de situaciones, ya que las luchas entre clanes y dentro del propio grupo serán muy importantes en el desarrollo del film. Al más puro estilo coreano, tendremos peleas entre mafiosos con una crudeza y violencia sin el falso glamour de Hollywood con bellas coreografías, pero a cambio tenemos una realidad que impacta tanto visualmente como en el propio estómago, pues no hay piedad. Contando con un guión solvente que permite que su duración sirva para un buen desarrollo de la trama y de los personajes, tal vez su metraje pueda echar para atrás a alguno, y realmente se podría haber explicado lo mismo con 20 minutos menos, haciéndola más dinámica y ligera, pero aún así un notable alto. Por otro lado, cuenta con una buena dirección para dotar de mucha fuerza las imágenes y una notable interpretación de su protagonista, por lo que tenéis todos los ingredientes listos para ser servios y paladeados gustosamente si sois aficionados a este tipo de películas.
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