viernes, 20 de mayo de 2011

KING KONG (1933)

Nos narra la historia del director de cine Carl Denham (Robert Armstrong) quien está a punto de partir desde el puerto de Nueva York hacia un destino desconocido para rodar una nueva película; el agente de la actriz que tiene que acompañarle en dicha aventura se presentará para avisarle de que no va a dejarla ir con él, por lo que Carl saldrá a la desesperada esa noche por las calles de la ciudad en busca de una nueva chica que sea la protagonista de su proyecto. Ann Darrow (Fay Wray), una preciosa actriz en paro, es atrapada por un tendero mientras robaba una manzana y será rescatada por Carl, de quien aceptará su oferta de trabajo y se embarcará con él. Ya en plena mar, el director les confesará que consiguió un plano de una desconocida isla llamada Isla Calavera y en la que existe un enorme muro que separa la isla en dos partes. Qué hay al otro lado y quién lo construyó, son algunas de las preguntas que todos ignoran, salvo el ambicioso Carl Denham, quien tiene planeado capturar a un enorme simio que parace habitar allí. 

Espectacular visión llegando a la misteriosa isla... ¿qué esconde esa enorme muralla?
Estamos ante uno de los clásicos más indiscutibles de todos los tiempos, King Kong es un mito del celuloide, y tras verla de nuevo puedo afirmar que la he disfrutado con la misma intensidad que cuando la vi por primera vez siendo un enano. Para mí es una película especial, me trae muchos recuerdos y está tan bien hecha como para haber resistido perfectamente el paso del tiempo (y es que en breve se cumplirán 80 años de su estreno). Las imágenes son impactantes para una película tan antigua, solo hay que ver la foto que ilustra su llegada a la isla y pueden ver por primera vez el gran muro. En la jungla se logró crear una atmósfera oscura y tenebrosa, plagada de terribles monstruos prehistóricos.
Para darles vida a todos ellos y especialmente a Kong, se utilizó la técnica del stop-motion, usada ya en El mundo perdido (1925) por el mismo responsable de los efectos especiales que lo bordaría en esta película. Su uso aquí es magnífico para animar a todos esos monstruos y combinado con una muy lograda superposición de planos (para conseguir que tanto las maquetas de los dinosaurios o las del gran gorila compartieran plano con los actores) hacen que sus imágenes aún hoy sean de una gran belleza y fuerza.


Una imagen clásica del cine, Kong subido al Empire State reta a los aviones...
También hay efectos que son auténticas chapucillas y que parecen hechos deprisa y corriendo, sin cuidar los detalles, sobretodo cuando se trata de hacer caer a un barranco a algunos de los marineros y se ve claramente unos burdos muñecos de trapo que rebotan al fondo o cuando saltan los protagonistas al río, mientras caen, uno alucina del cante que dan esos muñecos. Todo esto también puede tener una justificación, y es que aunque muchos crean que King Kong fue una de las grandes producciones de Hollywood de esos años, nada más lejos de la realidad, pues se trató de un proyecto con un presupuesto muy modesto, que tiró adelante gracias a no tener grandes estrellas entre su reparto y aprovechar decorados e incluso maquetas de otras películas, por lo que se puede llegar a entender esos fallos. Pero hay muchas imágenes que ya son clásicas: La llegada a la isla con el muro de fondo, Ann Darrow atada mientras los salvajes tocan un enorme gong y hace aparición Kong por primera vez, las luchas de éste contra todo tipo de bestias salvajes para protegerla, y como no, la del gran gorila en lo alto del Empire State con los biplanos sobrevolándole. Hubo múltiples secuelas hacia los años 70, pero todas ellas a pesar de contar con grandes presupuestos y los avances técnicos tras 40 años del estreno de la original, son ridículas, sin ningún tipo de encanto y fracasaron totalmente (verlas da risa). Recientemente Peter Jackson, tras rodar la trilogía de Lord of The Rings, nos "regaló" un remake, que si algo bueno se le puede destacar son los efectos especiales hechos por ordenador y poco más, pues es larguísima, pesada, con escenas suprimibles por todas partes, carente de toda magia y al fin y al cabo innecesaria.
Para acabar, comentar que me ha sorprendido saber que aquí la censura también hizo de las suyas, pues en la escena en que Kong tira a los marineros al fondo del precipicio, continuaba con la secuencia más cruda de la película, en la que enormes arañas salían a devorarles. En los primeros pases, la audiencia se escandalizó tanto por estas imágenes que el director se vio obligado a eliminarlas (existe alguna foto de archivo como la de al lado). Con el paso del tiempo se hicieron algunos que otros recortes y la versión que tenemos ahora dura aún así 100 minutos. Espero que algún día estas escenas se localicen perdidas en algún rincón y se integren para que podamos disfrutar del montaje original. Poco más que añadir, simplemente que es una cita ineludible para todo el mundo, la haya visto o no.

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