En realidad, Juego con la muerte, solo contiene unos 50 minutos de Bruce, aparte de la media hora antes comentada, se le suman imágenes de archivo y escenas de otras películas. A mitad del largometraje podemos ver incluso las imágenes auténticas de su funeral, superponiéndolas a filmaciones posteriores, un trabajo cuanto menos debatible e irrespetuoso.
En sí, la cinta nos cuenta la historia de un tal Billy Lo (Bruce Lee ) que es una estrella de cine en auge cuya carrera se verá coaccionada por un mafioso que le intentará obligar a que trabaje por y para ellos.
Al negarse, le disparan en mitad de un rodaje con un arma de fuego que se suponía era de fogueo, pero milagrosamente sale vivo, cambia de identidad y busca venganza.
Después de ver un Bruce Lee de pega casi toda la película, sintiéndonos casi insultados y al borde del aburrimiento, la película desemboca en una secuencia final digna de sus mejores films. La entrada del personaje de Lo en la guarida del mafioso enfrentándose uno a uno a adversarios de diferente arte marcial resulta fantástica, pese a trucos de cámara y añadidos patéticos (luchando con uno se intercalan imágenes de la lucha con otro, pésimo montaje) el film remonta un poco el vuelo que parecía totalmente perdido y nos muestra en todo su esplendor al mejor Bruce Lee, la verdadera razón para darle al play del DVD.
El montaje de mezclado entre el verdadero Bruce y los otros dos actores que lo doblan es lamentable, de subproducto hongkonés de poca talla, pero los momentos donde nuestro protagonista es el auténtico, son dignos de admiración. No deja de ser una cinta llena de trucos que desorientan al espectador, que está más pendiente de averiguar si es el Bruce real o es un doble más bajito, más gordo o más feo.
Debido a ese motivo, la valoración de tal producto no es como una película en sí, casi
la catalogaria como documental. No deja de ser una coincidencia cruel que años más tarde, el hijo de Bruce -Brandon- muriera por el disparo de un arma de fuego en el rodaje de "El Cuervo" , cuando en una escena, como en esta que comentamos, también tendría que haber sido de fogueo. Un dato macabro sin duda.
Destacaría la intervención del ex-jugador de los Lakers Kareem Abdul Jabbar (discípulo de Lee en la vida real) como adversario final, creando un contraste de tallaje genial y ofreciendo la mejor escena del pseudo-film en cuestión. Ese combate entre Hakim (Jabbar) y Bruce (con el mono amarillo tantas veces homenajeado) ocupa ya un lugar de honor dentro del cine de artes marciales, siendo una de las luchas más recordadas de la historia.
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