domingo, 8 de mayo de 2011

HAUNTERS (2010)

Un fin de semana con mucho cine coreano, me llevó a probar en otros géneros como el fantástico que nos propone "Haunters", con ciertos toques de poderes paranormales que llamaron mi atención y que prometían un buen entretenimiento.
Por desgracia (para mí sobretodo y las casi 2 horas que le dediqué), solo los primeros 30 minutos y algún que otro acierto aislado, están a la altura de ser destacados y rescatados. Todo el resto es bastante olvidable y prescindible, por lo que estáis más que advertidos a lo que exponéis si le dais la oportunidad como un servidor. Entrando en materia, diré que los primeros minutos, en los que nos situamos en el pasado, son de lo mejor de todo, donde vemos una madre arrastrando bajo la lluvia a duras penas a su hijo, Cho-In, quien lleva los ojos vendados y nos preguntamos una y otra vez por qué no deja que se quite la venda. La llegada del padre, maltratador y violento nos dará pronto la respuesta, pues el pequeño Cho-In posee poderes mentales, pudiendo controlar a voluntad a las personas que entran en su campo visual, el final que le dedicará a su padre nos dará muchas esperanzas de estar ante una gran peli.
Con un salto de 20 años adelante, conoceremos al joven Kyu-Nam (Ko Su) quien entra a trabajar en una tienda de empeños donde su jefe y su hija le aceptarán como uno más de a familia.
Un día, Cho-In entra en la tienda para robar el dinero sin esperar resistencia ni problemas como en otras ocasiones, pero para su sorpresa se topará con alguien que puede resistir sus poderes mentales y plantarle cara. Tras una notable escena con el intento de robo, Kyu-Nam se lanzará a una persecución sin tregua para detener a este peligroso delincuente dotado de poderes sobrenaturales.
Hay bastantes cosas que no me han gustado, sobretodo por desaprovechar el buen potencial que tiene la historia y el buen arranque de la misma, por lo que la decepción posterior ha sido doble. Para empezar, suprimiría si pudiera los dos amigos de Kyu-Nam, un turco y un negro de Gambia que quieren dar algún toque humorístico a la función y no solo no lo consiguen, sino que además rompen con el ritmo que estaba funcionando en un inicio.
El desarrollo tras el robo es bastante repetitivo, con Cho-In controlando a alguien mentalmente para evitar ser capturado por su perseguidor, después de un par de estas escenas la historia se vuelve monótona y casi no sabe ofrecer sorpresas notables. Solo la extrema crueldad del personaje, con algunas muertes muy destacables y ciertos momentos donde le cogemos cariño al ser el único que anima el cotarro, hacen que se pueda avanzar hasta el final sin desfallecer. Para acabar destacaré la peor escena de todas, pues tendremos a nuestros amigos montados en una furgoneta a la que dotarán de un turbo propulsor que les permitirá en un momento de la acción salir disparados como un cohete... lamentable. El final también decepciona un poco y no sabe cerrar de una manera decente que al menos salvara el honor. Me queda la sensación de haber visto una película que no ha sabido sacarle el jugo a una premisa muy prometedora, una verdadera lástima.

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