Ruby es una mujer campesina, ruda y de aspecto poco femenino plenamente enamorada de Tackman, que a su vez, se ha unido en un matrimonio de conveniencia con una rica heredera. Ruby, sintiéndose despechada, contrae matrimonio con el hombre más poderoso del lugar, pero su enlace no está mirado con buenos ojos en el pueblo. Tras la muerte del rico esposo de Ruby en circunstancias sospechosas, ella entrará en un torbellino de sensaciones que acabarán con la estabilidad emocional de nuestra protagonista y de todo el que le rodea. Además, el hermano de ésta es un religioso empedernido que intentará atajar el compulsivo comportamiento de su hermana de la manera más salvaje, creando situaciones límites.
Bajo un disfraz melodramático se esconde esta historia de amor imposible con personas invadidas por la codicia, el dinero o el poder, asistiendo a una sobredosis de sentimientos cruzados que nos daran lugar al bostezo más veces de lo esperado.
En sí, el film contiene cosas buenas y otras no tan buenas; para empezar, el comportamiento del reparto es como de costumbre en aquella época, algo exagerado, imprimiendo demasidada teatralidad al resultado final. En determinados momentos la sensación de machismo es casi de mal gusto, incluso desmesurado, y consigue que nuestra opinión del personaje de Charlton Heston (Tackman) sea como una borrosa calcomania de Kowalski en Un Tranvía llamada deseo (1951), intentando imitar gestos, andares e incluso el habla del mítico Marlon Brando.
El personaje principal interpretado por Jennifer Jones (Ruby) es a la par antipático e irracional, comportándose de manera diferente en cada secuencia, sin motivo aparente, incomodando al espectador, que pobrecito de él, intenta con la ayuda del sentido común darle algo de forma a su incoherente interpretación.
Charlton Heston intentando aprender de Malden |
El mejor del reparto es Karl Malden (excelente y muy creíble interpretación del marido rico de Ruby) siendo un pilar actoral en su secundario papel, convirtiéndolo en un profundo personaje lleno de emotividad y expresión.
Como conjunto me pareció correcta pero muy lejos de ser excelente, acumulando fallos que embrutecen el resultado final y contándonos una historia que decrece en interés. Tal vez la escena final en la ciénaga contenga más sustancia cinematográfica que el computo global, consiguiendo un desenlace acertado y meritorio, siendo ya una solución estéril. Una opción aconsejable si buscamos un film con aires de telenovela y excesiva pasión amorosa, sin conseguir traspasar la pantalla. Personalmente salgo decepcionado del visionado y muy agradecido a sus escasos 88 minutos, un punto a favor.
La dirección de King Vidor resulta vigorosa y excusable, quitándole parte de culpa al cuestionable resultado final.
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