
Nadie hubiese apostado que décadas después, David escribiría dos trilogías de cierta importancia en el mundo del cine: la de Blade (para lo bueno y para lo malo, él es el culpable de sus tramas) y las fantásticas adaptaciones del Batman de Nolan, quizás la mejor versión de un cómic llevado al cine jamás realizada.
Este, el que fue su primer guión, le sirve para colocarnos al policía de Canadá Louis Burke (así Van Damme tiene justificado su acento) en una penitenciaría porque tiene que averiguar un caso de presos desaparecidos. Una vez dentro y descubierto todo el pastel, Burke deberá luchar por su vida para no ser el siguiente de la lista, pues el enemigo que buscaba no andaba muy lejos.
Lo bueno del film es su absoluta transparencia, ya que no engaña a nadie y proporciona lo que sugiere, mamporros, músculos y acción en sus poco más de 90 minutos.

Siempre pasto de video-club, el actor pobló las estanterías de todos esos establecimientos cinéfagos durante años, ofreciéndonos nuestra dosis de héroe "cachas" con final feliz (salvo excepciones en su filmografía, todas son lo mismo, cambiando de escenario).
Aunque el guión sea plano y algo simplón (imposible perderse en la trama aunque cabeceemos), se sostiene lo justo para no defraudarnos en exceso ni decaer mientras avanza, y eso, en este tipo de films, es digno de aplauso. Mezclar el tráfico de órganos con criminales de baja estirpe no es una mala idea, al contrario, pero es aquí es totalmente secundaria puesto que la atención se centra en los bíceps de nuestro apuesto policía (que se triunfa sin pestañear a la abogada, ¿ya lo había comentado?).


Ni tan siquiera las escenas de lucha son remarcables, quedando muy lejos de otros éxitos del karateka más bailarín (Bloodsport o Kickboxer, por ejemplo). Patadas filmadas desde 4 ángulos y montadas a la vez (así la paliza parece mayor), o gestos característicos que no pintan demasiado esta vez (siempre se las ingenian para cegarle) hacen que nuestra experiencia al revisionarla sea peor de lo que podamos recordar.
De todas maneras, lejos de toda intención está el desaconsejarla, pues pienso que forma parte de una época maravillosa (aún se la podría considerar ochentera, pues se rodó en 1988) y pertenece sin remedio a una generación que creció imitando las habilidades técnicas de Van Damme, y eso, creo que bien merece un respeto.
Quizás las nuevas hordas de cinéfilos no sepan verle el encanto que nosotros le vemos a los films de Van Damme (no a todos, por supuesto), pero sí deberían comprender que el belga ya ha entrado con honores en la lista de los 5 mejores héroes de acción de los ochenta, junto a los Stallone, Schwarzenegger y compañía.
De Van Damme no salvo muchas, si acaso estas: Kickboxer, Contacto sangriento (dentro del apartado de artes marciales) y luego Blanco humano, la primera de Soldado Universal me gustó en su momento y Timecop tenía un pase. El resto deleznable casi todo, te recuerdo la tortura que significacó Double Team en el cine o la insufrible Van Damme´s inferno, donde el pobre Pat Morita se arrastraba. Me sorprende incluso que hayas llegado a aprobar esta que comentas, pensaba que la ibas a suspender.
ResponderEliminarTu siguiente sesión de tortura una vez liquidada la saga de Soldado Universal, podría ser Kickboxer, que aprovechando el éxito de la primera suscitó la aparición de múltiples secuelas ya sin el belga ni el actor asiático que hacía de Tong-Po, mira si eran de bajo nivel, que incluso recuerdo que caracterizaron en alguna de ellas a un actor europeo como si fuera asiático para reemplazarle... esas cejas, coleta, peluca calva falsas son de lo peor que recuerdo.. ya tienes un nuevo reto con el que maltratarte.
Traeme un sueño burke. Traeme un sueño
ResponderEliminarComo os atreveis a ponerle un miserable 5 a este peliculon, con personajes como el reberendo, que verguenza jeje
ResponderEliminar