
Con un reparto renovado (ahora el protagonista es un inaguantable chulo mantecas de medio pelo), y un cineasta tan mediocre como productivo de serie z llamado Jim Wynorski al timón, el entuerto no había manera de salvarlo aunque tiremos de indulgencia.
Bajo el engañoso subtítulo de "Duel of the Titans"(ni titanes ni nada, que no os engañen), esta secuela low-budget (a su lado, la primera parece Excalibur) escatima todos los recursos posibles para hacernos palidecer pasados los primeros cinco minutos (literalmente), donde ya vislumbramos la futura catástrofe.
Veamos de todas formas qué narices ofrece su guión (o algo así) y porqué consigue llevar al extremo de su paciencia a cualquier desesperado cinéfilo que se precie.
La princesa Evie (una pésima intérprete llamada Monique Grabielle) acude de incógnito al pintoresco Deathstalker (ahora reconvertido en ladrón) para que le ayude en su propósito de recuperar el reino que le ha sido arrebatado (engañándolo, evidentemente).
Según cuenta, el hechicero Jarek (aún tendría un pase el tipo que lo encarna) tiene un clon de ella en palacio y controla el reino a su placer, organizando fiestas y orgías a su antojo (si es que no hacen ningún mal, solo liquidan a un par de impresentables de vez en cuando...).


Diálogos verdaderamente sonrojantes, una banda sonora agotadora y un montaje chapucero (vergonzoso que utilicen las mismas imágenes, insisto) hacen de esta segunda parte un triste refrito sin alma ni gracia que pudo ser otra cosa y que terminó defraudando a crítica y público. Su insultante propuesta de espada y brujería es más olvidable que disfrutable, y permite verla con el cerebro en posición off sin perdernos absolutamente nada.
![]() |
¿El único film en aunar espadas, brujos y zombies?... |
![]() |
la mal llamada actriz en plena....actuación |
Hueca y necia a más no poder, todo en ella parece un gag chapucero de José Mota montado por aficionados, por lo que no guarda ningún interés más allá del cachondeo más descalabrado.

Chistes subiditos de tono (¿es tu espada eso que noto?) y demás recursos como las tomas falsas al final del film o el siempre bienvenido desfile de escotes allanan un pelín el trayecto, insalvable de todas maneras.
La tercera y cuarta entrega de las hazañas del cada vez menos apuesto Deathstalker no prometen nada del otro mundo tampoco, pero de alguna manera extraña y enfermiza, me seduce tanto la idea de su destino que no tardaré en degustarla, si es que las aguanto despierto.
Menuda tortura te autoinfliges... ¿seguro que no tienes algún pecado que purgar con estas penitencias?
ResponderEliminar