Dixon Steele (Humphrey Bogart) es un guionista de Hollywood con fama de conflictivo y violento que recibe la difícil tarea de adaptar un best-seller de dudosa calidad literaria.
En vez de torturarse leyendo el libro, decide llevarse a casa a la chica de guardarropía del club que frecuenta, Mildred, para que se lo cuente mientras toman una copa, ya que ésta es una enamorada de su argumento.
A la mañana siguiente, la policía se presenta en casa de Steele para notificarle que Mildred Atkinson fue asesinada la noche anterior, y que obviamente, el principal sospechoso es él.
El caso se abre y aparece en escena la única testigo que los vio juntos esa noche, su atractiva y nueva vecina Laurel Gray (encarnada por la estupenda y bellísima Gloria Grahame), con la que comenzará un peligroso romance.
La inocencia de Steele se tambaleará cuando Laurel es testigo de algunos episodios violentos del escritor, que no controla su temperamento como debería (aunque eso ya nos queda claro a nosotros en la primerísima escena del film).
¿Mató él pues a Mildred en uno de sus furiosos arranques?, ¿Quién sino estranguló y tiró a la pobre víctima de su coche en marcha?....las últimas pesquisas policiales apuntan a una única persona, el único que reune todas esas características, el inestable Dixon Steele.
El sólido director Nicholas Ray hace aquí una interesante reflexión sobre la imposibilidad creativa de guionistas y directores en la ciudad de Hollywood, donde priman los intereses de quién produce y frustra a los que tratan de hacer "algo nuevo", como bien queda plasmado en la conversación de Steele con el cineasta que ha hecho la misma película una y otra vez.
Pero no todo se reduce a eso, ni mucho menos. Ray abre otro frente filmando una relación caótica entre dos grandes personajes. El primero, un guionista autodestructivo (adecuadamente interpretado por Bogie) irónico y mordaz como a mi me gustan, y el otro, una mujer inteligente e independiente (muy importante esto último en aquellas épocas) que resulta el affair perfecto para dar réplica al impetuoso carácter de Steele.
Paralelamente a la resolución del crimen (queda minimizada a favor de la relación entre ellos dos), el film centrará toda nuestra atención en el tira y afloja de nuestros protagonistas, y más concretamente en los miedos de Laurel, cada vez más atemorizada al descubrir la verdadera personalidad de Steele.
Bajo mi punto de vista, la cinta se ablanda levemente cuando Bogart no está en pantalla, perdiendo un fuelle muy valioso de cara al espectador, que sin duda, prefiere saber más del destruido (y vago)escritor. Sus conversaciones con la policía (sobre todo), mánagers o con quienquiera que le rodee son deliciosas, dando una lección de acidez y mordacidad que cuesta ver en el cine.
- ¿Qué pasa?....¿Ya no quieres hablar con nadie?, le pregunta una conocida en un club.
- No con personas que tienen mi número. le responde Steele con solemnidad.
Claramente, la inteligencia narrativa y los diálogos son lo mejor del film (obviando la naturaleza indiscutible de sus intérpretes), pero no quiero pasar por alto que también consigue aunar un caso criminal (incluso nos muestran fotos comprometidas) y la tormentosa relación entre ellos dos con elogiable talento, siendo una peculiar mezcla de cine negro, intriga y romanticismo descarriado.
Se agradece sobremanera que se aparte del típico final feliz y que el regusto sea distinto, poco convencional incluso en nuestros días.
Interesante también el hecho de que la biógrafa de Bogart (que según parece lo conoció mucho y bien) sostuvo que su personaje de Dixon Steele en esta "In a lonely place" (afeado, solitario, fumador empedernido, exaltado y fogoso) era el más parecido al verdadero Humphrey que ella conoció, tan similar a él mismo que no tuvo que actuar demasiado para darle vida (como bien explica el director Curtis Hanson en los extras del DVD).
Rodada en los mismos apartamentos donde residía su director, en West Hollywood, la película tiene una inesperada fuente de inspiración oculta bastante peculiar. Resulta que la actriz principal, la oscarizada Gloria Grahame, era por aquellos tiempos la esposa de Nicholas Ray, pero estaban en angustiosos trámites de separación a mitad del rodaje.
Ray, esgrimiendo acumulación de trabajo ante el resto del equipo, dormía en el set cada noche, tratando de que nadie se percatase de lo que estaba sucediendo y sin afectar así el ritmo óptimo de la filmación.
Ciertos cambios en el guión sobre la marcha fueron entendidos más adelante por todos, una vez desvelada la verdadera relación entre ambos (el final de la novela es más bruto que el del film, por ejemplo), y que sin duda, estimuló la creatividad de su director de la manera más natural posible, haciéndole pasar tanto calvario como su protagonista.
En un lugar solitario es, sin miedo a equivocarme, una notable cinta de cine negro con unos ingredientes un tanto inusuales, que presenta al mejor protagonista posible y nos hace reflexionar hasta el final (creedme, es una incógnita en todo momento).
Una apuesta segura para quién quiera deleitarse con un cine clásico de calidad, inteligente y atrevido, alejado de lo convencional o establecido.
Un apunte más. No paséis por alto el excelente documental sobre la restauración del original que acompaña al DVD, es la mejor manera de valorar aún más ese complejo arte de la conservación cinematográfica.
A películas tan esquinadas en la historia del cine como esta de Ray, no les viene nada mal que de vez en cuando se las desempolve y se recuerde su existencia a las nuevas audiencias.
ResponderEliminar"IN A LONELY PLACE" es probablemente uno de los films más sombríos, desencantados y terribles que realizó al autor de "JOHNNY GUITAR". También, hace sesenta y cuatro años, representó una valiente propuesta pues se atrevía a "iluminar" una de la caras menos fotogénicas de la Meca del cine a través de ese noctámbulo recorrido que efectúan sus patéticos y perdidos protagonistas por los intersticios de ese neonizado laberinto que (para ellos) conduce inexorablemente a la soledad.
Un saludo.