martes, 24 de mayo de 2011

EL INDOMABLE WILL HUNTING (1997)

Will es un chico problemático, rebelde, agresivo y en exceso engreído que posee un potencial intelectual fuera de lo común. Su capacidad de asimilación para las matemáticas es asombrosa, digna de un genio, empero se encuentra atrapada en un cuerpo de adolescente egocéntrico e inaccesible que sólo se dedica a emborracharse con sus amigos y meterse en líos. Un reconocido profesor de matemáticas, ganador de la medalla Fields, reta al alumnado con un problema en la pizarra de los pasillos de la facultad que él mismo tardó años en resolver. Will (que se dedica a pasar la mopa por el lugar) lo resuelve con asombrosa facilidad, invitando al catedrático a perseguirlo hasta convencerle de que aparque su lado más turbio y desarrolle esa vertiente oculta que le hace merecedor de tal genialidad. En el proceso conocerá al psicólogo Sean Maguire (un galardonado Robin Williams muy desenfadado en su rol) que entrará en un juego con el chico en el que ambos descubrirán partes de su pasado que les anclan psiquicamente, dando lugar a un dramático enfrentamiento psicológico sin igual.
Un guión concebido por la pareja Matt Damon y Ben Affleck mientras estudiaban en Harvard, y que fue paulatinamente creado con la participación del profesorado, algunos más entregados que otros, según cuentan. La historia fue variando a medida que se diseccionaban los personajes, y podemos decir que el resultado final es más que satisfactorio, pese a estar ligeramente sobrevalorada. El rol principal recayó en Matt Damon, cuya interpretación, algo simplona, consigue sin embargo dejarnos destellos de buena escuela, resultando creíble en general y ejemplificando los estados emocionales del joven Will con considerable precisión. El papel laureado con un Oscar para Robin Williams está un pelin prefabricado a su percha, advirtiendo demasiadas semejanzas entre su persona real y ficticia allanando el camino de caracterización.
Desde luego, pertenece a ese grupo de películas interesantes que he visionado varias veces, pero por ello puedo decir, que cada vez me ha gustado un poco menos, quizás por eso defienda la idea de que su prematuro alzamiento se haya desvanecido sutilmente, quedándonos un regustillo de película notable, pero no de excelencia cinematográfica como en su día se le tildó.
En lineas generales el reparto está correcto (Minnie Driver me gustó mucho) y el desarrollo es tremendamente interesante, sobretodo las escenas de enfrentamientos verbales (mítica la escena en el Bar de Boston con el alumno pijo o la terapia con el hipnotizador), sin nombrar las tensas sesiones de tratamiento psicológico que nos regala la pareja protagonista, sin duda, de admirable efecto emocional.
Tal vez el tropiezo principal de la película sea culpa de caprichosos toques de guión, como las tediosas visitas a empleos que hace Chuckie (un Ben Affleck prescindible) a las empresas interesadas en Will o las moralejas sobre el amor que comparten en las terapias, ingredientes calzados para fomento del personaje, sí, pero poco relevantes.
Destacar una banda sonora que encaja perfectamente con la ambientación y un tempo cinematográfico muy apropiado, relatando la historia a través de varias retinas, solicitando la comprensión del espectador haciéndole parte de ella.
Rodado en su Boston natal, frecuentando los mismos bares que los actores responsables y con aire de cine indie, aquí tenemos una cinta muy recomendable, para todos los públicos pero llena de calidad y sustancia. Resulta pues, una agradable y carismática adaptación de la sempiterna historia del chico con problemas que los resuelve con la ayuda de todos los que le rodean y que nos arroja moralejas varias para centrifugar nuestra vida. Conmigo lo consiguió, pero no la considero infalible.

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