lunes, 24 de octubre de 2011

THE ARTIST (L' ARTISTE) (2011)


En un programa tan extenso y variado como es el del Festival de cine Fantàstic de Sitges actualmente, cada vez es más normal encontrarse películas que se escapen del género del fantástico, pero que atesoran razones más que suficientes para haberse ganado el derecho a estar presentes. Este es uno de los casos en los que he agradecido la inclusión de esta pequeña y sorprendente joya del cine francés, pues es sin duda alguna la mejor película que he visto a lo largo de este año. Nos encontramos en Hollywood en el año 1927 donde George Valentin (Jean Dujardin) es una gran estrella del cine mudo, y cada nueva película suya es un éxito seguro de taquilla. Durante el estreno de su último trabajo y mientras posa para la prensa, tiene un divertido choque fortuito con una joven soñadora llamada Peppy Miller (Bérénice Bejo), y que es recogido por los periodistas que cubren el evento y portada al día siguiente de muchos periódicos. Con algo de ayuda por parte de George, la joven ve con sorpresa que su sueño de formar parte de la industria del cine se empieza a hacer realidad, iniciándose a partir de ese momento una carrera ascendente junto a su benefactor.
Solo dos años después, en 1929, los estudios para los que trabaja George, deciden que es el momento de abrir nuevos caminos dejando de lado el cine mudo para empezar la era del sonoro, cosa que implicará el inicio de la decandencia en la carrera de un galán como Valentin.
Es impresionante hoy en día en que el cine se ha convertido en muchas ocasiones en una mera exhibición de efectos especiales completamente hueca por dentro y sin más interés que el de apabullar al espectador y a poder ser en 3D, la aparición de una película que no solo retrata los años 20, sino que lo hace como una producción de esa época, es decir, en blanco y negro, con un formato de pantalla de 4:3, muda con los rótulos tan típicos de entonces y con el acompañamiento de una orquestra. En la historia del cine podemos encontrar algunas obras que han intentado reflejar este conflicto al final de la era del cine mudo -como la genial El crepúsculo de los dioses, o Cantando bajo la lluvia, y el consecuente fin de la carrera de muchas de sus estrellas que fueron reemplazadas por nuevos actores y actrices o que simplemente no supieron adaptarse a los nuevos tiempos con el cine sonoro y cayeron en el olvido. Creo sinceramente que The Artist se puede considerar una pequeña obra maestra que nos traslada a la época dorada de Hollywood, pues toda ella huele a clásico, una referencia imprescindible a partir de ahora para todo cinéfilo que se precie.
La crediblidad que desprende la película desde el primer fotograma es la clave de su éxito, pues realmente nos llegamos a creer que estamos viendo un film de época, con una gran ambientación, un elegante blanco y negro (pero salpicado de rayadas como si de una copia antigua se tratara), y por encima de todo porque el reparto actua como se solía hacer, exagerando la gestualidad para poder transmitir los sentimientos que la situación requería y que los breves rótulos no podían trasladar al espectador. Es aquí donde destaca la excelente labor de los actores, con una sublime actuación por parte de la pareja protagonista y con algunas escenas para enmarcar (su encuentro inicial, la imitación que se marcan sin verse las caras, el rodaje de su primera película juntos repitiendo una y otra vez la misma secuencia o ese largo abrazo al abrigo) por nombrar algunas. Las imágenes son preciosas y desprenden una emotividad, inteligencia y buen hacer, que me han hecho pensar en algunos grandes clásicos del cine mudo de Chaplin y como lograba transmitirte esos sentimientos.


Como la historia comprende el periodo de 1927 hasta 1932, podemos decir que hay una primera mitad muy alegre y divertida donde predomina la comedia, que nos hace reír continuamente con el ambiente desenfrenado de los locos años 20 (y con ese perrillo tan gracioso que le acompaña siempre), pero que cambia para ponerse más seria y con tendencia al drama a raíz de una fecha que cambió el panorama mundial como fue el crack del 29 que se sumó a este cambio con el cine sonoro.
Ambas funcionan muy bien, pero la primera es tan y tan buena, que la impresión que puede llegar a dar es que baja un poco el nivel en la segunda parte. Sin embargo y una vez terminada de ver y analizándola en su justa medida, uno se da cuenta de la necesidad de este cambio de ritmo y de tono para hacer más patente aún lo que se quiere llegar a explicar.
Sorprende que un director con tan poco bagaje como Michel Hazanavicius haya sabido rodarla con tan buen gusto y un ritmo perfecto demostrando saber que quiere contarnos y como hacerlo para llegar hasta nosotros (inolvidable la secuencia en la que por primera vez oímos un sonido, un vaso, con el anuncio de que van a rodar con sonido) y empaticemos con lo que vemos en la pantalla. Regalándonos además algunas sorpresas a lo largo del metraje.
Lo dicho, un gran descubrimiento que es un oasis en medio del cine palomitero-comercial que impera hoy en día, y que aconsejo para todo el mundo que tenga un mínimo de buen gusto por el cine de verdad.
 

6 comentarios:

  1. Pues eso anima mucho no sólo a verla (aquí nos llega en diciembre) sino a recuperar esos films en tono comedia a lo 007 que hizo antes el señor Hazanavicius. Grata sorpresa !!!

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que volveré a ir al cine con Bea para verla con ella. Es de esas que en pantalla grande (y en alguna sesión que se evite al máximo tener alguien al lado comiendo nachos), se disfruta como pocas, te la recomiendo mucho. Si va a los Oscar se lleva el de mejor peli extrangera casi con seguridad.
    Las de 007 pueden ser graciosas o un peñazo en toda regla, venga, anímate a ver alguna y ya me cuentas... de Sitges ya solo me queda hacer la de Melancholia... y luego tengo una que vi ayer que seguro que te sorprende por atípica que es en cuanto a lo que suelo devorar en el cine.... jejejeje

    ResponderEliminar
  3. Acabamos de verla esta noche en el Icaria.
    Para mí, es un prodigio cinematográfico como pocas veces hemos visto. Una inteligentísima trama y unos actores inmejorables (Goodman además, repitiendo de cineasta como en Matinee).
    Un clásico desde ya y una delicatessen a la cual yo le otorgo un 8,8.
    Grandioso el cine !!!

    ResponderEliminar
  4. Ya te comenté que era muy buena y que creía que la nota que le había puesto al escribir la crítica era incluso corta. Es una ocasión para reencontrarse con un cine no de corte clásico, sino un clásico en toda regla y que debe ser una referencia cinematográfica imprescindible. Espero que el público responda bien en taquilla y tengamos ocasión en el futuro de volver a ver otra del estilo. Como Bea no estuvo en Sitges, la semana que viene la acompañaré a verla al cine, no me importa en absoluta repetir con esta joya.

    ResponderEliminar
  5. Acabo de ver una mítica que tenía pendiente "Cantando bajo la lluvia". Es increíble sus similitudes con "The Artist", un Gene Kelly clavado al personaje de Dujardin, el fin del cine mudo y la dolorosa entrada al sonoro....gags cómicos, tragicomedia, coreografias parecidas...en fin, que ya entiendo más de dónde surgió este film francés...

    ResponderEliminar
  6. Es de esos clásicos que tengo pendientes para ver, algún día llegará su momento. Estas pelis que retratan el fin del cine mudo son muy interesantes, al menos lo han sido The artist y El crepúsculo de los dioses, seguro que esa también me encantará. Ya te contaré...

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...