Rodeado de algunas caras conocidas, el hasta ahora realizador de series para la televisión, John Wells da el salto a la gran pantalla presentando un modesto pero atractivo film repleto de matices sobre el mundo laboral y la angustiosa experiencia del despido.Bobby (Ben Affleck) lo tiene todo a su favor. Un gran empleo, satisfacción laboral y personal, dinero, mujer e hijos, y un porsche que le hace sentir como un verdadero triunfador. Un día, los dichosos recortes empresariales propician el despido de varios empleados, incluido Bobby. Furioso y dolido, su temperamento y egoísmo desorbitados le ciegan a la hora de buscar un nuevo empleo, donde siempre pide demasiado sueldo.
Las pocas posibilidades para salir adelante pasan entonces por aceptar empleos de menor categoría, como trabajar con su cuñado Jack en la construcción (un Kevin Costner realmente comedido y creíble, para sorpresa del que aquí escribe), un trabajo que siempre había considerado de perdedor. Dicho empleo le salvará de sus deudas, le enseñará lecciones esenciales sobre la realidad obrera y aprenderá a valorar lo verdaderamente imprescindible en su vida, que son su família y amigos. Su jefe directo Gene (Tommy Lee Jones haciendo de Tommy Lee Jones, sin pestañear ni despeinarse), tratará de recuperar puestos de trabajo a toda costa porque lo considera un gesto muy injusto por parte de la directiva, que ni tan siquiera le consultó pese a ser su equipo, consiguiendo resultados impensables para un hombre de su experiencia y talento. Generaciones distintas enfrentándose al despido laboral y al volver a empezar en la vida, con nuevos horizontes pero el mismo miedo que cuando empezaban a buscar empleo.
La película mantiene un tono dramático en sus 109 minutos de duración, pero no peca de ñoña ni de lacrimógena aún teniéndolo a tiro, y está filmada además dentro de un marco cercano al cine indie, del que sale beneficiada debido al equilibrio entre el realismo cinematográfico y la cercanía a los sentimientos humanos que se busca. Las relaciones entre personajes es su principal baza, destacando la que surge entre Bobby y Jack, muy certera y asombrosamente bien interpretada por dos actores muy inestables, como son Affleck y Costner, esta vez, bien complementados y sobriosTambién su relación matrimonial es digna de mención, pero afortunadamente no llega a profundizar tanto como pensamos y se desvía por derroteros menos amargos, esquivando el melodrama fácil. Otro acierto.
La amistad que otrora hubo entre los dos viejos jefes de Bobby se ve afectada por feos intereses empresariales, que a su vez también derivan en nuevas rencillas laborales de dificil solución.
Puedo asegurar que a nivel de guión no se le puede achacar nada malo en concreto pero tal vez se vuelve demasiado impersonal en su conjunto, creándonos una sensación algo confusa al terminar, de no saber si ha valido la pena o es una película más de domingo por la tarde pero con algunas caras populares.
Creo entender una reflexión sobre la madurez, los finales de diferentes etapas en la vida de uno (reflejadas en Affleck y Lee Jones básicamente) y el reflejo en tiempo de crisis del sistema laboral norteamericano, que te obliga a bajar de las nubes rápidamente, sin pasos intermedios.La compostura general de los personajes es bastante lógica, con unos razonamientos en líneas generales bastante acordes con la trama, pero no resulta tan sustancial como cabría esperar ni avanza al ritmo que podría, anclándose en su misma cadena sin atacar de frente al problema que enfoca. Una lástima la falta de mordacidad social, era la ocasión perfecta.
Podría confesar pues que se trata de una película de tipo convencional, con un sosegado visionado y un punto crítico muy leve, por supuesto a merced de múltiples interpretaciones por parte de los diferentes espectadores, claro está. Una opción funcional pero que no despertará ninguna conciencia que no esté despierta ya a estas alturas.
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