Años después de que el monstruo aparentemente fuera eliminado en la mansión de los Frankenstein, la gente del pueblo sigue aterrorizada por la mera presencia de esa construcción y exigen a su alcalde que les deje volarla con dinamita para limpiar el pueblo de la presencia de todo rastro de los Frankenstein (gracioso como el alcalde se niega inicialemnte pero al recordarle las próximas elecciones, les da carta blanca). Los aldeanos volarán el castillo, pero Ygor encontrará tras las primeras explosiones al monstruo, que llevaba mucho tiempo enterrado, y se lo llevará a ver a otro hijo del barón Frankenstein para que les ayude. Cuarta entrega de la saga y que para mí ya marca un punto de inflexión entre lo que considero una trilogía que cerraba de una manera excelente unos clásicos imperecederos del cine de terror, y una obra (y las que siguieron después) de serie B con pocos ingredientes lo mínimamente atractivos y poca conexión con esas entregas. Vamos a ir por partes porque los desaciertos y libertades que se tomaron con esta película son notables. Para empezar Ygor, quien muriera en la anterior película, aquí sale de nuevo y nos lo justifican diciendo que quedó herido y nada más... vale, aceptamos pulpo.
Bela Lugosi vuelve a interpretar al ayudante del Doctor, pero tiene poca participación y la película floja de por sí, habría agradecido una mayor presencia por su parte para ganar un poco de interés. El monstruo que cayó en un depósito de azufre hirviendo aquí reaparece emparedado entre las catacumbas del castillo, bastante mal cogido, pero si querían "resucitarlo" estaba claro que debían hacer algo así.
Boris Karloff, que tras leer el guión de esta película se negó a hacerla (y bien que hizo), aquí es sustituído por un Lon Chaney Jr., que no llega ni de lejos a la suela de los zapatos de Karloff, haciendo un personaje que lo único que hace es deambular de un lado al otro sin mucha gracia.
El nuevo Doctor y toda la historia que construyen a su alrededor para justificar hacer algo con el monstruo, es descabellada del todo y casi de la risa cuando lo cuentan.
La película iba avanzando pero no me estaba transmitiendo lo más mínimo y casi me daba un poco igual como acabara, por lo que agradecí que con solo una hora, cerraran el tema que no daba para más y es que tal vez no debió ni iniciarse. Visto lo visto, el guión me parece sacado con prisas, muy poca imaginación y nada de respeto por sus predecesoras.
También se resiente el acabado técnico y de decorados, aquí bastante más pobre que en las otras, empezando con un castillo de los Frankenstein con poco atractivo y siguiendo por unos fallos que saltan a la vista, como cuando el monstruo avanza por el cementerio y al rozar una cruz, esta se cae (rodando a lo Ed Wood sin repetir escenas que han quedado mal) o al caer un hombre por unas escaleras, se ve que la barandilla es de pega y casi se desmonta. Vamos, que aquí ya pasamos a la serie B de baja calidad y poca gracia, y será complicado que me atreva con las entregas que siguieron perpetrándose. Lo que sí haré será revisar las dos primeras para poder ponerlas en el blog en breve.
Si tengo que destacar algo positivo, en primer lugar será que solo te torturan 63 minutos, más habría sido muy dañino para mi salud, y luego una escena donde Ygor lanza unas piedras desde lo alto de las almenaras del castillo y el actor de abajo tiene que esquivar pedruscos reales y que revientan al llegar al suelo, con un margen de maniobra muy ajustado.
Me cuesta ahora mismo destacar mucho más. Solo para muy incondicionales del monstruo o quien quiera verla con algún amigo para reírse con alguna que otra escena. Si la apruebo solo es por el cariño que le tengo al personaje.
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