Uno de los payasos (Santiago Segura) armado con un machete hará destrozos entre las filas nacionalistas hasta que es hecho prisionero y puesto a trabajar en la construcción del Valle de los Caídos. Su hijo, muchos años más tarde, a finales del franquismo, decidirá seguir los pasos de su padre y ser payaso también. Será un payaso triste muy bien interpretado por Carlos Areces, que se encontará en el circo con un hombre violento que encarna al payaso tonto (Antonio de la Torre) quien está obsesionado con hacer reír a los niños y enamorado de la trapecista (Carolina Bang).
Se formará un peligroso triángulo amoroso debido al carácter extremadamente violento del payaso tonto y de la atracción de la trapecista por el recién llegado, dando a situaciones inicialmente divertidas, para ir derivando a otras cada vez más grotescas en el enfrentamiento de ambos por ganarse su amor.
Estamos ante una obra dificilmente catalogable y a pesar de que no es para nada redonda, hay que agradecerle a Alex de la Iglesia su atrevimiento y buen hacer para presentarnos una propuesta fresca e irreverente. Un soplo de aire fresco para un cine español, que como norma general, ultimamente solo ofrece cine de baja calidad, de pocas ideas y con unos actores que en muchos casos salen de malas teleseries, buscando la recaudación máxima con el mínimo esfuerzo.
Se podrá acusar a esta película de no ser consistente (no lo es), pero es muy atrevida y tiene momentos que hacen que merezca ser vista. Tras una muy buena primera mitad en que tenemos uno de los mejores arranques que he visto y en la que los escarceos iniciales entre los payasos, logran unos buenos minutos con ambos bordando su actuación, en la segunda empieza a perder el rumbo cayendo en una repetición que poco aporta a la historia, demasiadas escenas que no son necesarias para recalcar una y otra vez el enfrentamiento mortal entre ambos. Me recuerda en algunos puntos a lo que ya vimos en "Muertos de risa" y que aquí acaba cansando un poco.
Carlos Areces y su locura |
Se podía haber sacado mucho más de la aparición de Franco y del inicio de enajenación por parte de Carlos Areces, pero por desgracia no es así. La actuación de Carolina Bang encarnando a la deseada trapecista, a diferencia de los otros dos protagonistas, deja muchísimo que desear y queda reducida a chica bombón y poco más, quitando credibilidad a los momentos más dantescos y dramáticos de la obra. No obstante, quiero recalcar que es una obra muy complicada de valorar, hace un uso de un humor negro que no a todos gustará, tiene algunas imágenes impactantes y sobretodo la actuación de Carlos Areces, que hacen que me quede la sensación de que ha valido la pena.
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