Un grupo de viajeros se refugia en un humilde albergue esperando que cese una intensa tormenta para así poder cruzar un caudaloso río crecido por las intensas lluvias y que les corta el paso para seguir su camino.
Iehi Misawa, un samurai sin señor, junto a su esposa,
se ospedan también a la espera de poder cruzar y se entretienen como pueden con los aldeanos de la zona compartiendo las horas en el salón del albergue.
Una mañana y durante un paseo para estirar las piernas, Ihei impedirá que unos jóvenes de un clan se maten entre ellos por una disputa trivial, este manejo de la situación y sus extraordinarias habilidades con la katana, serán vistos desde la distancia por el señor feudal de ese territorio, quien impresionado, le invitará a su castillo para charlar con él y para su sorpresa le propondrá ser el nuevo Maestro de Armas del feudo, un cargo de mucha valía.
Iehi Misawa posee un carácter tranquilo y amigable, muy diferentes del resto de samurais, cosa que no será bien vista por todos.
La película está basada en el último guión que escribió el sensei Akira Kurosawa, fue rodada un año después de su muerte, y rebosa de la belleza típica de sus obras. Sin embargo creo que en sus manos, habría podido llegar a ser una película mítica como otras tantas del director.
Está perfectamente ambientada y dirigida, no digo que no, pero se podía haber sacado más provecho.
Los paisajes están muy bien buscados para darle más fuerza a las imágenes, la historia planificada a la perfección, grandes actuaciones y resuelta satisfactoriamente.
Una película más bien desconocida y que es un pequeño tesoro que merece ser descubierto por todo aquel a quien le guste una muy buena historia de samurais y poder ver la vida perfectamente recreada en un castillo medieval japonés (no es el de Himeji, pero está increiblemente bien conservado). Imprescindible disfrutarla en VO para captar la esencia de carácteres que el japonés sabe darle a sus entonaciones según sea la situación.
Ame agaru fue la película qiue sirvió de reconciliación póstuma, eso sí, entre Akira Kurosawa y Toshiro Mifune, quien fuera su actor fetiche en casi todas su grandes obras. Ambos, como buenos japoneses se separaron tras un estúpido enfado unos años antes y por su orgullo se negaron a dar marcha atrás en sus posiciones hasta que ya fue demasiado tarde (Mifune moría un año antes que Kurosawa). Sería en esta película donde sus hijos, uno como productor y otro como actor (encarnando al señor feudal) terminarían este proyecto. Muy recomendable.
Fetén, justo lo que estaba buscando!! Un buen chambara, de descendencia kurosawa-mifune, no voy ni a leer la critica hasta que no la vea.
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