Cine de aventuras en estado puro, con infinidad de maravillosas trampas pero sin ningún cartón. El viaje fantástico de Simbad consigue lo que tantos otros intentan alcanzar pero sin embargo la mayoría fracasan, crear una obra que envejezca tan dignamente y que continúe hechizando al nuevo espectador década tras década, sin fecha de caducidad. Es uno de esos films encantados cuyo éxito ya se considera de culto, una joya que hoy orgullosamente rescato. Relata las aventuras de Simbad, el príncipe de Bagdad, que tras hallar una joya, parte de un misterioso y legendario mapa, se embarcará en una odisea de constantes peligros junto a su heterogéneo grupo de marineros, esclavos, reyes y princesas, en busca de la fuente de la vida eterna y sus grandes riquezas.
El hechicero Koura le pisará los talones para hacerse con el preciado tesoro, y contará con la ayuda de las fuerzas del Mal, en cualquiera de sus formas, ya sea a través de su homúnculo volador o usando su magia para controlar al temido Centauro, a la gran Khali y sus 6 brazos o incluso llegar a ser invisible.
Ejemplifica lo fantástico y lo irreal en su máxima expresión, un sinfín de arrolladoras aventuras que no conocen límites, creando un mundo tan apasionante en el cual todo puede suceder, y de hecho, sucede. El gran Ray Harryhausen fue el responsable de los efectos especiales que fueran tan característicos en este tipo de films, y que desafortunadamente se han perdido en favor de los digitales (Ray necesitaba 1 año para acabar sus efectos, tiempo actualmente inconcebible en una producción express). Llegó a crear para esta cinta un Centauro, un Grifo, una sirena salvaje rampante, un homúnculo con alas y una Diosa con 6 sables que son una verdadera delicia contemplar, una dedicación incomparable que lo elevan a la categoría de maestro. Su Dynamation ya forma parte de la historia del cine, y a él le debemos la impagable ambientación de esta Simbad y de otras entregas del mismo, junto a las míticas Jasón y los Argonautas y Furia de Titanes (no la horrorosa versión reciente, por cierto). Esa magia se ve acompañada por un reparto de culto, empezando por su protagonista, un elegante y entrañable John Phillip Law, tan acertado y memorable como el resto de sus compañeros, desde el maléfico Koura (Tom Baker, el famoso Dr.Who que tanto admira Marc) o la futura chica Bond, Caroline Munro. Absolutamente todos comprenden el proyecto y su implicación es máxima, siendo creíbles de principio a fin.
El personaje central interpretado por Law habla con acento árabe (en la V.O.), se mueve con gestos atávicos orientales y utiliza frases míticas de esas culturas, tales como , -Vale más un perro vivo, que un león muerto -, siendo muy concienzudo en la laboriosa creación de su rol.
Podríamos decir que sigue siendo el mejor Simbad de cuantos hayan interpretado al famoso marino, y sin duda, el de mirada más penetrante. Nos contagia de sus valores puros, de sus principios y su compañerismo, de su lealtad y su valor, de su valentía y ética. Su manera de liderar al grupo es una combinación de templanza y temeridad, siempre en busca de la libertad y sin riendas que le dominen. También hay mención a su encanto sexual, pero fue eliminado del montaje final, ya que no era la idea de la productora "ensuciar" el mensaje final.
Fue íntegramente filmada en España, concretamente en las cuevas de Arta, en Mallorca, o en La Pedriza madrileña, contando además con un grupo español de teatro que se transformó en una banda de indígenas verdes aliados de la Diosa Khali. Se atreve incluso con los homenajes, siendo un claro ejemplo la ofrenda de la chica al Centauro, como en King Kong. La música ambiental está desarrollada en consonancia y resulta estimulante, pero se hubiese agradecido más tensión depende en qué secuencias, que se frenan por falta de orquestración. También se le podría tachar de infantil, pero en mi opinión se debe más a la dura censura prohibitiva que a las verdaderas intenciones del británico nacido alemán Gordon Hessler.
En definitiva, una tentadora película de aventuras a la antigua usanza que nos atrapará y nos enseñará la verdadera manera de filmar el género fantástico, que tanto echamos en falta.
Nuestro admirado Carlos Aguilar le dedicó la portada a su espléndido libro "la espada mágica", trabajo homenaje al género de aventuras y que cuenta con un prólogo del mismísimo John Phillip Law, del que fuera amigo cercano (imagen de la izquierda). De hecho, en el trabajo de Aguilar sobre la vida y obra de Phillip Law, éste argumenta que fue su papel más destacado, del que se sentía más orgulloso y del cúal aún le seguían reconociendo.
Un clásico de verdad, el año pasado me vi los 3 DVDs que tengo de Simbad, a parte de ésta, "Simbad y la princesa" y "Simbad y el ojo del tigre". Todas ellas con los efectos especiales del gran Harryhausen y muy amenas (bueno, si no recuerdo mal, la última tenía una historia un poco más simplona). A ver si te animas y completas el ciclo de Simbad...
ResponderEliminarPor cierto, no recordaba que Tom Baker salía en la película, la verdad es que mi memoria está cada vez peor, y esto me ha hecho recordar que en el apartado de series debería hacer un especial, pues la serie más lóngeva de la historia de la televisión, bien se lo merece... este verano cae seguro.
Me gustaria verla
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