jueves, 23 de junio de 2011

CROMOSOMA 3 (THE BROOD) (1979)

Tras las peculiares Rabia y Vinieron de dentro de..., David Cronenberg nos presentó un film todavía más enrevesado si cabe, repleto de juegos psicológicos y comportamientos esquizofrénicos que no nos ha dejado indiferentes, pero si un pelín decepcionados.
La historia nos lleva a conocer al doctor Hal Raglan (un Oliver Reed demasiado inexpresivo) que inventa una terapia somatizadora de los enfermos mentales. Al someter a la paciente Nola Carveth (Samantha Eggar, la más arrebatadora del metraje) a dicho estudio, ella desatará un latente flujo de rabia descontrolada que provocará terror allá por donde pasa. La furia se dibuja en forma de criaturas sin ombligo ni dientes que atentarán contra todo ser molesto en los planes del doctor, que manipulando a su abeja reina, logrará llevar a cabo sus aterradores estudios, erigiéndose como el "mad doctor" del film.
El marido de Nola, Frank, investigará el extraño caso e intentará desvelar el fruto de esos estudios que tantas muertes está causando.
El visionado de este film no resulta tan placentero como esperábamos, y se hizo cuesta arriba debido a lo perturbador de sus diálogos, todos llenos de locura transitoria y a ese descoloque continuo al espectador, que trata de darle forma minuto tras minuto al conjunto pero que ve como se aleja de la lógica cada vez más, y se asienta en terreno farragoso de difícil coherencia. Hasta que no aparece la criatura desdentada con apariencia de niño todo es anodino, pero la llegada de dicho ser nos despierta el gusanillo de la curiosidad, que más adelante nos desvelaría la mejor escena del film, la secuencia final con Nola, del todo peculiar.
Vemos tics de Cronenberg constantemente, y pese a ser signo de autor, no favorecen en nada al producto, que acontece de demasiada sobriedad tratando un tema de menor trascendencia, como al final nos percatamos. Una obra considerada por muchos como un punto y a parte en la filmografía del cineasta, que personalmente me ha dejado tan interesado como anestesiado, llevándome a un terreno de indiferencia cinéfila nada positivo, porque sin llegar a molestarme, no me ha llegado  a transmitir nada de entusiasmo. Tal vez en la esperadísima secuencia final, con Nola enseñándonos sus mutados atributos y mordiendo sus propias bolsas embrionarias llegamos al verdadero zenit y se nos hace más fácil su digestión, ya que al acabarla, todo cobra un poco más de sentido y comienzas a repasar datos y hechos que antes se arremolinaban en nuestra mente y ahora ordenamos a la perfección (excepto un par de secuencias, del todo extrañísimas). Así pues, la valoración es complicada, porque por un lado molesta que jueguen con nosotros con tanta parsimonia, a un ritmo desquiciante y algo de petulancia, pero por contra, nuestra desdicha se aclara con la unión de todos los hechos, y salimos con la sensación de haber entrado en el juego de Cronenberg sin darnos ni cuenta, hecho de considerable acierto por parte del canadiense.
Nola en pleno apogeo sensual
Una cinta inspirada a raíz de los problemas matrimoniales del propio David, que dijo tener similitudes incluso con su verdadera mujer reflejados en el personaje de Nola, que esperemos no sea la crianza de niños mutantes en bolsas orgánicas.
El título original "the brood" (progenie) se ve alterado por el españolizado "cromosoma 3", que simplemente hace mención al perturbador gen de Nola, capaz de engendrar prole mutante. Pero en ningún momento del film original (en la versión doblada lo ignoro) se hace mención a dicho cromosoma.

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