Un náufrago llamado Edward Parker (Richard Arlen) es recogido por un barco mercante que lleva un cargamento de animales a bordo. Su destino se antoja misterioso, tratándose de una diminuta isla de los mares del sur que no aparece en los mapas, y su receptor es un misterioso personaje llamado Dr. Moreau (Charles Laughton). Habiendo descargado a los animales, Richard se enfrenta al tiránico capitán del barco, y este acaba arrojándolo a la cubierta del barco de Moreau, viéndose atrapado desde ese momento en la isla sin posibilidad de regresar a la civilización.
Una vez en tierra firme poco a poco va descubriendo que algo macabro y misterioso ocurre allí, pues el doctor se dedica a hacer experimentos prohibidos y de moral muy dudosa con toda clase de animales para convertirlos en seres humanos, dando como resultado a una serie de bestias semi-humanas que le veneran casi como un dios. La llegada del náufrago le da la idea de poder llevar sus experimentos un paso más allá...



A nivel de actuación Charles Laughton logra una interesante recreación del misterioso doctor, con una tranquilidad imperturbable que da a entender el control absoluto que ejerce en sus dominios, vestido con un impoluto traje blanco y el látigo en la mano, que recuerda a la típica imagen de los colonos ingleses del siglo XIX.
Aunque dificilmente identificable por el maquillaje, también participó Bela Lugosi como una de las bestias creadas por el inefable doctor.

Posteriormente ha habido dos nuevas adaptaciones para la gran pantalla de la misma obra, La isla del Doctor Moreau (1977) con Burt Lancaster ejerciendo de Doctor, un remake que no logró estar a la altura de su predecesora a pesar de contar con una buena labor en el apartado de maquillaje. Aunque infinitamente superior al despropósito que realizó el director John Frankenheimer en el año 1996, con Val Kilmer en el papel de náufrago y un desganado y pasado de vueltas Marlon Brando en el ocaso de su carrera intentando dar vida al Dr. Moreau, y que lo mejor que podemos hacer todos es olvidarla. Yo me quedo sin ningún género de dudas con la original que no os defraudará.
¡Peliculón!
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