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domingo, 17 de noviembre de 2013

CINECLUB SITGES 2X06 : THE TRIP

De nuevo nos llega el cine de calidad de la mano del CineClub Sitges. Nuestra sexta propuesta de la temporada será el próximo jueves 21 de noviembre a las 20:30h en el emblemático cine Prado y con el film "The Trip" del británico Michael Winterbottom. El arriesgado autor de la esencial "24 hour party people" o la experimental y tórrida "9 songs", nos invita esta vez a una road movie gastronómica por toda Gran Bretaña. Un viaje de espíritu cómico entre Steve Coogan y Rob Brydon (haciendo de sí mismos) donde la libertad de improvisación actoral fue un pilar fundamental en la creación del proyecto. Algo ciertamente insólito en una película donde las palabras y la comida son lo más importante en escena (de hecho, no existe la figura del "guionista" aquí, aunque haya algunas líneas argumentales de contorno).
La cinta nos cuenta la frustrada pero animada experiencia de Steve, un crítico gastronómico inglés que es escogido por la revista "The Observer" para recorrer los mejores restaurantes del país, lo que también le permitiría organizarse un estupendo viaje con su prometida. Pero, cuando ella lo abandona, no tiene más opción que conformarse con la compañía de su extravagante amigo Rob.
Nacida como serial de TV en 2010, "The Trip" no es una comedia convencional al uso ni lo pretende. Sus valiosos y arriesgados puntos de interés son un arma de doble filo, y divide al público entre los que la aman incondicionalmente o los que le reprochan un sentido del humor de cierta dificultad, y que exige demasiada complicidad con lo británico. Bromas, referencias e imitaciones de la cultura (también cinéfila, por supuesto, desde Anthony Hopkins a Liam Neeson) popular inglesa le otorgan una complejidad añadida, pues se nos pueden pasar por alto varios de sus aciertos. Por eso, y por las razones de siempre, es imprescindible de nuevo disfrutarla en su V.O., pues de otra manera, pierde todo el sentido.
Concebida como una prolongación conceptual de "Tristram Shandy: A Cock And Bull Story" de 2005, Winterbottom recupera a su pareja fetiche de aquella para proporcionarles la libertad creativa que, según cree, ambos merecen.


Confirmada recientemente su secuela "The Trip to Italy" (¿alguien tiene dudas de su argumento?), todo indica que se seguirá el mismo proceso de concepción que con "The Trip"; es decir, se rodarán 6 capítulos nuevos para la serie de televisión, para más tarde editar ese material para el film exhibido en salas.
Así pues, nos espera una comedia brit para paladares excelsos que incita a duplicar nuestra atención en pantalla, pues habrá muchos sabores nuevos este jueves en la sala Prado de Sitges.
Ahora toca disfrutarla y saborearla juntos. Nos vemos allí.

jueves, 27 de septiembre de 2012

EL ESPANTAPÁJAROS (1973)

En una carretera solitaria por la que apenas pasa un coche de vez en cuando, coinciden dos personajes de lo más peculiares haciendo autostop. Por un lado Max Millan (Gene Hackman), un tipo maduro, brabucón, extravagante y pendenciero que acaba de salir de la cárcel y que tiene decidido encaminarse hacia Pittsburg donde quiere abrir un negocio de lavado de coches que lleva años planeando; por el otro Francis Lionel (Al Pacino), un joven de una gran inocencia y buen carácter que pretende, tras haberse pasado 5 años trabajando a bordo de un mercante, dirigirse a Detroit para intentar recuperar la relación con la que fuera su novia y conocer por primera vez a su hijo (o hija, ya que no sabe ni eso tras haber huido asustado al saber que iba a ser padre).
Tras unos primeros momentos en que ambos personajes chocan por ver quien es el afortunado que caza al primer autoestopista, las largas horas de espera en medio de ninguna parte acaban por acercarles gracias a la insistencia de un simpático Lionel que va haciendo bromas y explicando chistes, hasta que consigue despertar algo en el rudo y frío Max, que hasta entonces se había mostrado desconfiado y distante. Esa primera chispa de complicidad hará que se acaben decidiendo a compartir parte del camino juntos, y no mucho después le propondrá al bueno de Lionel que sea su socio en el negocio que tiene en mente.

El inicio de una buena amistad en medio de la nada...
De esta manera empieza un largo viaje donde estos dos vagabundos sin dinero usarán todo tipo de medios de transporte para acercarse a su objetivo, un camino plagado de anécdotas y situaciones que generará una gran amistad entre ellos.
Y este es realmente el tema central sobre el que gira el film, la amistad, tocándola desde varios ángulos para poder desarrollar la historia de estos dos personajes. De esta forma el arranque de la película se centra en mostrarnos como se genera una relación de amistad entre dos desconocidos que por azares del destino coinciden en medio de ninguna parte, pasando del recelo inicial, a una cierta tolerancia posteriormente, más adelante una cierta camaradería cuando comparten sus primeras vivencias, para finalmente dejar paso a la aparición de la verdadera amistad e incluso de una dependencia con el otro.

Dos vagabundos con un largo trecho hasta Pittsburg, poco dinero, pero mucho ingenio...
Un alto en el camino...
El largo viaje que llevan a cabo Max y Lionel les hace vivir todo tipo de momentos, algunos de ellos felices, llenos de ilusiones, donde ambos se permiten soñar con un futuro prometedor en el que la suerte les sonríe y el negocio marcha viento en popa; pero también teñida de duros momentos que los dos vagabundos tienen que hacer frente a contratiempos de todo tipo, llegando a sufrir algo más que simples palizas, desilusiones al ver somo sus aspiraciones se alejan de ellos y como salen a la superficie sus frustaciones personales.
La película está diseñada para lucimiento personal de estos dos actores, dándoles todo el protagonismo desde principio a fin, pero hay que reconocer que estaban en uno de sus mejores momentos profesionales y resuelven sin problema el reto para convertirse en los dos pilares sobre el que se levanta este interesante, poco conocido y a veces algo desconcertante film.
Un Gene Hackman ataviado con gabardina, un montón de viejas camisas sucias, boina, puro y gafas, para dar vida a un estrafalario buscavidas que nunca ha tenido suerte en la vida debido a su peculiar y agresivo carácter, que ya le ha hecho pasar por prisión una vez. Su actuación es totalmente convincente, siendo creíble tanto cuando se muestra arisco y distante al principio, como a lo largo de todo el metraje en el que se aprecia una evolución en su personalidad cada vez más afable y abierta.
Por su parte Al Pacino sabe estar a la altura de su compañero de reparto, y personifica a un joven alegre, muy incocente y del cual intuimos una cierta limitación en cuanto a sus capacidades intelectuales, por lo que se entiende que se deje arrastrar en una aventura sin mucho sentido y seguramente con menos futuro todavía, pero como un niño al que se le promete un caramelo, Lionel sigue a Max. Un buen trabajo del entonces un actor capacitado y que buscaba buenos papeles, no como en los últimos años en los que casi parece una mala caricatura de sí mismo.

Momento del robo frustado y un Max que se queda de piedra ante lo que está viendo...
La evolución de ambos personajes es lo más interesante de la historia, consecuencia en parte por la relación de amistad que entablan y los lazos afectivos creados, y también por las muchas cosas por las que tienen que pasar. Todo ello les cambia de una forma lenta pero inexorable, haciendo que practicamente tengamos un intercambio de carácteres entre ellos.
Hay grandes momentos en la película, aquellas escenas que a uno le quedan muy marcadas en su memoria y que tiempo después de visionarla y al rememorar el film, vuelven a nuestra cabeza de forma clara. Algunas tan divertidas como la escena del streptease de Max en un bar de carretera, es memorable y pone de manifiesto el cambio que se ha originado en su personalidad gracias al permanente contacto con Lionel, pues la espontaneidad y alegría con la que se pone a bailar y despojarse de toda su ropa para regocijo de todos los presentes, hubiera sido impensable para él solo unas semanas antes.

Cena con la hermana de Max y una amiga muy necesitada...
Pacino quizás tiene la mejor escena de todas, la del intento de robo de un bolso y la peculiar maniobra de distracción perpetrada por Lionel a petición de Max, sin ninguna duda el momento más hilarante del film dejando estupefacto a todos los presentes de la tienda, pero sobre todo al mismísimo Max, que no da crédito a lo que está viendo, siendo incapaz de llevar a cabo su plan y renunciando al darse cuenta que en lugar de distraer a la dependienta ha sido él quien se ha quedado estupefacto, me parto de risa solo con escribir sobre ella. También hay lugar para durísimas escenas que mejor dejo en el aire para que las descubráis, ya que estas tienen mucha más influencia en el desarrollo de la trama.
Pero no solo tenemos grandes momentos cuando se centran en ambos actores, me ha gustado el retrato general de perdedores que podemos observar a lo largo de toda la historia, desde la calenturrienta amiga de la hermana de Max, una mujer falta de cariño, solitaria que ve en él un oasis en su triste vida; o la ex pareja de Lionel, otra perdedora aprisionada en una vida que la hace infeliz, sin salida posible para huir de allí y empezar desde cero.

Incluso los amigos pasan por malos momentos...
Lionel y su momento de inflexión en esta historia...
El film fue dirigido por Jerry Schatzberg, hombre con una filmografía en la que practicamente solo podemos rescatar la película que tenemos hoy entre manos y Pánico en Needle Park, rodada un par de años antes que ésta y en la que ya contó con Al Pacino para protagonizarla dando vida a un drogadicto. De todo lo rodado a posteriori nada realmente destacable y solo señalar que en 1984 también volvió a trabajar con Hackman en el film Elliot.
Poco conocida, a pesar de llevarse en 1973 la Palma de Oro en el Festival de Cannes, una peculiar road movie que fracasó en su momento en taquilla, personalmente creo que de forma totalmente inmerecida y quizás merece ser recuperada y valorada en su justa medida como una obra más que interesante que combina el drama y la comedia de una forma inteligente, que a buen seguro a todos nos hace reflexionar después de acabar de verla, pues dificilmente dejará a nadie indiferente con su cierre.
Por cierto, si os intriga su título El espantapájaros, no os preocupéis, pues en los primeros minutos queda bien claro y explicado por uno de los dos personajes. Os invito a verla y que nos contéis que os ha parecido.


sábado, 15 de septiembre de 2012

LOS VIAJEROS DE LA NOCHE (NEAR DARK) (1987)

Curiosísimo segundo largometraje de la oscarizada Kathryn Bigelow (En Tierra Hostil, Le llaman Bodhi..), ex-mujer del titánico James Cameron y pintora de vocación (de las finas, nada de "brochas gordas"...), que asombró a público y crítica al aunar dos géneros hasta la fecha repelidos entre sí, el western y el terror (más concretamente, el vampírico).
Considerada por algunos como la "road movie" de chupasangres definitiva, esta "Near Dark" consigue mantener intacta su condición de cinta de culto un cuarto de siglo después, por aspectos que trataré de exponer a continuación y por los que considero está todavía por ponderar merecidamente.
Un joven cowboy trata de seducir a Mae, una chica nueva en la ciudad, a la que consigue llevarse en su furgoneta para estar románticamente "a solas". Su peculiar cita se acaba alargando un poco (dichosa mojigatería) y, al ver que el tiempo se les echa encima y pronto amanecerá, Mae comienza a ponerse nerviosa y ansía volver a la ciudad.
Nuestro sicalíptico vaquero, creyendo que son meras excusas para terminar con la cita, detiene su furgoneta en medio de ningún sitio y coacciona a la joven para obtener aunque sea un mísero beso. El asunto se complica cuando, en vez de propinarle un morreo de consolación, la hasta ahora adorable Mae le hinca sus afilados colmillos y le succiona (chupar sería malinterpretable aquí) la sangre al estupefacto zagal.
Poco tardará en descubrir que ha sido mordido por una criatura de la noche (no se oye la palabra vampiro en todo el film) y que, lenta y dolorosamente, también se está convirtiendo en uno de ellos.
Así pues, en su lógica búsqueda de respuestas se unirá al grupo de Mae, unos despiadados seres nocturnos que deambulan buscando víctimas y esquivando la luz solar, que resulta mortal para ellos (incluso tintan las lunas de su furgoneta para no chamuscarse).
Experimentará entonces diversos cambios en su persona, como una inaguantable sed hemoglobínica o un desarrollo sobrehumano de su fuerza física, aparte de la comentada intolerancia a la luz solar, que lo quema en segundos (excelente la secuencia donde lo descubre mientras huye despavorido).
Sorprendentemente, la atracción hacía Mae no se ha visto demasiado afectada y su singular mini-historia de amor aún no ha terminado, o al menos, eso parece...

Entrando en la cantina para su particular banquete


Con su acertadísimo trasfondo de road movie nocturno, el film de Bigelow es capaz de transformar una (sobre el papel) insulsa historia más sobre romances adolescentes con vampiros (lo que sería ahora la aborrecible saga de "Crepúsculo") en un inquietante y brutal relato tan novedoso como sugerente, de una atmósfera única y dificilmente repetible.
Secuencias ya indelebles como la sangría en la taberna (el mejor momento de la película, con ese grupo de vampiros absolutamente despiadados), o esa "bala escupida" por uno de ellos tras ser disparado a bocajarro son claros ejemplos de la originalidad y fuerza visual del film, que tan sólo acusa ciertas gratuidades y pocas, pero algunas, incongruencias argumentales (esa noche tan risiblemente corta en el hotel).
Tampoco es que la relación sentimental entre los dos protagonistas nos estimule demasiado, pero creo que es una minuta que pagaremos sin demasiado esfuerzo viendo la resolución en diferentes aspectos del film (aunque esa secuencia final sea de juzgado de guardia y haya un par de carantoñas absurdas).
Dentro de su apartado interpretativo, la película guarda algunas gratas sorpresas (sobre todo para el cinéfilo) que me gustaría repasar, y es el hecho de que tres actores de la exitosa "Aliens: el regreso" (recordemos, de su futuro marido James Cameron), comparten también aquí cartel. Lance Henriksen (Bishop), Bill Paxton (Hudson) y Jenette Goldstein (Vasquez), son aquí compañeros de correrías vampíricas nocturnas, un año después de compartir nave y aventuras con la mítica Ripley / Sigourney Weaver.
Coincidencias o casualidades del destino, hubo otra filmación ese mismo año (sospechosamente similar) y que también parece gozar de cierto prestigio cinematográfico como fue "Jóvenes Ocultos" (The Lost Boys, Joel Schumacher, 1987), la cual se difumina en mi memoria y tarde o temprano deberé revisionar (por cierto, con los años, se convirtió en una trilogía barata).


En resumidas cuentas, esta Los Viajeros de la Noche (sobre estas líneas, una fotografía promocional)se erige como un film original e inquietante, de buena factura atmosférica y con una muy estimulante mixtura de géneros, inédita hasta la fecha (años más tarde, John Carpenter realizaría una fantástica revisitación al mismo concepto con su estupenda "Vampiros").
Terminaré añadiendo que ya se hornea en Hollywood un posible remake, aún sin fecha ni nombres, pero que con mucha probabilidad, atenderá a caprichosos intereses comerciales, vistas las últimas tendencias de esos chupasangres con acné tan y tan asquerosamente rentables (y no señalo a nadie...).

 

jueves, 22 de septiembre de 2011

CARRETERA AL INFIERNO (THE HITCHER) (1986)


En una industria en crisis con cada vez menos espectadores en las salas (en parte por la falta de ideas frescas para adaptarse a los nuevos tiempos por parte de quien las dirigen), el cine Urgell de Barcelona tuvo la fantástica y lúcida idea de crear Phenomena, una nueva experiencia consistente en una sesión doble una vez al mes como se hacían en los cines hace unos años (¡que tiempos!), y donde se están dedicado a recuperar clásicos del cine de los 70, 80 y de los 90. Con títulos tan emblemáticos como Los Goonies, Taxi Driver, Regreso al futuro, Terminator, Desafío total o Superman entre otras, y pudiendo disfrutarlas en una sala con una pantalla enorme como pocas quedan actualmente.
Una sesión la marqué con una “X” pues contenía un clásico que nunca había visto y al que le tenía ganas: Carretera al infierno (1986) y otro que me encanta desde siempre: Robocop y que me apetecía volver a ver en pantalla grande. Sin embargo finalmente me quedé sin poder ir (snif!) y hasta ahora no había conseguido hacerme con el DVD y verla tranquilamente.
Pero vamos a comentar un poco de que va esta película: Jim Halsey (C. Thomas Howell), es un joven de Chicago que necesita un cambio en su vida, para ello se pone en contacto con una empresa que se dedica a llevar coches de un punto a otro del país y logra hacerse con un trabajo para llevar un Cadillac hasta San Diego en California, donde espera encontrar alguna buena oportunidad. De madrugada, conduciendo hacia su destino bajo una fuerte lluvia, Jim casi sufre un accidente al quedarse dormido al volante. Asustado por si le vuelve a ocurrir, al ver a un autoestopista bajo la tormenta se para a recogerle y así tener a alguien con quien mantener una conversación, evitando volver a quedarse dormido, a pesar de cómo el mismo dice al abrirle la puerta, “mi madre siempre me dice que no haga esto”, y menuda razón que tenía la señora, y más sabiendo la de locos que hay por allí sueltos...

El personaje que recoge responde al nombre de John Ryder (Rutger Hauer) y desde el principio se nos muestra inquietante (vamos que no hay que ser un Premio Nobel para ver que no tiene muy buenas intenciones), poco después Jim se da cuenta del error que ha cometido cuando su invitado le confiesa ser un asesino que acaba de despedazar a otro conductor cortándole los brazos, las piernas y la cabeza, y que como es lógico él va a ser el siguiente. A pesar de lograr sacarle del coche, a partir de ese momento empezará un macabro juego del gato y el ratón con persecuciones constantes, donde John conseguirá incriminarle en una serie de asesinatos a lo largo de la ruta, convirtiéndole en el objetivo número uno de la policía.
Siendo sincero y tras acabar de verla puedo decir que la película como conjunto me ha dejado un buen sabor de boca y me ha sorprendido gratamente por su buen planteamiento y unos primeros 20 minutos rebosantes de tensión, sorpresas y un Rutger Hauer que da miedo. Es en este arranque, con algo tan sencillo como la recogida de un autoestopista cuando el film mejor funciona, todos nos tememos que algo va a pasar, que John Ryder la va a liar, y esa tensa espera logra tenernos esperando lo inevitable mientras nos mordemos las uñas.
Los primeros compases de la persecución a la que se ve sometido una y otra vez Jim, también son notables, apareciendo cuando menos nos lo esperamos para su desesperación, pero a mitad de la película el ritmo decae un tanto con la aparición del personaje de Nash (Jennipher Jason Leigh) como una camarera de un local de carretera, que si bien poco aporta en un principio, luego lo compensa sobradamente con una impactante escena en el tercio final del film.


Muy bien rodada para sacar el mayor partido de su bajo presupuesto y a una premisa que tampoco es muy original (se ven claras las influencias de otra peli de culto como es El diablo sobre ruedas) y con una gran fotografía que logra captar con mucha fuerza las escenas de persecuciones y violencia en un escenario tan simple y vacío como una carretera en medio de la nada. Una de sus mejores armas es lo impredecible que es, sorprendiéndonos en más de una ocasión con sus giros (nunca más volveré a comerme despreocupadamente unas patatas fritas... lo juro) y las apariciones del asesino cuando menos te lo esperas.
Rutger Hauer logra uno de sus mejores papeles (junto con Blade Runner diría yo que su trabajo más destacado), dando vida a un psychokiller de los que no se olvidan facilmente, sin embargo el endeble trabajo del guión a la hora de perfilar a los personajes y en este caso de dar alguna explicación del por qué de sus actos, hacen que no nos quede grabado con toda la intensidad que se merece, una verdadera lástima no haberse adentrado en la mente de este personaje, pues daba para mucho y con seguridad habría llegado a colarse entre los malos más destacados de la historia del cine.
C. Thomas Howell simplemente cumple correctamente con lo esperado, viéndose superado en todo momento por la gran presencia de su enemigo que se lo come siempre que aparece en pantalla.
Una película mezcla de road movie, terror y thriller que no dudo en recomendar, seguro que la disfrutáis como me ha pasado a mí, y le perdonareis ciertas lagunas de coherencia en el guión, pues a pesar de eso logra hacernos pasar un buen rato.
Como no podía ser de otra manera, tuvo una secuela que no aportó nada nuevo ni bueno, todo sea dicho, y recientemente un remake flojísimo en el que Sean Bean intentó emular al brutal personaje que interpretó Rutger Hauer, no lo logró, dando como resultado un fiasco de película.

lunes, 23 de mayo de 2011

PUNTO LÍMITE : CERO (1971)

Un ex-combatiente de la guerra del Vietnam con un pasado turbulento como conductor de bólidos, trabaja en una empresa de alquiler de vehículos. En un arranque de atrevimiento se propone recorrer en menos de 15 horas la distancia comprendida entre Colorado y San Francisco. Amante de la velocidad y el riesgo, Kowalski (un Barry Newman con cara de pasmarote que no consigue transmitirnos nada) será perseguido por la ley en los diferentes estados, será tentado por hippies liberales, pasto de robos poco convencionales y guiado por un locutor de radio ciego que a modo de advertencias, le irá mostrando los caminos menos complicados para conseguir su objetivo. De una forma un poco incomprensible, su hazaña comienza a suscitar el interés de la nación, convirtiéndose pues en casi una leyenda al volante.
Una película extrañísima cuanto menos, ya que buena parte del largometraje son escenas al volante, conduciendo todo el rato y con el (a veces insoportable) Super Soul en la radio.
La sensación que me ha causado es de verdadera confusión, una cinta tan rara de ver como de explicar, y a eso en los años de su estreno, lo llamaron "de culto". Me ha recordado a la posterior -The Warriors (1979)- ya que el locutor de radio (en aquella era locutora) nos va contando la historia sutilmente a través de las ondas de una manera que todo el mundo se puede contagiar de la aventura al mismo tiempo, y quiero pensar que debido a eso, la historia toma tanta inercia en la nación. Lo más destacable es, sin duda, las admirables escenas de velocidad, que sin ser un amante de ese género, me han sorprendido gratamente. No es fácil presentar un experimento cinematográfico de estas características y con esta calidad de filmación, jugando con helicópteros, motos, todo tipo de coches y al lado de ríos, acantilados, etc... una muy loable habilidad con las cámaras difícil de ver incluso hoy día.
La censura, una vez más, hizo de las suyas, y en esta versión de DVD podemos apreciar integramente las escenas cortadas en su día, como las de un tipo diciendo algunos tacos racistas y escupiendo al suelo, una rubia en cueros montada en una moto y cortejando sin éxito a nuestro insípido protagonista, etc... Esa escena en cuestión, la de la rubia, es de especial mención, ya que puede resultar incluso algo chocante en nuestros días por su contenido liberal.
Un hippie que tiene a su pareja dando vueltas desnuda encima de una moto, y que casi se la llega a ofrecer a Kowalski sin el menor atisbo de preocupación. Viva la época Hippie!!
Entre medio de tanta conducción temeraria y tanta persecución, nos encontramos con dos homosexuales que intentarán, sin éxito (puede parecer un spoiler, pero no lo es) robar a nuestro heroico conductor, resultando una de las escenas más hilarantes del film. En fin, un insólito producto norteamericano de principios de los setenta que transmite libertad, acción acelerada y mucha carretera, tal vez demasiada.
La escena final nos deja todavía más atónitos, y aquí si que no desvelaré nada, puesto que nadie se lo espera. Curiosa cuanto menos.

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