Mostrando entradas con la etiqueta CARPENTER. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CARPENTER. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de marzo de 2013

LA MIRADA DE JOHN CARPENTER

Una tenue luz titilante surge del interior de una gigante calabaza vacía, de sonrisa y mirada maléfica, símbolos inequívocos de brujería y malas artes. De manera sutil, la cámara nos aproxima hasta el detalle de sus ojos sin alma, acompañada de una inquietante melodía de sintetizador. El temor que a menudo provoca la oscuridad absoluta, se ve incrementado aquí por este objeto inerte, que parece cobrar vida.
Tras la calabaza, un rótulo nos ubica. Corre el año 1963 y estamos en Haddonfield, Illinois. Alguien acecha la casa de los Myers en plena noche de brujas. Un fabuloso plano secuencia, con tratamiento subjetivo, nos hace cómplices de lo que está a punto de suceder. Nos acerca a la casa, nos muestra desde la ventana lateral como una pareja se besa en un sofá. Segundos más tarde, los jóvenes deciden subir a la habitación del piso superior. La cámara no se detiene. Llega la hora de entrar, y tras bordear el lugar y acceder a la cocina por la puerta de atrás, nos hacemos con un cuchillo. La música incrementa nuestra tensión. Ya estamos dentro, y parece que sabemos a qué hemos venido.
El chico ya se marcha, no sin antes prometer tímidamente que llamará. La cita terminó. Subimos las escaleras y encontramos en el suelo una careta de payaso que nos cambia la visión. Ahora nuestra mirada se parcializa. Y allí está la chica, en su tocador, medio desnuda y peinándose mientras canturrea. Sin mediar palabra, le asestamos 9 frías puñaladas provocándole la muerte. Nos ha reconocido poco antes de morir, éramos Michael, su hermano de tan sólo 6 años. Y esto, es la noche de Halloween.
Así abre John Carpenter su film de terror más recordado, claro heredero del "Psicosis" de Hitchcock y que aglutina todos los ingredientes propios de su posterior trabajo cinematográfico. Podemos destacar dos conceptos recurrentes en el trabajo del cineasta; la figura omnipresente del “Mal” en cualquiera de sus formas y el asedio a los edificios, ya sean casas, apartamentos, iglesias, granjas, comisarias, instituciones mentales, estaciones en la Antártida o incluso en Marte.
En la citada “La noche de Halloween” (Halloween, 1978) Carpenter nos muestra el Mal a través del pequeño de los Myers, dibujando un ser humano desalmado, indestructible y verdaderamente aterrador. A lo largo del film, no veremos su rostro, siempre cubierto con una máscara sin expresión y atestiguaremos el continuo acecho hacia sus jóvenes víctimas, para más adelante cobrarse sus vidas en la oscuridad de sus hogares.

Una visión subjetiva de cámara abre el film "Halloween"
Visión tras la máscara de payaso en el joven Michael Myers
Los recursos técnicos y/o estéticos más reincidentes en “La noche de Halloween” son sin duda el uso de la cámara subjetiva, de la steady-cam, los planos desde el interior (o encima del capó) de un automóvil, los travellings laterales con profundidad de campo y de esa omnipresente música de sintetizador, amén de los helicópteros, la pérdida de línea telefónica o la figura del anti-héroe (aquí personificada por el mítico Donald Pleasence en una versión aterrada de Van Helsing).


Dos años antes, en su segundo film como realizador, “Asalto a la comisaría del distrito 13” (Assault on precinct 13, 1976), Carpenter plantea un ejercicio visual muy próximo al tono citado. Arranque en plano subjetivo (el tiroteo en el callejón), uso reiterado desde el interior del coche o el capó, travellings laterales diversos, asedio a un edificio (en este caso, la comisaría del título), una representación constante del Mal, que aquí viene dado por la banda de asesinos sin escrúpulos que matan incluso niños sin pestañear y como no, su atrincheramiento final en el recinto. Como bien cabe subrayar, de nuevo recurrirá a los helicópteros, los teléfonos cortados o al anti-héroe reivindicado (el irónico convicto Napoleón Wilson).


Tampoco faltarán estos elementos en su mejor obra hasta la fecha, la claustrofóbica monster-movie “La Cosa” (The thing, 1982), un inteligente remake que Carpenter dedicó al clásico “El enigma de otro mundo” de 1951 y que incluso refleja mejor que nunca estos ingredientes, nutriéndose de ellos para lograr un resultado fascinante. En este caso además de los recursos nombrados, hay un uso espléndido de la luz en el interior de la estación antártica, se le otorga una nueva dimensión a lo maligno (aquí, un extraterrestre descongelado por accidente fagocita y aniquila al grupo de científicos) y se acentúa la figura del falso héroe, situando a todos los supervivientes en una misma tesitura moral; ¿quién de ellos está infectado?.


Resulta ciertamente interesante acercarse al universo de Carpenter y encontrar esos puntos de conexión inherentes a su obra, ya que salvo excepciones (el biopic de Elvis Presley, la floja e impersonal “Starman” o la prescindible “El pueblo de los malditos”), todas las películas del pintoresco neoyorquino encierran un mundo propio, personal y fascinante donde el Mal siempre acecha, se obliga a los protagonistas a encerrarse en fortines y donde el uso del teléfono (o similares) deviene fundamental.
Un universo donde Carpenter ha decidido plantar sus raíces y desde el cual nos regala su peculiar visión del cine.

viernes, 20 de mayo de 2011

LA NIEBLA (1980)

Antonio Bay es un centro turístico de la costa californiana que se prepara para celebrar el centenario de la ciudad. Paralelamente y coincidiendo con dicha festividad, un barco aparece con toda la tripulación asesinada en circunstancias inexplicables, como si el mar los hubiera eliminado. Una locutora de radio local advertirá más adelante una misteriosa niebla que acarrea muertes a su paso, creando poco a poco el pánico una vez pasadas las 12 de la noche, hora en la que, según cuenta la leyenda, los muertos volverán a la vida para pedir lo que les fue robado. John Carpenter nos deja algún distintivo de genialidad (la escena inicial del marinero contando historias a los niños, cargada de magia) pero falla en crear un ambiente tenebroso y terrorífico (salvo un par de escenas llenas de suspense, el niño en su habitación esperando que entren los seres o el muerto que se levanta de la camilla silenciosamente mientras Jamie Lee Curtis no se entera) que en conjunto salva la papeleta pero nos deja a medias y con ganas de más. Los seres maléficos en cuestión son un acierto, mezcla de marineros con garfios (seguro que fue inspiración para la saga Sé lo que hicisteis el último verano, pues el asesino es muy parecido) y zombies llenos de gusanos, llamando a las puertas como si el de la guadaña te invitara a acompañarlo, escalofriantes escenas. La historia que nos cuentan es simple, esos seres en la niebla quieren recuperar algo que se les robó y que actualmente está en la iglesia, y les sirve de excusa para aniquilar a cualquiera que se ponga por delante. Fallando pues la ambientación, suministrando pequeñas dosis de terror y acompañado de actuaciones fetiche (Janet Leigh y su hija Jamie Lee Curtis) nos presentan un producto lo suficientemente atractivo para respetarlo, pero poco merecedor de calificativos mayores, pese a la pesada rúbrica de Carpenter.
La música (del propio John, como de costumbre) es horrorosa, catapultándonos fuera de la órbita argumental y obligándonos a taparnos los oídos por su horrenda composición de parvulario. El reparto hace su función, no estorbando y cumpliendo contrato, sin destacar a nadie, pero se echa de menos un protagonismo mayor, pues está repleto de secundarios sin saber quién cuenta la historia en realidad.
El efecto de la Niebla está conseguido en esencia, colándose por los hogares sin que nadie pueda frenarla, pero acusa el paso de los años y actualmente rozan la cutrez.
Como pasa a veces, el propio Carpenter hace un pequeño papel, esta vez como ayudante de la iglesia, y tenemos la oportunidad de verle esa cara tan inclasificable que tiene.
Únicamente comentar que la edición en DVD no está remasterizada, y presenta una imagen muy mejorable, que para un film con excesos de sombras, eso es imperdonable.

viernes, 29 de abril de 2011

LA COSA (EL ENIGMA DE OTRO MUNDO) (1982)

Un grupo de investigación reunido en la Antártida descubre a un ser alienigena que ha sido accidentalmente liberado y es capaz de parasitar cualquier tipo de vida, siendo tremendamente mortal.
El equipo será presa del pánico y la sospecha que genera no saber si alguien está infectado por el parásito, entrando en desconfianzas continuas y locuras transitorias.
Desde el comienzo estamos sometidos a una atmósfera muy adversa e intrigante, ya que el filme es capaz de atraparte y llevarte a ese insólito paraje y convencernos de su singular situación, transmitiendo angustia y sospecha de todo y todos.
El aspecto más importante, en mi opinión, es que es una de esas películas que saben mejor una vez digeridas, no dándonos cuenta de su valía en el instante que la visionamos pero saboreándola horas después descubriendo su indiscutible magia en pantalla. Por lo tanto, una absorbente propuesta que emerge con más fuerza con el peso del tiempo y se sitúa como una pieza fundamental en el cine de ciencia-ficción de todos los tiempos.
El trabajo de Carpenter (sigue siendo su obra preferida) es estupendo, creando un clima muy enigmático y sobrecogedor, que además, está lleno de matices y detalles. La cosa que hace mención el titulo es dificilmente descriptible, adaptándose al cuerpo invadido creando nuevas formas de monstruosidad como si de un virus se tratase. Esa misma adaptabilidad convierte al monstruo alienigena en uno de los más terroríficos que se hayan proyectado en pantalla, produciendo cientos de futuros plagios y copias similares. 
El reparto está en equilibrio con la película, esencialmente nadie destaca por encima de nadie y el protagonismo se reparte bastante, pese a la pincelada de liderazgo por parte del personaje de Kurt Russell, que resulta necesario y convincente. El apartado musical ofrece un punto a favor dotándola de intensidad y calidad, acertando de pleno en cada plano y en cada secuencia (obra del maestro Morricone y no del propio Carpenter, como es costumbre).
En resumidas cuentas, una obra de culto que se agranda a medida que avanza el tiempo, como el buen vino.
El enigmático ser conquistando un nuevo cuerpo

Como nota negativa obligatoria para contrarrestar mi fascinación diría que a veces, esa confusión del equipo investigador se transforma en un peldaño para el espectador, ya que confunde en demasía la trama y distrae nuestros sentidos sobremanera. Un producto pues, para paladares entrenados y con ganas de probar cine de buena cosecha.

 

miércoles, 20 de abril de 2011

EL FIN DEL MUNDO EN 35mm (2005)



Este capitulo de John Carpenter para las irregulares series Masters of Horror me tenía ciertamente intrigado, y no sólo por ser un trabajo casi insólito tras 4 años de inactividad, sino por el volantazo de estilo y forma de un cineasta por lo común deudor de un discurso propio.
Un episodio de 57 minutos lleno de guiños cinéfilos (menciones a Dario Argento, al festival Sitges, Nosferatu...), que además trata el tema de la búsqueda de un film insólito que sólo se llegó a proyectar una vez, consiguiendo perturbar a todo espectador, incluso al proyectista.
Dicha película, titulada "Le fin Absolute Du Mond" resulta ser una cinta tan diabólica como capaz de poseer y trastocar a cualquiera que intente visionarla, ocasionando muerte y desgracia a todos aquellos que osen conseguirla.
¿¿Coleccionismo de seres vivos ??
El argumento sigue a Kirby Sweetman, quien gestiona una sala de cine con clásicos de culto y posee unos conocimientos del medio inusuales, y que tras conocer la existencia "verídica" de la citada película en cuestión, se lanza a por ella con alguna pista obtenida de fuentes "fiables".
El señor Ballinger es un millonario obsesionado con esa cinta y hará lo que sea por tener el original (el hombre tiene un personaje real atrapado en su casa, como quien colecciona figuras de resina....sin duda un momento delirante y bizarro como pocos).
La idea general promete más de lo que ofrece, y necesitaba de más minutos para completarse, pero de todos modos nos atrapó en silencio durante esa hora escasa, sólo con esa interesante premisa.
Tengo la sensación que esta vez nos vendió humo con rúbrica Carpenteriana, algo que después de ver en Sitges su último largo (The Ward) me conduce a pensar que así es.
Lástima, un enorme director con un currículum impresionante, ahora un genio en horas bajas.
Como curiosidad, John Carpenter llegó a filmar un segundo capitulo con esta saga, de similar resultados (o inferiores diría, con un demonio de chichinabo).


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...