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sábado, 24 de noviembre de 2018

THE CURED (2017)

Llega el turno para "The Cured", una propuesta irlandesa de corte independiente (aunque con Ellen Page como cabeza de cartel, que eso siempre ayuda), que como viene siendo habitual en los últimos años, aborda la temática zombis/infectados desde otro punto de vista, supuestamente novedoso.
La ópera prima de David Freyne cuenta como un potente virus convirtió a buena parte de la ciudadanía irlandesa en caníbales enfurecidos, y que tras hallar algo parecido a un antídoto, el 75% de ellos se "curaron", mientras que el 25% restante aún estaban en estado incontrolable, y por lo tanto recluidos.
La reinserción social de los peyorativamente denominados "curados", que aún conservan los recuerdos atroces, pesadillas y extrañas percepciones debido a su angustiosa infección, lógicamente no es tarea fácil, pues crea un fuerte rechazo en la población, ya sea por simple miedo o por considerarlos auténticos asesinos sin perdón posible. Ante tamaña adversidad, el grupo de afectados no sólo comienza una revolución en toda regla, sino que en su fuero interno aún parecen palpitar ciertos síntomas de su horripilante trastorno.
Coincido con algunos en que la idea de base de esta "The Cured" tiene suficiente encanto como para que el proyecto se llevara a cabo, no seré yo el que lo niegue; pero sigo pensando que detrás de esa careta de "película de zombis" de la que comercialmente se beneficia, se esconde un pequeño drama socio-político sin demasiado que aportar, que ni afronta ni encara con suficiente voluntad crítica lo que plantea de inicio.
Por un lado caricaturiza a las fuerzas del orden, en un planteamiento demasiado panfletario del gremio, llevándolo casi al ridículo (¡qué malos y poco comprensivos son!).



En segundo lugar, crea personajes sin sangre en las venas, monótonos y aburridos, además de incoherentes (esa doctora de chiste), y se enroca la trama buena parte del metraje, donde apenas se mueven las fichas sobre el tablero y el espectador va siempre 3 pasos por delante en sus, por otro lado previsibles, acontecimientos.
Una puesta en escena de apagados tonos grisáceos, sin alma ni gracia y carente de cualquier atractivo, (aunque de algún modo en consonancia con el resto de ingredientes), no suma en su afán de lograr un clima de tensión. Tan sólo unos cuantos adornos de textura como los filmados cámara en mano o un acertado tratamiento sonoro, le otorgan, junto a su curiosa idea de sanar a los infectados, un interés moderado. 
No será tan relevante como pretende, ni cambiará el curso del género, pero puede llegar a gustar si se toma con la perspectiva necesaria, pues sin ser gran cosa, tampoco merece el anonimato.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

INUYASHIKI (2018)

Muchos conocimos a Shinsuke Sato gracias al enorme revuelo que montó la festiva proyección de "I am a hero" en 2015, la adaptación del célebre manga de zombis de Kengo Hanazawa.
Desde entonces, al director le han llovido nuevos proyectos relacionados con los live-actions de animes y mangas varios, desde la nueva "Death Note: El nuevo mundo (2016)" a la esperada adaptación de "Bleach (2018)".
El film que nos ocupa hoy, "Inuyashiki", se posiciona como el trabajo más destacable hasta el momento del director japonés, adaptando el manga de Hiroya Oku, creador de Gantz. De entre el ingente aluvión de este tipo de cine que asalta Japón desde hace años (algo parecido a la invasión Marvel en Occidente), "Inuyashiki" está un escalón por encima de estas adaptaciones, por lo general algo chapuceras, aunque entretenidas.
El citado Inuyashiki, un hombre de mediana edad, y Hiro, un adolescente corriente, son atrapados por un extraño rayo gracias al cual adquieren poderes especiales. Cada uno de ellos usará ese extraño poder de manera muy diferente.
La película destaca por presentar a un personaje inolvidable, un hombre cincuentón cuya vida no puede ser peor, con una familia que lo desprecia y un trabajo terrible, hasta que de un día para otro, se convierte en un cyborg con capacidades asombrosas.
Por otro lado tenemos a Hiro, el típico outsider teenager del cine japonés, de padres separados y objeto de bullying en la escuela, que cuyo odio y rabia irán convirtiéndolo, poco a poco, en un villano. Destaca un intento por dar tridimensionalidad a los dos antagonistas, dándole a cada uno un trasfondo y una razón de ser bastante coherente.



Se rodea todo el metraje de un halo épico (y dramático) muy conseguido, manteniendo las vidas y desarrollo de la pareja protagonista en paralelo la mayor parte del tiempo, hasta estallar en el clímax: una sorprendente matanza de “inocentes” en el centro de Shibuya con posterior batalla robótica llena de espectacularidad, donde destacan unos  efectos especiales sobresalientes. 
Inuyashiki, así, se erige como un film muy entretenido a pesar de sus giros dramáticos y tragedias personales exageradas (un tic del cine japonés que al ya acostumbrado no le molestará), pero decididamente espectacular, a la vez que reinterpreta el género superheróico tanto japonés como occidental a los nuevos tiempos. Notable.

Adrián Roldán

miércoles, 7 de noviembre de 2018

EDERLEZI RISING (2018)

Atraídos por una siempre atractiva premisa de ciencia ficción espacial y bastante a ciegas por ser una ópera prima, nos decidimos a entrar en "Ederlezi Rising", del serbio Lazar Bodroza. Se nos anuncia, minutos antes de proyectarse, que el film contiene una suerte de relación decididamente tórrida entre un humano y una androide con I.A. (encarnada por la actriz porno estadounidense Stoya), algo que incrementa, como es natural, nuestro interés inicial.
Situados en el año 2148, y sin apenas recursos en nuestro planeta, algunas grandes compañías se dedican a colonizar nuevos mundos. Es el caso de la avanzada corporación soviética Ederlezi, que envía a Milutín, un astronauta yugoslavo, de viaje a Alfa Centauri para instaurar conceptos ideológico-políticos allí.
Nimani, una robot humanoide de avanzadísima tecnología, le "asistirá" en sus necesidades durante el largo trayecto, siguiendo en todo momento las reglas establecidas por un complejo software empresarial. Cuando un cada vez más inestable Milutín trate de desconfigurarla con afán de humanizarla, todo se complica y el viaje toma un rumbo inesperado.
La película de Bodroza, muy blandita y sin apenas ritmo, se queda muy lejos de alcanzar sus propósitos, tanto formales como filosóficos, dentro de un contexto que ni funciona ni interesa, y mucho menos convence.
El 95% de la cinta transcurre en el interior de una supuesta nave con intención de alcanzar nuestro sistema solar vecino, Alfa Centauri (situado a más de 4 años/luz, nada menos), pero ya tardan más de 6 meses en llegar a Saturno, por lo que perdemos cualquier rigor de temporalidad realista. Además de mostrar el interior de la astronave como si de un sótano de discoteca se tratase, con un panel de risa y amplios espacios del todo innecesarios. Un desastre conceptual inválido y grotesco, a todas luces erróneo.


Más allá de estas florituras cosmológicas, más o menos relevantes, la historia no ofrece mucho más que un romance poco estimulante (y muy poco tórrido he de decir), entre un inestable, impredecible y poco fiable astronauta ¿o ingeniero? altamente traumatizado y su cyborg customizado acorde a sus predecibles y peligrosos impulsos. Algo incomprensible como decisión empresarial, pues está destinado al desastre.
La supuesta "humanización del androide", leitmotiv sin sutileza alguna, apenas aporta matices ni invita tan siquiera a la reflexión, pues el film se ve superado por el asunto que trata, sin éxito, de abordar.
Únicamente algunos recursos de iluminación y la reconfortante presencia de Stoya (de madre serbia y ex de Marilyn Manson), dan lumbre a tan oscuro proyecto, y pese a que sus esfuerzos caen en saco roto, es ella la única que se graba en nuestra retina al terminar la proyección, y no solo por su marcada sexualidad, sino por impregnar de cierta elegancia un producto menor.

martes, 30 de octubre de 2018

AWAIT FURTHER INSTRUCTIONS (2018)

Cuando se cumplen ya 20 años del estreno de "El Show de Truman (1998)", y con su director Peter Weir y el gran Ed Harris como invitados al certamen de Sitges, se volvió a poner en la palestra aquél profético y cada vez más atinado argumento, que sin saberlo, nos avanzaba un mundo totalmente vigilado por las grandes compañías, atiborrándonos con anuncios cada dos minutos, convirtiéndonos en sus patrocinadores involuntarios y anestesiando nuestras mentes con mensajes subliminales que lamentablemente, ya damos como habituales.
No era la primera vez que el mundo del cine abordaba dicha temática, cierto, pero sin duda el film de Weir logró aproximarse más que ningún otro a la realidad que ahora nos toca vivir. Algoritmos que memorizan y estudian nuestras búsquedas online, cámaras en cada esquina y buena parte de nuestra intimidad seriamente asaltada, por no decir tontamente regalada, es la cara oculta de una sociedad teóricamente avanzada que trafica con nuestros datos personales como quien hace recuento de su rebaño.
Ahondando de nuevo en esta misma reflexión sobre la actual manipulación social y la esclavitud consumista y/o consumidora, el festival proyecta una propuesta cinematográfica de semejante trasfondo crítico y muy particular visión del borreguismo establecido, explorando a través de otra óptica, esta vez más terrorífica, el mismo terreno.
"Await Further Instructions", segunda película del británico Johnny Kevorkian, presenta en primer término a una joven pareja formada por Nick y Annji, de visita el día de nochebuena a la casa de los "muy conservadores" padres de éste, con el nerviosismo que eso acarrea, pues ella es de etnia hindú y se temen lo peor.


Las 3 generaciones de los Milgram se reúnen pero no parecen entenderse, aunque no será hasta la mañana siguiente, el día de Navidad, cuando descubran atónitos como una extraña y viscosa masa negra recubre toda la casa sin dejarles salir, aislándolos casi completamente. Únicamente unos desconcertantes mensajes aparecen periódicamente por televisión, actualizándoles la situación de emergencia y dándoles instrucciones cada vez más inquietantes si quieren sobrevivir.
El trabajo de Kevorkian, envolvente y hasta cierto punto críptico, presenta diferentes aciertos sobre todo en sus esfuerzos estéticos (el propio diseño de la masa negruzca) aunque luce una puesta en escena próxima a lo convencional, sin apenas intuición autoral, incluso percibiéndose en exceso televisiva.


Aunque por momentos consiga ser asfixiante y casi terrorífica, lo cierto es que tras su ingenioso recurso del televisor dando instrucciones (está en la sinopsis, no estropeo la trama), y una vez entendido, casi machacado, el subtexto de una sociedad que te ordena y manipula como quiere, la cosa se estanca dramáticamente, sin atreverse a seguir metiendo el dedo en la llaga y tornándose previsible, gratuita, fútil e incoherente (el comportamiento del padre no obedece a la lógica del personaje, por poner un ejemplo).
Estamos ante un buen film, sin más, que logra sus mínimas pretensiones de base (el mensaje se capta rápido), pero culpable de simplificar en exceso un muy complejo entramado sociocultural, y salimos de su visionado sin que el tema nos haya suscitado más preguntas, pues se vende a los códigos funcionales de género. Lástima, pues podría haber volado mucho más alto si su mirada se hubiese tornado más atrevida, más punzante.

lunes, 15 de octubre de 2018

FESTIVAL DE SITGES 2018: MIÉRCOLES 10 DE OCTUBRE (DÍA 7)

Atraídos por una siempre atractiva premisa de ciencia ficción espacial y bastante a ciegas por ser una ópera prima, nos decidimos a entrar en "Ederlezi Rising", del serbio Lazar Bodroza. Se nos anuncia, minutos antes de proyectarse, que el film contiene una suerte de relación decididamente tórrida entre un humano y una androide con I.A. (encarnada por la actriz porno estadounidense Stoya), algo que incrementa, como es natural, nuestro interés inicial.
Situados en el año 2148, y sin apenas recursos en nuestro planeta, algunas grandes compañías se dedican a colonizar nuevos mundos. Es el caso de la avanzada corporación soviética Ederlezi, que envía a Milutín, un astronauta yugoslavo, de viaje a Alfa Centauri para instaurar conceptos ideológico-políticos allí.
Nimani, una robot humanoide de avanzadísima tecnología, le "asistirá" en sus necesidades durante el largo trayecto, siguiendo en todo momento las reglas establecidas por un complejo software empresarial. Cuando un cada vez más inestable Milutín trate de desconfigurarla con afán de humanizarla, todo se complica y el viaje toma un rumbo inesperado.
La película de Bodroza, muy blandita y sin apenas ritmo, se queda muy lejos de alcanzar sus propósitos, tanto formales como filosóficos, dentro de un contexto que ni funciona ni interesa, y mucho menos convence.
El 95% de la cinta transcurre en el interior de una supuesta nave con intención de alcanzar nuestro sistema solar vecino, Alfa Centauri (situado a más de 4 años/luz, nada menos), pero ya tardan más de 6 meses en llegar a Saturno, por lo que perdemos cualquier rigor de temporalidad realista. Además de mostrar el interior de la astronave como si de un sótano de discoteca se tratase, con un panel de risa y amplios espacios del todo innecesarios. Un desastre conceptual inválido y grotesco, a todas luces erróneo.


Más allá de estas florituras cosmológicas, más o menos relevantes, la historia no ofrece mucho más que un romance poco estimulante (y muy poco tórrido he de decir), entre un inestable, impredecible y poco fiable astronauta ¿o ingeniero? altamente traumatizado y su cyborg customizado acorde a sus predecibles y peligrosos impulsos. Algo incomprensible como decisión empresarial, pues está destinado al desastre.
La supuesta "humanización del androide", leitmotiv sin sutileza alguna, apenas aporta matices ni invita tan siquiera a la reflexión, pues el film se ve superado por el asunto que trata, sin éxito, de abordar.
Únicamente algunos recursos de iluminación y la reconfortante presencia de Stoya (de madre serbia y ex de Marilyn Manson), dan lumbre a tan oscuro proyecto, y pese a que sus esfuerzos caen en saco roto, es ella la única que se graba en nuestra retina al terminar la proyección, y no solo por su marcada sexualidad, sino por impregnar de cierta elegancia un producto menor. 

J.A.


Cuando se cumplen ya 20 años del estreno de "El Show de Truman (1998)", y con su director Peter Weir y el gran Ed Harris como invitados al certamen de Sitges, se volvió a poner en la palestra aquél profético y cada vez más atinado argumento, que sin saberlo, nos avanzaba un mundo totalmente vigilado por las grandes compañías, atiborrándonos con anuncios cada dos minutos, convirtiéndonos en sus patrocinadores involuntarios y anestesiando nuestras mentes con mensajes subliminales que lamentablemente, ya damos como habituales.
No era la primera vez que el mundo del cine abordaba dicha temática, cierto, pero sin duda el film de Weir logró aproximarse más que ningún otro a la realidad que ahora nos toca vivir. Algoritmos que memorizan y estudian nuestras búsquedas online, cámaras en cada esquina y buena parte de nuestra intimidad seriamente asaltada, por no decir tontamente regalada, es la cara oculta de una sociedad teóricamente avanzada que trafica con nuestros datos personales como quien hace recuento de su rebaño.
Ahondando de nuevo en esta misma reflexión sobre la actual manipulación social y la esclavitud consumista y/o consumidora, el festival proyecta una propuesta cinematográfica de semejante trasfondo crítico y muy particular visión del borreguismo establecido, explorando a través de otra óptica, esta vez más terrorífica, el mismo terreno.
"Await Further Instructions", segunda película del británico Johnny Kevorkian, presenta en primer término a una joven pareja formada por Nick y Annji, de visita el día de nochebuena a la casa de los "muy conservadores" padres de éste, con el nerviosismo que eso acarrea, pues ella es de etnia hindú y se temen lo peor.
Las 3 generaciones de los Milgram se reúnen pero no parecen entenderse, aunque no será hasta la mañana siguiente, el día de Navidad, cuando descubran atónitos como una extraña y viscosa masa negra recubre toda la casa sin dejarles salir, aislándolos casi completamente. Únicamente unos desconcertantes mensajes aparecen periódicamente por televisión, actualizándoles la situación de emergencia y dándoles instrucciones cada vez más inquietantes si quieren sobrevivir.

Los Milgram en Nochebuena, la crispación aumenta...

El trabajo de Kevorkian, envolvente y hasta cierto punto críptico, presenta diferentes aciertos sobre todo en sus esfuerzos estéticos (el propio diseño de la masa negruzca) aunque luce una puesta en escena próxima a lo convencional, sin apenas intuición autoral, incluso percibiéndose en exceso televisiva. 
Algo externo parece fagocitarles
Aunque por momentos consiga ser asfixiante y casi terrorífica, lo cierto es que tras su ingenioso recurso del televisor dando instrucciones (está en la sinopsis, no estropeo la trama), y una vez entendido, casi machacado, el subtexto de una sociedad que te ordena y manipula como quiere, la cosa se estanca dramáticamente, sin atreverse a seguir metiendo el dedo en la llaga y tornándose previsible, gratuita, fútil e incoherente (el comportamiento del padre no obedece a la lógica del personaje, por poner un ejemplo).
Estamos ante un buen film, sin más, que logra sus mínimas pretensiones de base (el mensaje se capta rápido), pero culpable de simplificar en exceso un muy complejo entramado sociocultural, y salimos de su visionado sin que el tema nos haya suscitado más preguntas, pues se vende a los códigos funcionales de género. Lástima, pues podría haber volado mucho más alto si su mirada se hubiese tornado más atrevida, más punzante.

J.A.

lunes, 13 de agosto de 2018

ASALTO A LA CORONA DE INGLATERRA (1967)

Del medio centenar de cintas italianas de índole fumetti comprendidas en la década de los 60, un proyecto en particular consiguió desmarcarse del resto con ciertos honores, y no solo por su descaradísimo, casi obsceno oportunismo, sino por saber rizar el rizo y caricaturizar lo ya previamente caricaturizado, extrayendo con un gran sentido del humor todo el jugo posible a este tipo de producciones protagonizadas por héroes baratos con mallas, y llegando a popularizarse de manera tan sorprendente como inesperada. Me estoy refiriendo, cómo no, a la divertida "Asalto a la corona de Inglaterra".
Honesta y conocedora de sus limitaciones pero también de sus libertades, la película de Sergio Grieco aka Terence Hathaway (1917-1982), se puede entender mucho mejor si tenemos en cuenta las previas incursiones del cineasta italiano en el entrañable subgénero del Eurospy, (con James Bonds de oferta), compartiendo un par de ellas con el mismo actor protagonista, el americano de rasgos angulosos instalado en Italia y con experiencia en Peplums, Roger Browne.
Así pues, con la esencia todavía palpable de sus dos últimas películas con espías conjuntas (ambas en 1966), pero sumándose ahora a la moda de lo superheróico, Grieco y Browne unieron esfuerzos para concebir un film de mixtura caprichosa, un cóctel de subgéneros extintos y efímeros, que coincidieron accidentalmente en el tiempo, y que desembocó en un spoof de irresistible encanto pulp.
Riéndose descaradamente de la mucho más sobria y antipática "Superargo, el hombre enmascarado", nos presentan aquí a Argo-Man, un ¿justiciero? embutido en una elástica amarilla con poderes extrasensoriales e innumerables habilidades que tiene como alter-ego a un inglés multimillonaro de modales exquisitos, el criminólogo Sir Reginald Hoover, que viene con todo el pack (mansión a medida, coleccionista de obras de arte, gadgets high-tech, irresistible playboy, fuma en pipa, servidumbre cómplice...).

Sir Reginald muy bien acompañado (o viceversa)
Poderes telequinéticos como entrante
Tras una serie de inexplicables robos que están volviendo loco tanto a Scotland Yard como a la policía francesa, éstos unen fuerzas para desenmascarar a la bella Jenabell (Dominique Boschero) y así evitar que robe un gigantesco diamante que podría desencadenar una guerra nuclear y ésta se autoproclame "reina del mundo". Como es fácil suponer, será fundamental la ayuda de Sir Hoover primero (en tareas de especialista en crímenes), y Argoman después para, no solo beneficiarse a la malvada villana, sino de paso evitar males mayores.
No sirve de mucho remarcar el evidente espíritu B que desprende el film, ni las consabidas limitaciones tanto técnicas como económicas del proyecto, por lo que obviaré aspectos de carencias de recursos y/o presupuesto, y más que la forma (que también), me interesa el fondo. Me encanta la idea de que un mismo personaje se dedique a su vez a delinquir y luego a investigar quién delinque, que la villana utilice sus encantos sexuales con la misma libertad que su equivalente masculino, que la trama contenga retazos de naturalezas variopintas (una delirante y maquilladísima mad doctor que replica mandatarios, el robot asesino más torpe de la historia, mamporros all'italiana o un adorable erotismo camp), y que sepa reírse de sí misma a la vez que estructurar medianamente bien una trama sin duda alocada, entretenida y sobre todo, muy divertida si se le sabe poner la lente precisa.

Jenabell clonando a sus huéspedes para dominar el mundo
Difícil no fascinarse de semejante tecnología
Argoman no solo parece poder controlar con su mente toda clase de tecnologías y jugar con su telequinesis a placer, sino que además presenta una fuerza sobrehumana y una inteligencia superior; pero tiene un punto débil, su kriptonita personal, y es que aunque sutil, en la cinta se nos muestra culebreando la censura con maestría. Al parecer, cuando Sir Reginald Hoover mantiene relaciones y se "desfoga", necesita una serie de horas para "revitalizarse" y así poder volver a ser Argoman, lo que conllevará que le apalicen en un furgón, todo sea dicho de paso.

Argoman pavoneándose
Pistolón a traición
Como curiosidad, la película tuvo un baile de títulos importante, todo por tratar de rentabilizarla en cada país como fuera necesario. El original italiano fue "Come rubare la corona d'Inghilterra" (Cómo robar la corona de Inglaterra), pero también se la conoce por "Argoman, the fantastic Superman", "Superman le diabolique", "Superman diabolico", "Fantastic Argoman" o incluso "Superman contre les robots".... sea como sea, se trata de un film discreto pero entrañable, divertido e incluso mítico en diminutos círculos, que la proyectan como cinta de culto en pequeños festivales, aunque sea para paladares muy concretos.

miércoles, 26 de julio de 2017

THE HUMAN VAPOR (1960)

Como comentamos en la crítica dedicada a la especial e interesante The H-Man (1958), Ishiro Honda realizó una trilogía de films en donde se alejaba de los clásicos films de monstruos gigantes japoneses que ocuparon la mayoría de su filmografía para realizar una serie de proyectos en donde entraba en terrenos más cercanos al cine de terror con un tono adulto. Si The H-Man (1958) resultó un muy competente entretenimiento y la futura Matango (1963) una pequeña joya del horror psicológico… The Human Vapor (1960) sale perdiendo desgraciadamente. No fue el mejor día de Ishiro Honda.
En el film, un bibliotecario de vida tranquila es sometido a un experimento científico pero éste sale mal, transformándolo en 'el vapor humano'. El hombre usará sus nuevos poderes para atracar bancos y financiar la carrera artística de su novia, una bella bailarina. Pronto "el vapor humano" se convierte en el criminal más buscado de Tokyo, y la policía intentará darle caza por todos los medios.
El problema con The Human Vapor, es que está realizada a desgana y con una dirección plana y aburrida. El guión del habitual Takeshi Kimura (Godzilla contra los monstruos, Los hijos del volcán…) hace aguas por todos lados con una historia excesivamente estirada y llena de pequeñas subtramas con nulo interés: unos larguísimos minutos en donde seguimos la investigación policial hacia una bailarina de teatro tradicional japonés o los pesados coqueteos entre el detective protagonista y la periodista de turno. Para colmo, el simpático “vapor humano” no aparece demasiado en pantalla y cuando por fin aparece, sus entradas a escena no son demasiado excitantes con unos efectos especiales algo decepcionantes. Honda sigue mezclando la ciencia ficción con sus géneros predilectos como el cine policiaco y en algunos momentos la screwball comedy (con los, por momentos, chispeantes diálogos entre el detective y la periodista). El “vapor humano” está interpretado entrañablemente por otro habitual de Honda, Yoshio Tsuchiya quien aparece en episodios del primer Ultraman (1966), Los monstruos invaden la Tierra (1965) o Frankenstein conquers the world (1965). Por suerte el film concluye con un clímax final muy acertado y visual pero el precio a pagar por aguantar el metraje hasta el final es demasiado alto.
Atracos a bancos asolan Tokyo. El causante es ¡¡¡el vapor humano!!!
La policia japonesa no tiene nada que hacer contra él
Un detective y una pizpireta periodista intentarán solucionar el entuerto
El origen del vapor humano está en unos experimentos para curar enfermedades terminales
¿Podrá ser detenido?
Muy curiosa foto de rodaje
The Human Vapor (1960) es un film con una falta de energía alarmante, innecesariamente estirado y aburrido. La trama hubiera venido perfecta para un episodio (o cortometraje) de 20 o 30 minutos pero en formato largo no funciona. Pese a todo, contiene esa inocencia encantadora que imprimen los japoneses a sus films, un clímax final muy acertado y alguna que otra aparición remarcable del “vapor humano”. Curiosidad para completistas.

domingo, 14 de mayo de 2017

THE GOLDEN BAT / IL RITORNO DI DIAVOLIK (1966)

En las navidades de 1966, la Toei estrenaba en tierras niponas "The Golden Bat", adaptación a imagen real del calavérico y carcajeante superhéroe "Ōgon Batto", conocido en nuestro país (es un decir) como "Fantasmagórico", aunque seria más preciso llamarlo "Murciélago dorado".
Obra del tándem entre Ichiro Suzuki y Takeo Nagamatsu en 1930, propició incluso un manga de relativo éxito por parte del tal Daiji Kazumine, además de ser considerado el primer superhéroe japonés de la historia, precediendo a personajes mucho más conocidos como Superman o Batman, que datan de casi una década después.
El film asume sin rubor su condición de puro tokusatsu de ciencia ficción enfocado al entretenimiento familiar, y plantea una trama genuinamente japonesa, repleta de deliciosa locura, villanos imposibles, híbridos culturales y esa arrebatadora e irresistible ingenuidad que impregna las citadas cintas japonesas de género.
Por un lado se nos presenta a un villano de felpa llamado Nazo, autodenominado "el Amo del Universo", que ha desviado la órbita del cometa Ícarus para que impacte con nuestro planeta en apenas 10 días, lo que sería el fin de la Humanidad. Por el otro, a un peculiar equipo de científicos de las Naciones Unidas capitaneado por el Doctor Yamatone (el incansable Sonny Chiba) que ha ideado un potente artefacto láser para destruir el satélite antes de la colisión, aunque precisan de un mineral concreto que sólo se encuentra en una isla remota.

El súper dispositivo láser, inútil sin el mineral adecuado
El Dr. Yamatone junto al grupo de cintíficos y la pequeña Emily, una fácil presa para Nazo.
La expedición se pone en marcha y descubren que no sólo se trataba de un islote con los últimos vestigios de la famosa Atlántida en cartón piedra, sino que allí habitaba, dentro de un sarcófago, un misterioso ser momificado desde hacía 10.000 años ¡nada menos!, que tras ser hidratado adecuadamente, despierta y se convierte en un murciélago de 1,80 que pone orden con su bastón de la justicia entre carcajada y carcajada (...).
Las fuerzas del bien contarán de ahora en adelante con la ayuda del héroe con cabeza de calavera y cuerpo dorado para tratar de evitar que el malvado Nazo se salga con la suya junto a su grupo de secuaces (en los que por cierto, es de ley destacar que hay una suerte de hombre lobo, una apetecible señorita con malas artes y un desquiciado a lo Joker).

Nazo y su trío de secuaces implacables...Keloid, Piraña y Chacal
Nuestro héroe usando su bastón de la justicia
En contra de lo que os pueda sugerir, estamos sorprendentemente ante una pequeña obra maestra del géneroque no sólo define y conjuga los ingredientes básicos de la nueva cultura nipona de la época (aportando elementos occidentales a los ya típicamente japoneses), sino que emerge con identidad propia y es un ejemplo perfecto de pasatiempo pulp, tremendamente divertido y del todo delirante. Sin duda una pieza a reivindicar con premura en nuestros lares.
En apenas 73 minutos, el director Hajime Sato (responsable de la también curiosa e interesante "Goke, Body Snatcher from Hell") nos recompensa con alienígenas de trapo con ínfulas, gadgets de feria, meteoritos destructores, rayos láser (o no), poderes imposibles, civilizaciones antiguas, submarinos voladores, cámaras de duplicado de humanos, maquetas de Tokyo y un superhéroe híbrido entre un vampiro y una momia. Creo que más no se le puede pedir.

El arte de la transformación, un arma inesperada de Piraña
Ogon Batto, la mezcla definitiva entre un vampiro, una momia y Bruce Lee
No es tampoco ninguna sorpresa desvelar que se trata de una producción tan humilde como simpática, sin mayores pretensiones, con efectos de post-producción insólitos pero agradablemente gamberros, y un conglomerado ideológico sin ton ni son, siendo un picoteo cultural casi al azar, sin conexiones demasiado coherentes. Ni falta que les hace.
Su condición de film-cómic llevado a la gran pantalla fue reclamo suficiente como para llamar la atención del mercado internacional, que se la apropió dos años más tarde para convertirla en "The Golden Bat", cambiándole incluso el nombre a los actores, todos directamente anglófonos.

La secuencia final, como no, de destrucción en Tokyo. Esta vez con una perforadora alienígena
¡Ah sí, con cara de calamar!
Lo más sonado sin embargo fue su estreno en Italia, país ya plenamente sumido en la fiebre de los fumetto, y que se tomaron la licencia de reconvertirla sin ningún tipo de vergüenza en una falsa secuela de "Diavolik" (esta vez con "v", por eso de los derechos), aprovechándose también de las obvias semejanzas de su protagonista con el tan de moda Kriminal y su rostro de calavera.
Así se rebautizó como "Il ritorno di Diavolik" (siendo previa incluso a "Danger: Diabolik"), convirtiéndose de paso en el caso más exótico, desvergonzado y por qué no, también extraordinario, de todos los "fumettos" que existen.
Actualmente hay dos versiones del film en DVD, la edición americana y la italiana, ambas parejas en lo que a calidades se refiere e insuficientes en material adicional, como es costumbre.
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