Esta vez el encargo cae en manos de nuestro temerario Jesús Franco, autor de más de 250 películas (de las cuales casi todas ofrecen mujeres en cueros, ya sea en forma de vampiresas lesbos o asesinos de chicas virginales), y que le venía, a priori, como anillo al dedo visto el material ofrecido en la trilogía anterior.
Se adelantó hábilmente a la tercera entrega oficial, estrenándose con el nombre ficticio de "Greta: Haus ohne Männer" (literalmente, Casa sin hombre) para evitar problemas legales (con el paso del tiempo, se la tituló Ilsa y ya está, así nos entendemos mejor).
Aquí, una pelirroja Ilsa, bueno...Greta, regenta un hospital en medio de la selva en Sudamérica para tratar desviaciones sexuales en mujeres, rodar vídeos ilegales de sus aventuras y seguir torturando a su placer.
Una joven se infiltra en la clínica clandestina para destapar lo sucedido a su hermana mayor, en paradero desconocido desde hace tiempo y al parecer, antigua paciente del sospechoso centro.
Allí dentro, vivirá las calamidades que ya suponemos, y no sólo con las guardianas, todas más feas que Picio, por cierto, sino también con el resto de pacientes (hay travestis, lesbianas, ninfómanas...en fin, un montón de "enfermas que curar"). Como se puede adivinar con un mínimo de suspicacia, acabará siendo decisiva en el porvenir de la clínica, que verá como se le viene encima una revolución por parte de sus despechugadas y hartas desviadas sexuales. Adentrándome pecaminosamente en su visionado, descubrí una Dyanne Thorne suavizada, muy comedida, apenas traicionera e incluso avergonzada de sí misma, como si su mánager le hubiera dado un escarmiento por repetirse en su papel dentro del género (aunque la escena de la acupuntura es digna de sus mejores momentos).
Emana un erotismo de pacotilla, una sucesión de desnudos sin mucha importancia y unas interpretaciones dañinas hacia el espectador, que ve meros maniquíes de un lado para otro. Tan sólo algunos destellos de una acabada e irreconocible Thorne (por momentos, parece un clon del último Michael Jackson) o ciertos gestos de la barcelonesa Lina Romay (la que más me transmitió, todo sea dicho), elevan mínimamente nuestra sensación de aturdimiento, ya que bostezaremos más de una vez por lo que NO sucede en pantalla.
Su ritmo es muy lento, hay un exceso de primeros planos innecesarios y un argumento demasiado pobre, sin dinamismo ni riqueza conceptual, digamos que es una excusa cinematográfica para estirar comercialmente lo que ya de por sí debería haber acabado, sin necesidad de denigrarla como trilogía, mucho menos ya como tetralogía.
Rodada en inglés pero con algunas palabras sueltas en español (no paran de decir culo y tetas, tetas y culo), eso no hace más que disminuir sus pocas posibilidades, pero creciéndome ante la adversidad y traicionando un poco mi aspecto más crítico, trataré de destapar sus escasos encantos.
Secuencias como los forcejeos por el jabón en las duchas (un sueño erótico-enfermizo de Jess Franco, sin duda), la sesión de "dolorosa" acupuntura que recibe Romay, el escatológico momento antihigiénico de nuestra protagonista en los baños o el tratamiento curativo mediante violaciones grupales son pequeñas ideas de concepto salvables cuanto menos, pero la cosa no da para más.Una odiosa guitarra española maltratando nuestros tímpanos continuamente, un estilo demasiado "hairy" en todas las mujeres y ese descuido general del aspecto técnico convierten a esta versión de Ilsa, esta vez como una malvada guardiana (Wicked warden) en la peor de todas ellas, por su bajo atrevimiento estilístico y su comedido gamberrismo.
Aquí termina mi periplo con esta saga, con la que he compartido casi 6 horas de fechorías insanas, dificilmente recomendables, sí, pero que son pura esencia de una "exploitation" setentera. No me cabe duda de que alguno de nosotros (de entre los 70 y 80), fue concebido gracias al despliegue sensual de Ilsa, porque otra cosa no tendrá, pero dos buenas razones, eso sí; preguntemos a nuestros padres, quizás tengan algo que contarnos.
Larga vida a Dyanne Thorne.
Desde que te dije que te habías moderado y sacabas poca pechuga, me has puesto la de Piraña 3D y dos secuelas de Ilsa... buena dosis de carne... Respecto a la saga agradezco leer las críticas, pues es el único contacto que creo que tendré con Ilsa, no me llama la atención en absoluto dedicarle tiempo a este tipo de cine, aunque su público tendrá viendo la cantidad de visitas que tiene en nuestro blog... si es que... ya lo dicen, tiran más dos...
ResponderEliminarLa cinefagia comprende todos los géneros, mi buen amigo. Ahora si alguien te habla del cine exploitation de Ilsa y sus fechorías, podrás hablar de ello con más datos, aunque sea un tipo de cine alejado de tus gustos.
ResponderEliminarLa primera parte sí deberías verla algún día, cuando tengas 70 años y necesites un estímulo carnal...jeje
algun enlace donde descargar la pela?
ResponderEliminarPues no, no somos un blog/web con enlaces de descarga, pero no creo que te sea muy dificil conseguirla con un poco de empeño rastreando internet (eso sí, en su versión original, ya que nunca llegó a doblarse).
EliminarUn saludo.
Tal día como hoy, martes 2 de abril, ha fallecido en Málaga nuestro querido y prolífico Jesús Franco, con más de 2 centenares de films a sus espaldas y superados los 80 años. Sin duda, una pérdida importante para el cine nacional. Que descanse en paz o que se encuentre con todas las legiones de vírgenes, fantasmas, zombies y demás monstruas sinuosas y destetadas a las que no paró de retratar. D.E.P master. Siempre tendremos esa maravillosa "Gritos en la noche" para recuperarte una y otra vez.
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