Agradable sorpresa para el que aquí escribe, pues hacía tiempo que una película de estas características no me mantenía atrapado a su historia. Middle Men (intermediarios) narra el nacimiento del negocio del porno en internet, a través de los ojos de Jack Harris (un Luke Wilson estupendo) un empresario que consiguió hacer fortuna explotando la idea de dos drogadictos con una gran visión internauta pero nulo dominio del business.
A raíz de crear una compañía on-line destinada al cine adulto, Jack acumula una riqueza abrumadora, pero pone en peligro a su familia y a sí mismo al verse acosado por mafiosos, agentes del estado y abogados corruptos.Ese par de soñadores adictos a la coca son los primeros en diseñar un servicio on-line donde cualquier persona de cualquier lugar del mundo se pueda inscribir mensualmente y tener a su alcance material pornográfico, añadiendo sus tarjetas de crédito y así hacerles ganar más de 7000 dólares en su primer mes de creación.
Como el negocio se les viene encima y se agranda a pasos de gigante, aceptan la oferta de Jack para que organice sus bienes, llegando a disputas futuras de toda índole. La trama es ágil, interesantísima y basada en hechos reales (no en todos los personajes, pero uno de los productores es el artífice del personaje principal) y explicándonos un argumento extenso y racional, además de bien rodado.
El protagonista (Luke Wilson) crea un hombre con fuertes valores y un arraigo familiar imperturbable que se deja trastocar por la fama, el dinero y las mujeres jóvenes que le acechan (la última que le corteja, Audrey, hermosísima por cierto). Sus actuaciones son notables en general, y únicamente me ha decepcionado la desgana y pasotismo de un envejecido James Caan, que aquí está apagado y sobreactuado.
Todos los episodios del film funcionan, el arranque del negocio, la mafia rusa asediando, la fama y todas esas mujeres que participan en el business (una fiesta impresionantemente caliente la que acude casi al final del film) y la resolución de conflictos final, todo un acierto, preservando además un buen giro como colofón que añade más interés a mi valoración general.
Tal vez resaltar como aspectos negativos su abultado uso de las escenas en general (demasiadas y muy rápidas) y las múltiples ocasiones dónde al comenzar una secuencia nos indican el lugar y qué año es (por ejemplo, LOS ANGELES, 1988) ya que acaba por cansarnos y nos lía un poco.
Para mí ha sido una buena película con una buena historia que eleva el caché de su director, que hasta ahora sólo había hecho bazofia (y si no, miraros su filmografía, da miedo).
Podríamos describirla como una mezcla entre Boogie Nights y La Red Social, y sin desmerecer ninguna de las dos.
Recomiendo pues su visionado si estas dos grandes películas os gustaron, porque entonces, ésta también lo logrará.