13 ASESINOS (13 ASSASSINS) (2010)

Takeshi Miike es un director por el que no tengo particular devoción ya que en general sus propuestas no han llegado casi nunca a convencerme, aunque tengo pendiente de ver la muy inquietante y violenta Ichi the killer que casi todo el mundo coincide que es una de sus mejores obras y en la que tengo depositadas muchas esperanzas (espero poderla comentar aquí en breve). Ayer me incliné por su última propuesta: 13 Assassins, y sinceramente me ha sorprendido gratamente por la valiente apuesta que ha hecho el director cambiando de registro completamente y el buen regusto final que me ha dejado.
Aquí nos situa en el año 1844 en el Japón de la era Shogun, donde Lord Naritsugu (Goro Inagaki), el hermano pequeño del actual Shogun, es una clara amenaza para la paz que reina en el imperio. Su sadismo y despiadada crueldad, con asesinatos indiscriminados, violaciones o amputando miembros de sus súbditos por mera diversión, lo convierten en un elemento desestabilizador y una futura amenaza para el reino al anunciarse que en breve se unirá al consejo real (un auténtico malnacido, para entendernos).

Un veterano miembro del consejo intuyendo el problema que se les viene encima decide que la única solución es eliminarlo cuando antes. Para ello convencerá a un samurái retirado, Shinzaemon Shimada (Kôji Yakusho), para que reuna a un grupo de guerreros para acabar con él, 13 asesinos en total...
La película tiene una duración de dos horas y la podríamos dividir en tres partes bien diferenciadas y practicamente de la misma duración: la primera en la que se nos presentará la historia, a los personajes y veremos como se reclutan a los diferentes miembros del grupo de asesinos (se echa en falta que no profundice más en ellos y podamos conocerlos mejor, identificándolos al final solamente como un conjunto entregado en cuerpo y alma en cumplir su misión secreta). Esta parte es muy entretenida y nos permitirá ver alguna de las decapitaciones más interesantes que recuerdo en mucho tiempo. En la segunda donde se pondrá en marcha el plan para acabar con la vida de Lord Naritsugu, y para acabar, el tercio final en el que está practicamente toda la acción, y menuda acción, pues durante casi 50 minutos nos presentará, sin ninguna pausa, una monumental batalla perfectamente planificada y orquestrada en un poblado, donde no pararemos de ver muertes y más muertes a manos de estos expertos de la katana, la lanza u otras armas menos habituales, con un ritmo apabullante que no deja casi ni respirar. Por momentos casi parece que estamos en medio de una película de acción y no en el Japón del siglo XIX. Miike además ha logrado una grandiosa ambientación, tanto en interiores, exteriores, las vestimentas, etc... haciendo que uno casi pueda pensar que está ante un clásico del cine de samuráis, pero hay elementos muy modernos que afortunadamente no desentonan en el conjunto al estar bien dosificados (teatralización de la sangre exagerándola en algunos momentos o el uso de trampas que más bien parecen sacadas de alguna de las cintas de Indiana Jones).
La película es un remake del clásico de 1963 con el mismo título, pero para mí es un clarísimo homenaje a Los siete samuráis del maestro Kurosawa, hay elementos muy parecidos con la defensa preparada en el poblado para hacer frente a un enemigo muy superior en número.
Es una propuesta que no defraudará a todo amante del cine de samuráis y también conseguirá que los más reticentes con este tipo de cine, encuentren su recompensa si tienen un poco de paciencia, con una auténtica carnicería que queda grabada en la retina.
Por ponerle un pero, diré que me sobran los 5 minutos finales para ser redonda del todo, pero eso no quita que por mi parte le dé un notable y aplauda al director por estas dos horas tan frescas y entretenidas, un placer de verdad.