
Es entonces cuando comienza la historia, presentando a una pareja británica, Tom y Evelyn, que han decidido pasar unas vacaciones en Benahavís (Málaga) para celebrar su tercer embarazo y desde allí ir hasta la isla de Almanzora, un lugar de calma y con enorme encanto, según Tom.
El cadáver encontrado en la playa de la costa no afecta la decisión de abandonar el ruidoso Benahavís para encontrar más tranquilidad en el desconocido islote (evidentemente, ficticia en la geografía española).

Relacionada equivocadamente con la novela de Pons "El juego" (Chicho lo desmintió), la película se podría describir como una fusión entre "Los Pájaros" de Hitchcock y "La noche de los muertos vivientes" de Romero, con, a mi entender, notables resultados.
Lo novedoso es que se trata de una cinta de terror puro que ocurre siempre de día, con luz solar y con unos "angelicales" y risueños chiquillos que distan mucho de los enemigos convencionales. Su encanto radica además en la imposibilidad de salir de esa isla y en el asedio incesante de las tiernas criaturas, que a su manera, nos ponen los pelos de punta.
Tal vez partes del desenlace pequen de lentitud, pero eso mismo provoca un estado de nerviosismo en el espectador que luego cobra sentido, haciéndonos participes en todo momento del terror más descarado que recuerda el cine español. Contiene escenas de especial dureza dada su fecha, grabadas están ya mi retina esa macabra piñata donde en vez de una jarra con caramelos se golpea con una hoz a un anciano previamente apaleado y desfigurado, o esa donde la superviviente holandesa escucha como los niños aporrean la puerta para entrar a matarla, con una tensión que habla por sí misma.
Con un final impresionante como pocos, la película nos conduce por un género que necesita más cintas como ésta, terror diurno y enemigos tan reales como los mismos niños. Todo un acierto y una película clave para entender el terror nacional, sin duda.

Parte rodada en Sitges, parte rodada en Toledo, el juego de fotografía es excelente, sin que haya ningún raccord a mencionar, al contrario, no percibimos el cambio de ubicación ni tan siquiera cuando el lugar es Menorca, más concretamente Port Fornels.
Su distribución internacional fue agitada, y llegó a tener títulos como Island of death, Island of the damned, Lucifer's curse, trapped, death is child's play, who can kill a child? o la más acertada Would you kill a child?, volviendo loco al pobre realizador, ya que licencias como las de Lucifer son de juzgado de guardia.
Para terminar, comentaré que el rol principal se le ofreció a Sir Anthony Hopkins, pero rehusó y que Chicho tiene una breve aparición en el film, ríase usted de Hitchcock.
Pues muy buena pinta, seguro que algún día la veré, aunque ya saes que tengo tantas pendientes que no doy abasto...
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