
La temática a priori me transmitía bostezos, y me esperaba un drama lleno de suaves acusaciones políticas repleto de verdades sociales con mensajes claros del contraste entre países libres y los que se encierran en sus selladas estructuras gubernamentales, como es el caso de la China de Mao.
El caso es que aún conteniendo todas y cada una de las arriba mencionadas, la película se aleja de lo aburrido y nos distrae plácidamente hacia una historia sin demasiada complicación, sencilla y concisa.
El ballet se menciona lo justo para no someternos a tortura, y los protagonistas no pecan de sobreactuaciones ni mayores pretensiones, acercándose más a un telefilm de calidad que a otra cosa, otorgándose a si misma la etiqueta de película humilde y de factura controlada.
Hemos vivido este tipo de historias desde siempre, ya sea con un jugador de baseball, de fútbol americano o patinaje artístico, pero quizás aquí el relato ofrece más connotaciones humanas, ya que el mero hecho de ser bueno en ballet (que no le gustaba), le da derecho a salir del país para entender que la vida no es lo que le inculcaban en la escuela de pequeño, y que la libertad es un derecho fundamental en la raza humana.Divertido resulta ver como Li lleva al cine a su novia en las primeras citas...pero ¡¡para ver películas de kung-fú!!, un dato que seguramente sólo a mi me resulte gracioso.
El momento de máxima inflexión del film es aquél que, enamorado ya de una americana, Li intenta quedarse en los Estados Unidos por las buenas, yendo a su embajada china en Texas para explicarles su cometido. Allí verá como le encierran en un calabozo, le intentan lavar el cerebro de nuevo y lo tildan de traidor por no querer volver a su país, restándole toda libertad y convenciéndose de nuevo que aquél lugar de oriente no es el apropiado.Particularmente lo veo como un artefacto honrado y fiel a una vida de sufrimiento y patetismo político, pero el film no deja marca en nuestras mentes y se desvanece tan rápido que no tiene identidad propia, no causa sensaciones emotivas ni llega al lagrimal en ningún momento.
Si a alguien le apetece verla por una buena causa, pues adelante, pero que no se espere una historia compleja de crecimiento personal, tan sólo es un modesto drama biográfico y punto.
Solo te faltaba haber hecho una sesión doble con Billy Elliot y ya hubieras podido ir mañana al trabajo saltando y danzando por la calle...
ResponderEliminarSubestimas el poder de la danza....cuando me clasifique para los nacionales a ver qué cara pones....
ResponderEliminarYa sabes que pagaría por verte vestido de bailarín de ballet y saltando alrededor de una chica con tutú... impagable tío.
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