
De manera totalmente imprevisible, parece estallar una guerra entre su país y unos invasores desconocidos, ya que al volver a casa, todo está asediado y sus familias presas, teniendo que enfrentarse a militares hostiles con lo poco que esté a su alcance.
Lo cierto es que su propuesta es arriesgada, y más cuando la novela es de los noventa, pero tiene momentos en los que su intrigante narración nos engancha simplemente para desvelarnos quién narices está invadiendo Australia y por qué. ¿Coreanos?, ¿Japoneses?, ¿Chinos, Vietnamitas...? muchas incógnitas que te pegan a la pantalla por mera curiosidad, ya únicamente por salir de dudas.



No podemos decir que sea una mala película pero si me declaro más destructivo que entusiasmado con ella, por darme más diálogos necios que buenos momentos.
Contiene secuencias de teleserie (tipo Equipo A) al conseguir volar por los aires un puente, agenciarse un camión destructor y demás barbaridades, haciéndonos recordar hazañas imposibles como lo hacían Mr. T y compañía.
Preparándose ya la segunda parte, seguro que sigue el mismo patrón y nos ofrece más de lo mismo, seguramente con incluso menos atractivo que esta, que ya es decir.
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