domingo, 31 de julio de 2011

SOY EL NÚMERO CUATRO (2011)

Primer aviso de una futura saga para adolescentes con extraterrestres guapetes de fondo. Si en la prefabricada Crepúsculo tuvimos vampiros y hombres lobo hincando codos y dientes en un instituto, en esta ocasión son seres de otros planetas los que intentan deleitarnos con sus vivencias escolares.
El tema comienza con una escena de lo más interesante, donde unos cazadores alienigenas llegan a la Tierra para eliminar a un niño con capacidades físicas fuera de lo habitual, que pese a su destreza sin parangón, nada puede hacer contra la fiera que le persigue. Tras su muerte, se nos presenta a un joven que siente por tercera vez un quemazón en su pantorrilla y que eso le hace entender que el número tres acaba de ser eliminado. Nos cuenta una historia de nueve fugitivos que tras la destrucción de su planeta se han refugiado en el nuestro con sus respectivos protectores (hacen de sus padres) y que los "mogadorians" (alienígenas cazadores) siguen un orden de matanza, siendo el siguiente el número cuatro, es decir, nuestro protagonista.
Asumiendo que será el próximo objetivo, intenta pasar desapercibido y ocultarse en otro lugar, pero la historia se complica y su futuro no será tan fácil.
Debo avisar que es una historia que no nos creemos en ningún momento, pero que nos sirve como atracción de feria como si fuéramos a Port Aventura a pasar un buen rato. Me atrevería a decir que si trasladáramos esta película a los años ochenta con Michael J.Fox  tirando bolas de fuego por las manos seguramente la tendríamos mucho mejor valorada que en la actualidad.
Nos coge experimentados y sin esa inocencia que te hace quedarte boquiabierto con según que cosas, por eso no os debe extrañar que los chavales jovencitos se sientan atraídos por esta filmación, que abusa de clichés y no revela ninguna sorpresa cinematográfica a destacar pero que esquiva ser anodina e incluso contiene partes disfrutables.

Tiene el desafortunado don de causarnos la total de las indiferencias casi todo el metraje, y eso nunca es bueno. Se trata de un producto diseñado para rodar sólo y crear personajes de márketing y revista, pero que en manos más arriesgadas hubiera podido ser algo más relevante, aunque todo indica que no lo serán tampoco sus siguientes entregas. Los extraterrestres cazadores tienen su punto de originalidad, con esas caras tatuadas, esa actitud destructora y sus chupas negras, pero se quedan en evidencia cuando parecen actuar como una mafia rusa al uso. Un giro lamentable y disuasorio de nuestro interés.
El británico actor que encarna a John Smith (el seudónimo de nuestro protagonista para pasar desapercibido) cumple con su contrato pero no ofrece ningún ápice de fuerte personalidad, al contrario que su aliada número 6, una Teresa Palmer que nos regala las mejores secuencias de la película, fabricadas para eso, sin duda, pero que tiene personalidad y le auguro una carrera interesante. Como ya os podréis imaginar, hay una love-story de por medio y una serie de lecciones típicas sobre los valores, la amistad... pero no son el centro del film y se agradece, ya que lo que cuenta en realidad es la supervivencia del héroe.
Los mejores momentos son aquellos en los que John descubre sus poderes o entra en acción la número 6, pero se ven apagados por momentos insulsos y poco creíbles que dan al traste con el resultado final, agradable pero impersonal y muy desaprovechado.
Una opción inofensiva pero entretenida, que en otra época y con otros conocimientos me hubiera interesado más, sin lugar a dudas.
En definitiva, que me hago mayor para que me cuelen estos productos sin demasiado fundamento.

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