sábado, 30 de julio de 2011

SAHARA (1943)

Zoltan Korda rodó esta película en el año 1943, en plena II Guerra Mundial.
Se nota que fue creada en parte por la necesidad de transmitir un mensaje propagandístico positivo y pro-aliado, pero a pesar de ello, la película no cae en centrarse unicamente en ese cometido y nos regala 90 minutos entretenidísimos del mejor cine de aventuras.
Nos sitúa en 1942 en el Norte de África, donde la ciudad de Tobruk ha caído en manos de los alemanes y los aliados reciben la orden de retirarse. El sargento Joe Gunn (Humphrey Bogart) al mando de un tanque americano se encuentra con que la única ruta de escapatoria implica atravesar el desierto del Sahara y hacia allí se dirige. Durante su trayecto recojerá a seis soldados británicos aislados, a Tambul un cabo sudanés y a su prisonero italiano, Giuseppe.
Pronto la necesidad de encontrar agua se convierte en la prioridad principal para el grupo y finalmente en el pozo de Bir Acroma, casi seco del todo, logran abastecerse del tesoro más preciado en medio de ese infernal desierto.
Por otro lado, un batallón alemán con más de 500 hombres se encuentra también atravesando el desierto y con una necesidad acuciante de agua, ya que todos los pozos de su ruta están secos, por lo que como última opción se dirigen a Bir Acroma, donde para su sorpresa se encuentran con una resistencia inesperada. El Sargento Gunn intentará mantener sea como sea el pozo hasta la llegada de refuerzos británicos.
Estamos ante una obra con un ritmo trepidante que nos mantiene enganchados en todo momento, con un guión sencillo pero tremendamente efectivo (a pesar, repito que tiene un tono propagandísitico donde se exalta a los aliados y se intenta degradar bastante a los alemanes), ayudado por la gran fotografía del desierto a cargo de Rudolph Maté que logra transmitirnos tanto la desolación del paisaje del Sahara, como la sed y penurias que están pasando todos sus protagonistas. 
Humphrey Bogart tiene una gran actuación aquí en un papel que le viene como anillo al dedo, conduciendo a su querida "Lulabelle" (nombre del tanque), al que trata igual que a muchas de sus femmes fatales de las películas de cine negro, llamándola "nena", diciéndole lo bien que se está portando, o como la quiere. Asimismo destaca J. Carroll Naish en su papel como Giuseppe, logrando una tierna actuación (genial la escena en que es abandonado en medio del desierto y su súplica).
Me ha gustado mucho que al final, el conflicto quede reducido a conseguir agua por ambos bandos, algo tan elemental y carente de valor en muchos casos, que da que pensar si no es una crítica a la estupidez propia de la mismísima guerra y sus fines.
Recomendadísima, sin ninguna duda, un clásico que vi hará como 25 años y del que solo recordaba unas pocas imágenes (el soldado llenando un cazo mientras gotea agua en el fondo del pozo, los aliados atrincherados como pueden e incluso el sorprendente final que me quedó grabado en la retina y del que no voy a soltar prenda... hay que verla).

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