Una vuelta de tuerca más a la conocida historia de Kurosawa (Yojimbo) o a la obra maestra de Leone (Por un puñado de dólares), ambas inspiradas en la novela de Dashiell Hammett "Cosecha roja" de 1927.
La gracia radica en la ambientación, esta vez es una acertada mixtura entre un western y una película de gángsters, ambientada en los años 30.Bruce Willis encabeza el reparto y encarna a John Smith, un misterioso forastero que de camino a Nuevo México se detiene en un pequeño pueblo llamado Jericó. Ese lugar es el escenario de la rivalidad entre dos bandas de gángsters, los de Strozzi y los Doyle. Pronto será lo suficientemente inteligente para jugar a tres bandas y sacar provecho de esa situación, aliándose con unos y con otros para obtener dinero y de paso, desestabilizar la tensa atmósfera que reina en la pequeña ciudad tejana.
Sus impresionantes habilidades con el revólver (a 2 manos) serán imprescindibles para su supervivencia una vez le descubran las intenciones, y se verá en una encrucijada de la cual le será difícil librarse.Tal vez sea por mi incondicional e inexplicable cariño al bueno de Willis, pero le creo un protagonista perfecto y doy gracias a Dios por otorgarle de nuevo ese carácter socarrón que tanto me hace disfrutar, amén de esa caracterización que le sienta tan bien, ya se sabe, borrachuzo, agobiado y solitario. La película se mueve entre géneros con soltura, sin decaer mucho en su ritmo y ofreciéndonos una satisfactoria historia de encontronazos entre gángsters de poca monta y mercenarios a sueldo pero con un telón de fondo en el Far West que se agradece tremendamente.Como de costumbre, está la chica del malo que se siente atraída por el bueno, el aliado camarero o el esbirro más malo de todos, Hickey, interpretado por Christopher Walken.Eso nos vuelve a demostrar que la fórmula no se gasta tan fácilmente, y que trasladada a diferentes épocas y con un ejercicio de estilo diferente, puede volver a funcionar estupendamente.Lo que más me ha gustado ha sido la voz en off del personaje principal, que consigue hacernos seguir la historia con él sin demasiado esfuerzo, encontrándonos con un satisfactorio desenlace lleno de matices y personajes bien dibujados.
Si bien los tiroteos y el ir y venir de coches con gángsters no son de mi agrado que se diga, no me ha aburrido en absoluto y mi sensación al finalizarla es más que satisfactoria, teniendo en cuenta que el asunto de los gángsters y sus pormenores no son mi predilección.La ambientación es un ejemplo de estilismo muy bien trabajado y la orquestación a cargo de Ry Cooder casa a la perfección con el significado de la obra, aupándola hasta hacerla llegar más alto.Únicamente alguna simplonería en el transcurso de la trama, el exceso de vaciladas (Smith mata a decenas pero las balas nunca le dan a él, sólo una le roza), o historias secundarias sin explicar (su presencia en esas tierras nunca se desvela) convierten mi valoración final en algo más que una positiva apreciación a Willis, y hacen chirriar el resultado final, que aunque bueno, no resulta notable.
Pese a eso, mi recomendación está ahí, sobre todo para amantes de la filmografía de Willis, El Último hombre resulta una película no tan famosa como otras y por descontado que merece más atención, yo rompo una lanza a su favor.
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