martes, 12 de julio de 2011

THE MECHANIC (2011)

Obvio sucesor de las películas de tortas a lo Bruce Willis, Van Damme o incluso del ya acabado Steven Seagal, Jason Statham prodiga su talento como hombre de acción con meritorio éxito y sin defraudar en tan manido género. Su trilogía de Transporter fue su particular "Jungla de cristal", y su participación en "los mercenarios" de Stallone significó su entrada en el Hall of Fame de las figuras del cine adrenalínico mundial.
Esta "the mechanic" no engaña a nadie, todos sabemos que es carne de video-club y que va a ofrecernos explosiones, persecuciones, hostias finas y demás... pero en mi opinión lo hace con elegancia y buen porte. Me juego el cuello que es una de las más alquiladas en los video-clubs (¿alguien sigue yendo?) y no os defraudará lo más mínimo, eso os lo aseguro, ya que es una apuesta segura.
Arthur Bishop es un excelente asesino que no deja ni rastro en sus crímenes, siendo considerado el mejor de su profesión (hasta aquí, todo lo habitual). Con su mentor muerto, descubrirá como sus hasta ahora eficientes códigos, son también vulnerables e incluso se verá atrapado en un juego sucio donde él ha sido engañado.
Steve, el hijo de su mentor, quiere venganza y será tutelado por Arthur, que a base de entrenamiento en el arte del asesinato de élite, creará a su peor enemigo sin saberlo.
Se trata de un remake de "Fríamente... sin motivos personales" de 1972, donde Charles Bronson encarnaba a Bishop y más discretamente aniquilaba a todo el que se interpusiera en su camino.
En esta versión del 2011, el recital sigue pero gana en espectacularidad, montándonos en una montaña rusa agradable pero vertiginosa repleta de efectos testosterónicos.
El personaje de Statham (como de costumbre) es frío, calculador y sofisticado, pero aquí no nos distrae con novias al uso ni amores que rescatar, aquí son asesinos contra asesinos al son de las armas, y cuando Arthur quiere sexo tiene a la mujer perfecta, una que no se cabrea ni refunfuña cuando después de servirse su pasional festival, se marcha a su nueva misión (podríamos decir que en ese campo también es muy mecánico el tipo). La acción transcurre con buen ritmo, sin agotarnos y marcándonos los pasos para no perdernos, resultando muy entretenida y fácil de agradar a todos los públicos.
Ese aspecto comercial le resta libertad argumental, y se nota pues un límite censor muy marcado tanto en los asesinatos como en los efectos que muestran, todo muy controlado. Pierde un poco de fuelle a medida que avanza, pero antes de entrar en barrena, termina, dejando un buen sabor de boca al personal, como mínimo a mí, que os aseguro que hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una cinta de acción en toda regla como las de los 80. La presencia casi anecdótica de Donald Sutherland como el mentor Harry es acertada, y el protagonismo de Jason también, pero el secundario en cuestión (Ben Foster) me ha parecido un resbalón en el conjunto final, un tipejo que quiere ir de duro y no es creíble ni mucho menos.
Tan sólo la química entre Jason y Ben consigue que su interpretación nos pase por alto y que lo importante sea la trama, y no su débil caracterización. Una cinta con sabor añejo que despertará añoranza en los de mi quinta y revelará un género muy entretenido a las nuevas hordas de adolescentes, que verán en Jason lo que nosotros vimos en Stallone.

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