Comedia dirigida por Tomás Fernández, que repite la pareja protagonista de su anterior film, "La Torre de Suso", con Javier Cámara y Gonzalo de Castro (un triunvirato extraído directamente de 7 vidas).Las intenciones de Alejandro son esperar a que los osos pardo vuelvan a la zona, y se basa en un estudio muy poco científico pero muy intuitivo para esperar su retorno. Dicha hipótesis será el hazmerreír de su hermano Guillermo, que se verá obligado a compartir unos días en el bosque con ellos.
Se cruzarán entonces historias sobre la confianza mutua, viejas rencillas familiares, discusiones, reconciliaciones y florecerán amores verdaderos, pero en conjunto será una reflexión algo confusa entre el daño que nos causamos con problemas de importancia relativa, lo fácil que la Naturaleza lo resuelve todo y el cuidado de nuestro ecosistema, tan dañado e irrecuperable.
Mantiene un tono simpático todo el metraje, tal vez sustentado por la carismática relación entre dos actores que lo dan todo. Javier Cámara es un actor que ha demostrado un cambio constante de registros y que, en mi opinión, es uno de los mejores actores, no ya sólo cómicos, sino más completos del panorama europeo actual. 
Se ve acompañado por su inestimable amigo desde la serie "7 vidas", un Gonzalo de Castro que claramente está en su salsa con personajes desfasados, irascibles y algo perturbados, así que como anillo al dedo el papel de zoólogo trastornado.Su relación dentro y fuera del film es impecable, tan sólo hay que ver el making of para cerciorarse que son compatibles a la perfección. Eso se palpa sin ápice de falsedad en un film que resulta simpático, agradable y al que le coges cariño, de una manera tierna además.
Su tercero a bordo, Jesse Johnson (el hijo del mítico Don Johnson de Miami Vice), con un acento español muy particular (es californiano) dota al film de un encanto tremendamente ingenuo y acompaña la cinta sumando su modesta personalidad, destacando por su mirada expresiva y su encanto innato, protagonizando una casi ñoña historia de amor pero con tintes muy graciosos (es un verdadero cansino con el tema del reciclaje).La contrapartida femenina está algo más desacertada, con una Emma Suárez poco creíble (o nada) a la que le tocan las peores escenas del film (muy tonta la secuencia del golpe con el pez en el río) o la presencia de la hija de Chaplin (Geraldine) y la que sería su nieta Oona Chaplin (un bellezón como pocas pero algo inexperta delante las cámaras).
El escenario de Asturias como telón de fondo resulta un marco incomparable, tan bello como virgen y consiguiendo captar la Naturaleza en su máximo esplendor, con unos atardeceres de órdago, que convierten al bosque en un personaje más, o en EL PERSONAJE verdaderamente importante.Su visionado es complaciente, disfrutable y ameno, pero su historia no consigue traspasar la pantalla y ciertos crochets ecologistas nos molestan sobre manera (ese burdo mensaje del barco con botellas).
Hay en ella unas intenciones muy respetables, pero acaba dándonos la sensación que parece un encargo en tono cómico para fomentar el turismo rural en Asturias, perdiendo fuelle cinematográfico. Pese a sus irrefutables aciertos, pasa por nuestra retina muy fugazmente y aún siendo un agradable viaje, guardaremos el DVD en nuestro cajón para no volver a sacarlo.
Sus extras son acertados (ese cuento mudo es digno de ver) y el making of suscita tantas risas como el film, sobre todo la toma falsa del abejorro con la cara de Tony Curtis (!).
Refresca pero no quita la sed, y al final, tras reflexionar un poco, sabremos para qué demonios sirve un oso.
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