EXPLORADORES (1985)

Tengo intención de recuperar todos esos films que por alguna extraña razón hicieron mella en mi persona a edades tempranas, tratando de descubrir si continúan emitiendo magia o eran espejismos infantiles.

Joe Dante es el responsable de varias de ellas, las dos de Gremlins, El Chip Prodigioso, Aullidos, Piraña o esta Exploradores, que revisioné con ganas.

Nos adentra en las aventuras de tres niños, que tras soñar con incomprensibles planos estelares, consiguen crear una peculiar nave que, a su manera, les hará viajar al espacio exterior para conocer a seres extraterrestres.
Confesaré que me tuvo enganchado a su frivolidad durante los 40 minutos iniciales, contados sin prejuicios ni artificios, sólo con ilusión y desbordante ingenuidad. Los tres chicos que llevan las riendas están decentes, destacando a Ethan Hawke y a River Phoenix (ambos debutantes), y no tanto al tercero en discordia, un Jason Presson ensombrecido por estos dos.
Tanto el personaje de Ben (Hawke), un niño soñador amante del género alienígena, como el de Wolfgang (Phoenix), el niño científico que logra hacer realidad el viaje estelar, son pura ilusión cinematográfica, sin más debate que el de dejarnos llevar sin hacer muchas preguntas, dada su escasa solidez argumental. Podríamos decir que si te relajas y olvidas tu edad, el viaje resultará divertido, pero para eso debes soltarte y desprenderte de algunos criterios adultos, sólo así se hace disfrutable. Tras los esmentados 40 minutos iniciales aparecen los niños alienígenas, que haciendo un esfuerzo sobrehumano por encariñarme con ellos (os lo juro) me ha sido imposible no detestarlos.
Su presencia es un incordio y me han parecido una tomadura de pelo insultante. Un aluvión de guiños televisivos y cinéfilos (desde Bugs Bunny a Groucho Marx pasando por una respuesta como El Halcón Maltés) que demuestran una falta de originalidad sin escrúpulos, colándonos una bobada innecesaria en este cuento que hasta esos minutos se antojaba delirantemente entrañable. Pese a eso, representa un ejemplo de diversión fílmica con una frescura destacable, que desprende ganas de soñar y una forma infantil de evadirse de la realidad.
Joe Dante no dispuso de tiempo para terminarla, y el estudio cerró el proyecto inacabado para darle un montaje apresurado e impersonal, que se nota, y mucho, en su tramo final.
Las dos escenas suprimidas que contiene el DVD son perfectamente añadibles en el montaje final, que supongo Joe recuperó para su edición digital. En esa sucesión de guiños cinéfilos, hay uno destacable, el que define una generación de cineastas salpicados por los mismos clásicos. Me refiero a cuando sobrevuelan el cine al aire libre y se está proyectando la película "Starkiller", con un héroe galáctico de lo más curioso. Starkiller fue la primera opción para el mítico Luke Skywalker, que antes de llamarse así, fue Luke Starkiller, un guiño a George Lucas y su incomparable saga. Los efectos especiales del film son válidos, simplones pero efectivos, y no condicionan el contenido de amistad y sueños que enfatiza Dante, si no que es una herramienta para poder contarlo desde un punto de vista más espacial, simplemente.

Dick Miller, un clásico en las películas de Joe Dante

Como no, también contamos con la presencia de Dick Miller, todo un clásico que no se perdía ninguna cinta del cineasta norteamericano, y que siempre estaba en el bando de los secundarios, lastrado a papeles de menor categoría.
En su última y desafortunada cinta de terror adolescente, Miedos 3D, hace de pizzero (muy anciano ya), un verdadero ejemplo de actor fetiche.
En fin, una opción estimable pero que ha conseguido desencantarme ligeramente, haciendo decrecer mi interés por ella inesperadamente.