La primera piedra en el camino de este festival 2018 ha resultado ser la endeble ópera prima de un tal Tony West, cineasta con nombre de rapero cool, que nos arroja su híbrida y desafortunada propuesta, a medio camino entre "Cazafantasmas" y un mal episodio de Scooby-Doo.
Intrascendente, sin ideas y repleta de bobadas, "Deadtectives" (no sé si me gusta o no el título todavía), sigue a los responsables de un programa televisivo que ridiculiza lo paranormal solo por tener audiencia (de hecho existe uno en realidad, titulado "buscadores de fantasmas", que seguramente inspiró a West a cocinar este invento), pero al ver que peligra su show, acceden a ir a una mansión encantada en un remoto lugar de México. Los fantasmas que allí habitan, como era de prever, no son una farsa como hasta ahora.
Pues bien, contado esto, contado todo, pues es una mera excusa argumental para amontonar bromas frenéticamente, algunas lógicamente bien encajadas, pues el tema lo permite, pero en líneas generales bastante lamentables, pura diversión banal, pólvora mojada, sin ingenio ni cerebro.
Con un protagonista sobreactuado más su novia de regalo y un par de amigos cortos de entendederas dentro del pack, tenemos un cóctel que parece más bien el episodio piloto de una serie adocenada de aire británico, sin mayor recorrido y que a buen seguro funcionó mejor en la mesa de guionistas que en pantalla.
Sin embargo, en mi afán de rescatar lo positivo de casi cualquier proyecto, trataré de extraer aspectos más acertados, como por ejemplo el diseño sorprendentemente espeluznante del fantasma de la muerte, los juegos idiomáticos constantes entre inglés/español o el tratamiento, desentonado pero en cierto modo respetable, de filmar correctamente el género sin que éste horrorice, rebajando tensiones y banalizando lo tétrico, tarea nada sencilla. No es un insulto a nadie, pero acaba siendo prescindible, casquería de festival
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