Tras el éxito de Creepshow (1982), el que fuera su director de fotografía, Michael Gornick, tomó las riendas de esta esperada secuela y dirigió otras tres nuevas historias del terror más entretenido fruto de la "prodigiosa" mente de Stephen King.
Esta vez, los capítulos se vuelven a encadenar gracias a la historia central de Billy, un niño obsesionado con los cómics homónimos de la EC que, tras conocer en persona al mismísimo Creep (Tom Savini), nos acompañará en forma de dibujos animados (lo cierto es que, en ese apartado, de malos que son, se hacen entrañables).
Estos son los tres capítulos que componen el film:
- Old Chief Wood'nhead (El viejo jefe cabeza de madera) narra como el otoñal matrimonio Spruce (Ray y Martha, unos encantadores George Kennedy y Dorothy Lamour) tratan de mantener su negocio en un pueblo sin vida, el Dead River. El viejo Ray pretende acabar sus días en su ya infructuoso establecimiento, pues según él le ha dado todo, pero su mujer Martha opina que también le ha consumido su vida y que deben cerrar de una vez para disfrutar del poco tiempo que les queda.
Un día, les visita el jefe de la tribu india, Benjamin Lunablanca, que les obsequia con un valioso regalo de su pueblo en recompensa a tantos años de confianza.
Por desgracia, minutos después también recibirán la visita del sobrino de Lunablanca, Sam, y sus amigos, que no dudarán en robarles el preciado obsequio cobrándose incluso las vidas de la adorable pareja. Lo que no se imaginarán jamás es que, "el viejo indio", una deteriorada estatua de madera que lleva más de 30 años presidiendo la entrada del negocio, cobrará vida y se vengará esa misma noche.
Capítulo de fácil inmersión y buenas interpretaciones en general (no todos, por eso), que se desvela como el episodio menos terrorífico del conjunto pese a jugar con la enigmática cultura india como motor argumental.
No llega a ser mítico pero si constituye un capítulo significativo, de esos que si lo ves de niño (un poco esa es la idea), se te mete en la memoria sin remedio.
- The Raft (La balsa) arranca con un grupo de 4 jóvenes (la típica pareja comedida y la otra más alocada) que buscan diversión en un lago abandonado. Sin pensárselo dos veces, se lanzan al agua en busca de una balsa que está estancada en medio del lugar, sin reparar en que una extraña mancha en el agua les acecha sin pausa. Todo indica que seguramente sea una mancha de petróleo, pero cuando una del grupo es devorada en segundos, el pánico se adueñará de la situación.
Este segundo capítulo es el mejor bajo mi punto de vista, ya sea por su capacidad de crear una atmósfera intrigante, sorprendente, muy original y del todo terrorífica, y todo eso con herramientas limitadísimas.
De hecho, debía pertenecer a la primera entrega de Creepshow, pero fue descartada finalmente para evitar un exceso de metraje. Un verdadero cuento de terror que juega con elementos simples y logra obtener grandes resultados. La idea es acertada y su ejecución, aunque televisiva, es apreciable y directa, que eso se agradece.
- The Hitchhiker (El autoestopista) es el tercer y último cuento que cierra esta entrega de Creepshow, y explica como una mujer, tras un intenso encuentro con su amante (bueno, un gigoló que le propicia media docena de orgasmos), regresa a casa para estar con su cornudo marido. Durante el trayecto de vuelta, tiene una distracción y atropella a un auroestopista que se dirigía a Denver.
La mujer, confusa y aturdida, sale a la fuga sin pensar demasiado, pero pronto descubrirá perpleja que el cadáver del accidentado le persigue todo el recorrido, hasta volverla completamente loca repitiéndole la frase...- Thanks for the ride, lady!!-.
Adecuado cierre para esta secuela, pues es el episodio más oscuro, con criatura zombi incluida y comentarios sexuales un pelín acentuados. Tal vez peque un poco de desaprovechado pudiendo haber entrado mucho más en el miedo interno de la mujer, pero acaba resultando entretenido y sobre todo, muy fugaz, ya que sucede en un pestañeo (además, cuenta con el cameo obligatorio del propio Stephen King haciendo de camionero).
En definitiva, una secuela muy digna, que supo mantener la esencia del primer Creepshow y entendió en qué dirección se dirigía esta saga, aspecto que su tercera parte (del 2006), no parece haber respetado. Sin duda, y por simple curiosidad cinéfaga, acabaré atragantándome con ella algún día y os haré testigos de ello.
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