Nobuyuki Syamoto es el propietario de una pequeña tienda de peces tropicales, con una hija adolescente que ni se habla con su madrastra, y los continuos reproches de esta hacia él, su vida es anodina y transcurre en un estado de relativa frustación. Todo cambia el día en que su hija Mitsuko es atrapada robando en unos grandes almacenes, ya que el encargado les amenaza con llamar a la policía para que detenga a la jovencita. Solo la oportuna intervención de un hombre llamado Murata, logra que la situación no vaya a más y deje ir a la chica con sus padres, que han asistido a la bronca del encargado aguantando estóicamente mientras agachaban la cabeza y soltaban el tan típico "Sumimasen" (perdón en japonés).
Murata resulta ser un gran empresario y propietario de una enorme y prestigiosa tienda de peces tropicales, por lo que tras el incidente del robo, entre la familia Syamoto nacerá una cierta amistad con su benefactor y la posibilidad de trabajar juntos. Sin embargo poco a poco Nobuyuki descubrirá ciertas cosas que nunca habría deseado conocer y que le cambiarán la vida por completo, pues Murata está muy lejos de ser el amable e inocente hombre que aparenta...
Vaya por delante que a mí me encantan las películas truculentas asiáticas, y remarco mi predilección por las coreanas, sin embargo, el cine japonés también me ha surtido de unas cuantas dignas de mención. Cuando descubrí la existencia de esta película japonesa y leí por encima de que iba, me lancé a conseguir el DVD, pues prometía ser una nueva perla para mi colección. Una vez acabada de ver puedo decir que en mi opinión no llega a colmar las expectativas que había puesto en ella. El arranque es notable y sabe como captar nuestra atención, pues enseguida intuímos que algo no va bien, y que tras esas personalidades tan formales y amables de algunos de los personajes, por fuerza tiene que esperarnos alguna que otra sorpresa (como no). Es en esta parte inicial cuando mejor funciona la película, jugando al despiste con nosotros, que asistimos sin saber bien que nos espera e incrédulos descubrimos de que va todo esto (muy bien hasta aquí). Sin embargo su dilatada duración, rozando las dos horas y media, obliga a que o bien el guión y la dirección son muy buenos (como pasaba con la fantástica I saw the devil), o se puede llegar a hacer pesada. Precisamente eso es lo que ocurre, pues a pesar de tener sus puntos buenos (sobre todo hasta la primera hora y media), empieza a liarse y liarse sin parar para mantener nuestra atención, con algún giro digno e incluso sorprendente, hay que reconocerlo, pero en el último tercio del film llegan a ser del todo estrafalarios, poco convincentes, innecesarios en muchos casos, para acabar llegando a un final hasta cierto punto previsible, por lo que no hacía falta darle tantas vueltas al asunto, pues solo logran que uno este pidiendo que suene el campana de final del round ante el peligro de caer knoqueado. Con 40 minutos menos y limando algunos detalles, creo que habría funcionado mucho mejor.
La película me deja sensaciones muy dispares, pues me ha gustado la idea y lo bien que logra transmitir el sufrimiento y evolución de Nobuyuki Syamoto (buena actuación de Mitsuru Fukikoshi), así como el de Murata (muy bien caracterizado por Denden). Mientras que el resto de personajes no llegan a estar a la altura de las circunstancias en la mayor parte del metraje. Encuentro encomiables las escenas crudas, su alto contenido sexual o la sorpresa inicial (da mal rollo), mientras que algunas situaciones que pasan del terror al humor en un instante no sé como tomármelos, si como un punto del director para acentuar lo enfermizo de la situación que contemplamos o simplemente le ha salido así, sea como sea no acaban de encajar en la historia, restándole fuerza al no tomárnosla todo lo seriamente que sería necesario.
Sorprende saber que está basado en una historia real, pues de ser así es de esas que dan mucho que pensar acerca de lo enferma que puede llegar a estar la mente de una persona y como el sufrimiento extremo puede llegar a desquiciar a cualquiera.
Una película que sin ser desaconsejable, obliga a armarse de paciencia para intentar saborearla, habrá quien la considere genial, pero no seré yo, que las he visto bastante mejores.
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