Hay días que a uno no le apetece devanarse demasiado los sesos con películas profundas, complicadas y nada por el estilo, por loq ue es en esos momentos cuando se agradecepasar la tarde con una dinámica y
liviana película épica llegada en esta ocasión desde Corea del Sur.
War of the arrows
está ambientada en el año 1636, época donde históricamente se
produjeron una serie de oleadas de invasiones desde Manchuria sobre
Corea y en la que los saqueadores cruzaban la frontera sembrando la
muerte por allí donde pasaban. Con este trasfondo
histórico nos situamos en una de esas salvajes y despiadadas
incursiones, en la que un joven guerrero llamado Na-mi, asiste impotente
a la destrucción de su pueblo, la muerte de sus vecinos, a la vez que
ve como su hermana, Ja-in, junto a su prometido, Su-Koon, son capturados
y llevados hacia Manchuria
como esclavos, junto al resto del botín de guerra. A partir de ese
momento empezará su particular odisea con intención de rescatarles de
las tierras enemigas y vengar a sus compatriotas.
Como seguramente
habréis podido observar, la sinopsis que os acabo de exponer, responde
al guión tipo de las clásicas de aventuras de capa y espada de toda la
vida: con el héroe de turno que quiere vengar, (como Conan, el bárbaro, protagonizada por Arnold Schwarzenegger,
por citar una). Por lo que en este aspecto pocas sorpresas y novedades
aporta el film al género, que tira de los clichés que han funcionado
siempre.
Sin
embargo, ya depende de la pericia de su realizador para que la obra
quede como una más del montón de discretas películas de aventuras que
cada año llegan a nuestras pantallas o que aporte su particular granito
de arena, por lo que nos quede grabada en la retina.
En este
sentido, quizás el punto más distintivo
que ofrece sea el arma usada en los enfrentamientos, pues se cambia la
omnipresente espada que suele ser el arma por antonomasia, para pasar a
usar el arco y las flechas. Ello hace que simplemente por este hecho, el
fim ya tenga un punto diferenciador,
por el estilo de las escenas de lucha y la manera en la que el director
se ve obligado a usar la cámara para trasmitir una acción que no se
basa en el cuerpo a cuerpo, sino en lanzamientos desde largas distancias
en muchos casos (con primeros planos de los arqueros seguidos de
rápidos travellings y efectos especiales para poder seguir la
trayectoria de las saetas).
Es elogiable que no echemos en falta ese contacto más directo entre los
rivales, dejándonos escenas más cercanas al western, con los rivales
parepetados tras las rocas, esperando el momento oportuno para abatir a
sus enemigos con sus flechas.
Lo que también es innegable es
su sentido de la estética, cuidada en todos los aspectos, tanto en lo
referente a vestuarios de época como en los distintos decorados del
pueblo, para permitirnos sumergirnos completamente en esta épica aventura de época.
Otro
punto destacable, es el endiablado ritmo que tiene de principio a fin y
que la convierten en un perfecto entretenimiento a pesar de sus dos
buenas horas de metraje, pues las continuas escaramuzas en unos
frondosos bosques están perfectamente rodadas con largas escenas donde
predominan rápidos travellings para seguir el avance de los
protagonistas y mantener siempre el interés por parte del espectador,
junto a una música muy funcional.
También
se agradece que el peso que toma aquí la historia romántica y el propio
drama, estén bastante más diluidos que en otras producciones asiáticas,
en las que a veces se abusa hasta la saciedad de escenas lacrimógenas o
azucaradas en exceso, dejando que aquí fluya la acción como hilo
conductor de la historia.
Si acaso, y por ponerle alguna pega,
podríamos argumentar que la película deshecha cualquier intención de
desarrollar minimamente los personajes, más allá de lo esctrictamente
necesario para que podamos identificar sus motivaciones (el deseo de
venganza de Na-mi, las ansias invasoras de los manchurianos...), aunque
los
principales desprenden cierto carisma que no hace que echemos de menos
saber mucho más sobre ellos. Tampoco se trabaja demasiado la época
histórica donde discurre la acción, pudiendo haber sido interesante
haberle dado algo más de peso.
Con todo, un buen equilibrio de cine de aventuras mezclado con la épica oriental, que nos ha hecho pasar un entretenido rato.
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