sábado, 24 de noviembre de 2012

HOTEL TRANSILVANIA (2012)

En los últimos meses hemos sido testigos de la desbordante campaña promocional que Hotel Transilvania ha gozado en nuestras tierras (anuncios hasta aburrir en TV, pegatinas en los cereales o incluso regalando globos en ciertas hamburgueserías de renombre), provocando concienzudamente que los niños coaccionen a sus padres y les "obligen" a ir a ver el film en cuestión a base de pataletas. Tampoco podemos negar que la película emana un aroma cinéfilo de lo más sugerente para el adulto, que ve como los grandes mitos del cine de terror de siempre (desde el hombre invisible, la momia o el hombre lobo hasta el mísmisimo Conde Drácula) se dan cita aquí para compartir pantalla, siendo indudablemente un reclamo fantástico. Pese a eso, y lamentándolo mucho, la experiencia de su visionado nos ha parecido más un espejismo que una realidad, ya que la idea previa en nuestra mente superará al resultado final y eso nunca es una buena noticia, se mire como se mire.
La historia nos presenta a un Drácula excesivamente protector (doblado con esmero por Santiago Segura) que vive en un castillo con su hija, una adolescente llamada Mavis. Ésta, que celebrará en breve su mayoría de edad vampírica (118 años), le pide de nuevo a su padre el poder salir a ver el exterior, pese a los peligros que Drácula siempre le ha explicado que existen (aquí, los humanos suponen la mayor de las amenazas, como era de suponer). Drácula "permitirá" que Mavis salga al exterior, pero hará lo imposible para controlar la situación (excelente secuencia la del pueblo de zombies, tal vez la mejor del film).
Por otro lado, y como regalo de cumpleaños, Drácula decide abrir el palacio bajo el nombre de "Hotel Transilvania" para así invitar a todos y cada uno de sus "amistades" a una gran fiesta dada la ocasión. Entre ellos estarán Frankenstein y su inaguantable mujer (un guiño no tan divertido como podría haber sido), el hombre lobo y su prole (con el acento andaluz más provincial posible...), el hombre invisible o la momia (un personaje muy poco disfrutable) entre muchos otros, que irán presentándose uno a uno en una extenuante consecución de mareantes imágenes tridimensionales que más que fascinarnos, nos acaba por molestar.



Lo que nadie se espera en esa terrorífica fiesta de cumpleaños es la presencia de un insufrible humano (tan solo divertido en su diseño), que ha llegado allí siguiendo a unos zombies y que dará la réplica argumental para, además, enamorar a la insoportable Mavis (ella es la que sufre el peor doblaje del film, que ya es decir!!).
Como ya viene siendo costumbre en la actualidad -sin ánimo alguno de restar méritos a sus realizadores-, el aspecto técnico de Hotel Transilvania resulta de nuevo indiscutible, llegando a una calidad altísima del dibujo y a una factura bellísima que, sin sorprender realmente en nada, sigue siendo perfectamente disfrutable.
Si bien es cierto que tras su estrafalario envoltorio se esconde un claro mensaje sobre los prejuicios del ser humano (resulta tan evidente que pierde trascendencia), el film pretende ser una comedia en todo momento, poniendo empeño a cada minuto que pasa, pero mostrando una incapacidad evidente en su grupo de guionistas, que acuden al estereotipo de "gracieta al uso" mil veces usada cada vez que faltan ideas (hay muchos chistes o bromas tan vistas que ya irritan).


No ayuda tampoco el uso supuestamente cómico de los acentos (nos encontraremos de todo, cubanos, argentinos, andaluces, catalanes....incluso Drácula habla con un deje rumano), ni la desafortunada colección de vociferaciones que predominan (y saturan) el bienintencionado film, pero no perdonaremos que no sea apenas graciosa y que su cometido sea "embelesar" a unos boquiabiertos niños a los que, seguramente, les entusiasme.
El apabullamiento de criaturas que contiene el film nos dispersará las neuronas y provocará cierta confusión en el espectador, que acabará por inquietarse al no saber donde mirar.


El alarde descomunal de efectos desplegado en el film se transformará en dolor de cabeza cuando superamos los 70 minutos aproximadamente, (que hubiesen sido suficientes para terminarlo todo). Así pues, sus últimos 25 minutos se hacen muy cuesta arriba y cualquier adulto sobrio sufrirá y pedirá la hora para que todo termine. Para acabar, me gustaría destacar sus pésimos títulos de crédito finales, que los definiría con una sola y apropiada palabra: espantosos.
En fin, un irregular film de animación estadounidense que se puede hacer dificilmente soportable para el adulto pero que funcionará perfectamente con los niños, ávidos ellos de ruidosas montañas rusas de efectos y gritos.

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