lunes, 2 de enero de 2012

F/X, EFECTOS MORTALES (1986)

Roland Tyler es un experto de los efectos especiales que trabaja para la industria del cine. Durante el rodaje de una escena en la que está trabajando, se le acerca un productor llamado Leitner que se declara admirador de su trabajo y le ofrece un jugoso un contrato para un proyecto en el que está trabajando. Sin embargo en una posterior conversación privada le confiesa no ser tal productor sino formar parte del equipo de Protección de Testigos del FBI, y que realmente le quieren contratar para simular la muerte de Nicolas DeFranco, un pez gordo de la mafia que tras haber sido detenido ahora afronta un juicio en el que debe ser la pieza clave para implicar a muchos otros miembros de la organización. Este hecho hace que se haya convertido en el objetivo número uno a eliminar por parte de la mafia para asegurarse que no llegue vivo al juicio y pueda implicarles a todos. Aceptando el reto de simular la muerte de DeFranco, trazan un plan en el que el mismo Roland debe dispararle mientras come en un restaurante para que haya muchos testimonios de su muerte y no quede ninguna duda al respecto. Pero nada sale como estaba previsto y los disparos de Roland matan al mafioso, sus problemas no acaban aquí al ver como a partir de ese momento alguien está intentando matarle para que no pueda contar nada de lo ocurrido. A partir de entonces debe encontrar la manera de huir de sus perseguidores, esquivar a la policía que le busca por asesinato e intentar aclarar todo lo ocurrido para quedar libre de toda culpa. Un thriller de los 80 que en su momento tuvo bastante buena acogida por parte del público por tener una interesante premisa al poner como protagonista a un especialista de efectos especiales, dando esto mucho juego a la hora de mostrarnos variados trucos para salir bien parado de toda una suerte de situaciones con las que tiene que lidiar a lo largo del metraje. Una trama llena de engaños y alguna que otra sorpresa (las hay más previsibles que otras), que arranca como una cinta de intriga pero que al final tiende más por acabar siendo una pseudocomedia de acción, haciendo quizás que quede un poco desaprovechada por lo que podía dar de sí. Viéndola con perspectiva se puede decir que ha envejecido decentemente, sigue siendo distraída, pero denota una cierta inocencia en algunos momentos que hacen patentes que el cine ha cambiado mucho en estos 25 años. Se le hecha en falta más mala ostia en lo referente a la vendetta personal que lleva a cabo el protagonista, un tono más adulto si cabe para que hubiera profundizado en el personaje y la dura situación que tiene entre manos. También se podía explotar mejor la investigación paralela que hace la policía, siendo esta un tanto lineal y previsible en cuanto a su desarrollo. El ritmo de la película es ágil, tiene una gran intensidad tanto en el principio como en la parte final, para sufrir cierto bajón en la parte central en el que se hace más cuesta arriba mantener todo lo demostrado en un inicio (que no es poco).
Asimismo es interesante ver los efectos especiales usados por Roland, reflejando la realidad de los años 80 donde ni de lejos existían los efectos hechos por ordenador, y en los que cualquier truco, ya fuera de maquillaje, pirotecnia o lo que se les ocurriera, era una labor de artesanía y gran paciencia por parte de los profesionales. En este sentido sí que me parece que se sabe reflejar este hecho viendo lo laborioso que es su trabajo. Mítico es el muñeco que tiene en la entrada de su apartamento y que va asustando a todos los que abren la puerta; si nos fijamos con calma en las paredes del piso, podremos ver entre los falsos carteles de las supuestas películas en las que ha colaborado, algunos carteles reales como el de El hombre lobo de la Universal Pictures, donde se puede ver la cara maquillada por uno de los grandes artesanos del Hollywood de los años 30 y 40: Jack Pierce, claramente homenajeado aquí.
Una correctísima cinta de acción que no decepciona y que nos proporciona una buena dosis de nostalgia para todos aquellos que la vimos hace ya unos añitos.
Después del éxito comercial que tuvo, no sorprende que 5 años después apareciera una secuela que repetía la fórmula y la historia de una manera muy similar, haciendo que sin el factor sorpresa de la primera, su interés fuera mucho menor.


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