
Fuera del trabajo, Dan es un tipo completamente distinto. Su lucidez y elocuencia se ven empañadas por una creciente drogadicción, de la que no consiguió rehabilitarse pese a los esfuerzos de su resignada ex-novia.
Una alumna suya de 13 años, Drey, presencia un lamentable episodio de Dan en los lavabos del instituto pero lo mantiene en secreto para evitar consecuencias indeseables. Drey tampoco tiene una vida fácil, sus padres divorciados y su hermano encarcelado por venta de estupefacientes la convierten en una solitaria e influenciable niña en una edad muy determinante.
Su extraña relación desembocará en una insólita amistad donde compartirán sus caóticas vidas para tratar de ayudarse mutuamente, descubriendo que se sirven como complemento entre ambos para ocupar sendos vacíos emocionales.

Jugando con enfoques inestables (casi todo el film rodado cámara en mano) y transmitiendo una sensación de veracidad elogiable, destaca dentro del género por una lucidez argumental embaucadora y un prodigio de actor principal, capaz de extraer el máximo a su complejo personaje.
Sin duda, la actuación de Gosling es admirable, como ya nos ha venido demostrando en sus últimos y estupendos trabajos (tanto en Blue Valentine en 2010 como en la más reciente Drive), ganándose un pódium de honor en la siguiente generación de actores, siendo de los intérpretes más destacados de los últimos tiempos (a su mánager también habría que elogiarlo, sabiéndole escoger los papeles más interesantes).
La profundidad emocional en algunos momentos y la creciente intensidad argumental que se respira en el film no son fruto de la casualidad, siendo uno de esos raros casos donde la historia coge una inercia propia y se desvela sombría e interesante, pese a sus desdibujados retratos secundarios (Dan y Drey son los únicos con un perfil creíble).


Palabrerías filosóficas mías a un lado, el film no ahonda más allá de dos personajes y un atractivo e insólito planteamiento de la situación, para terminar tambaleándose por un excesivo e inmerecido metraje (proviene de un cortometraje, de ahí la sensación de minutos estirados).
Escenas desgarradoras como la del baño de instituto donde Dan se avergüenza de su comportamiento ante su alumna o sus lúcidas lecciones en clase son suficientes como para que descubramos una cinta diferente, de trasfondo ético pero de moralidad atípica, todo un cóctel de admirable creación, sin duda.
Destacar que la soberbia actuación de Gosling le valió una merecida nominación a los Oscars en 2006, aunque deberá esperar a otra ocasión para alzarse con la estatuilla.
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