Recomendable festival de zombies al estilo francés que logra combinar diferentes géneros de una manera muy original, a la par que otorga cierta personalidad al tan de moda campo de los humanos descompuestos.
El primer largometraje de Yannick Dahan y Benjamin Rocher da comienzo cuando un grupo de policías corruptos se adentra en un edificio del norte de París, donde según parece, se esconden unos gángsters culpables de la muerte de un compañero. En medio del ajuste de cuentas entre ambos bandos sucede algo del todo inesperado. Una horda de criaturas caníbales claramente rabiosas invadirán el edificio, infectando a mordiscos a todo el personal allí presente. Sin tiempo para otros asuntos, surgirá una peligrosa alianza entre los dos bandos, que se enfrentarán a un enemigo en común mucho más terrorífico.
Esta estimable cinta francesa hace alarde descarado de un carácter propio, con unos primeros 20 minutos de auténtico frenesí zombie y que nos regala también un clímax repleto de monstruosas criaturas hambrientas de carne humana, como en los mejores tiempos de Romero.
El problema, como de costumbre, está en su desarrollo intermedio, con altibajos constantes en su narrativa y ciertos frenazos argumentales que no le hacen ningún bien.
La inquietante y repentina aparición del primer infectado consigue helarnos la sangre, incluso logrando magnificar aún más la angustia y el nerviosismo allí vivido gracias a su feroz ataque. El edificio como escenario del atrincheramiento me recordó a la recientemente laureada en Sitges Attack the Block (debo ser el único del planeta al que le pareció muy floja) mezclada con la peculiar atmósfera realista de la saga REC, de Balagueró y Plaza, obteniendo un film meramente de acción (polis, tiros y traiciones) pero con un trasfondo apocalíptico.
Rodada con suficiente brío y con mucha energía sólo se ve afectada por las causalidades del proyecto, dignas de una generación de cineastas que han crecido jugando a la X-Box y saboreando teleseries (por momentos parece que estemos ante True Blood, por algún que otro movimiento rápido de los zombies y una fotografía de grises y oscuros predominantes).
Pese a los infortunios del guión, el aliento del film no descansa y nos hace pasar un buen rato, ya sea porque nos gusten los no-muertos o porque nos sentimos atraídos por esa sensación tan intrigante que se respira. ¿Qué son esos seres?, ¿Es el fin de la humanidad?, ¿Cómo los liquidamos?, tal vez no tenga un lugar de honor en la filmografía zombie mundial, pero lo que sí es cierto es que está en la pole position del cine europeo de ese género.
A nivel de actores, todos cumplen con su cometido sin necesidad de volcarse en sus papeles en exceso, ya que son meros maniquís entre tanto efecto y no hay tiempo para descubrir mucho sobre ellos.
Si bien una escena destaca sobre el resto (aparcando la citada primera aparición zombie) es aquella donde una verdadera horda de infectados acosan a nuestro protagonista salvajemente mientras éste, encima de un automóvil en un párking, mutila y dispara sin parar a esa legión de seres que se cuentan por cientos. Sin duda, de las mejores secuencias del film y lógica portada de la misma.
Nominada a mejor película en el pasado Festival de Sitges 2010, nos deja momentos valiosos y acción sin pausa, pero no alcanza un resultado notable en su valoración conjunta debido, entre otras cosas, a su carente habilidad para persuadirnos.
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