Tengo que reconocer que me ha sorprendido positivamente, ya que de inicio la presencia de Santiago Segura me tiraba un poco para atrás y me hizo presagiar una comedia mucho más tonta, sin embargo y afortunadamente me equvivocaba y ha sido una de las películas españolas en tono de comedia más acertadas de los últimos años y con las que mejor me lo he pasado. Nos situamos en los años 60, en plena dictadura de Franco, pero concretamente nos adentraremos en un mundo poco conocido de aquellos duros años de una España que iba a la cola de Europa en muchos sentidos, el de los cómics y en concreto en la Editorial Bruguera (clásica para los que disfrutamos de sus cómics durante nuestra infancia), donde trabajaraon muchos años varios de los dibujantes más conocidos y famosos en nuestro país, Escobar, creador de Zipi y Zape o Ibáñez creador de los míticos e inmortales Mortadelo y Filemón, entre ellos también "trabajaba" Vázquez (Santiago Segura), un "rara avis", todo jeta y caradura que se las apaña para deber dinero tanto a acreedores como a amigos por igual, un vividor que se las ingeniaba para no dar un palo al agua si era posible y hacer lo que realmente le apetecía, o sea nada de provecho. El film tiene el interés más allá de la pura comedia, de conocer vivencias y anécdotas reales de su vida que son para alucinar, de esas que parecen imposibles, pero que realmente sucedieron. Pero como toda historia personal, no todo son alegrías para Vázquez, y más allá de la parte canalla y divertida, existe cierta tragedia en el trasfondo de este peculiar dibujante. Me ha gustado sobre todo por el personaje y la época con la censura de por medio y el recato típico de esos años; justo me acabo de leer un cómic que se llama "El invierno del dibujante", que retrata los años 58 y 59, cuando varios dibujantes de la Editorial Bruguera intentaron independizarse y montar una pequeña editorial por su cuenta, por lo que tenía ganas de verla.
Sin embargo hay algunos peros: no te acabas de creer la ambientación de los años 60 en Barcelona, cuando abren plano y ves todo el cielo hecho por ordenador, y huele a decorado cutre en más de un momento. El responsable del maquillaje de Ibáñez hace un trabajo horrendo con la peluca de calvo que le han puesto, parece una de esas que puedes comprar en carnaval. La falta de veracidad en algunos puntos de la vida de este "genio" y por no trabajarse más la ambientación (que no todo es poner un 600, un retrato de Franco y ya estamos en los años 60...), hacen que no le de más nota. No obstante es un producto altamente recomendable para pasar un buen rato y descubrir a uno de los vividores más grandes que ha habido.
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