En esta ocasión, la historia trata sobre el secuestro de la hija de un predicador y de como la desaparición de la niña transformará por completo la vida de los padres, destruyendo completamente el matrimonio y la vida de ambos. Cada uno de ellos se volcará a su manera para hacer lo posible por encontrarla, pero siempre con la sensación de que la distancia entre ellos se ha convertido en un precipicio casi imposible de vencer. Ciertas circunstancias provocarán que el hombre sea capaz de sacrificarlo todo y romper con su vida para intentar rescatarla y vengarse por lo que ha pasado él y los suyos, pero antes deberá encontrar al secuestrador...

Al estilo coreano, como os podéis imaginar se ahorran las sutilezas y moderación tan típicas que suele imperar en el cine occidental y que hace que en algunos momentos pueda haber algunas imágenes crudas para estómagos sensibles. La historia está bien trazada y va ganando

En cuanto a las interpretaciones, muy bien Kim Myung-Min en su papel de padre, sabiendo expresar la desesperación y destrucción personal que ha sufirdo por los años de ausencia de su hija y que con la posibilidad de poder vengarse del secuestrador se lanza en su búsqueda; asimismo el actor que hace de secuestrador muestra una frialdad que da muy mal rollo, y tiene alguna escena que es notable, como la del hacha (y no la usa para nada bueno, como tiene que ser...). Una película dura, sí, pero sin llegar al nivel de otras como "I saw the devil" o "The chaser" que a mí me afectaron bastante más. Tal vez solo un final un tanto "precipitado" le resten un poco de fuerza a la historia, pero aún así una película notable y recomendable.
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